Sesión de masaje para un cachorro de mastín leonés tras una dura jornada de trabajo
Las vacas que protege una mastina leonesa de seis meses premian al can con toda serie de mimos. Lamen y acarician con la cabeza a la hembra cuando es encerrada en un establo junto al ganado por la noche.
Estas tiernas imágenes han sido grabadas por el comercial de piensos y paja y cazador Pedro Patiño. El cazador es un activo defensor de la caza y del mundo rural en redes sociales. Entre los estudios en defensa de la actividad cinegética en los que está inmerso actualmente el palentino está el Proyecto Coturnix en Castil de Vela, localidad de la provincia de Palencia.
Un perro protector del ganado daría la vida por el rebaño
Tina, es una hembra de seis meses de mastín leonés que vive junto a una vacada cruce de berrenda, raza vacuna autóctona de Andalucía y Salers, originaria de Cantal en el Macizo Central de Francia. Desde corta edad, la perra convive con las reses. De esta manera se crea un vínculo fuerte e indisoluble entre el rebaño y el can.
La enseñanza del perro protector del ganado comienza desde su destete, a partir de los 2 meses. En un primer periodo el can permanece encerrado junto al ganado. Se denomina impronta a este proceso, a la socialización de los cachorros hacia las ovejas, cabras o vacas.
La impronta en el perro protector del ganado
En el caso de los perros pastores, "la impronta indica el aprendizaje del animal con relación al pastoreo y a desarrollar su instinto que viene en su historial genético, como guardián de rebaños". El primer año del perro pastor resulta fundamental para que asimile la imagen, los sonidos y los olores del ganado que va a proteger el resto de su vida. Según la FCI el mastín leonés, "acompañó ya en tiempos de la Mesta al ganado, defendiéndole del lobo y demás depredadores a lo largo de todos sus desplazamientos. Actualmente acompaña a numerosos rebaños, tanto estantes como trashumantes, desempeñando su función ancestral".
Alba Ruiz Flores
