Posición de Botsuana respecto al elefante en la 15ª Conferencia de las Partes (CITES)

Botswana tiene programas activos y reconocidos internacionalmente de conservación y gestión de las áreas protegidas, en los que están implicadas las comunidades rurales.


Esto se basa en el principio de que a largo plazo la convivencia con los elefantes, así como el mantenimiento del hábitat del elefante y otras especies silvestres solo se puede mantener en áreas en las que el uso de la tierra sea compartido, si estas comunidades obtienen un beneficio económico significativo de la fauna silvestre. Sin embargo, Botswana, en la Conferencia de las Partes de CITES tuvo que enfrentarse a varios intentos de otras Partes, sobre todo Kenya, de imponer una moratoria de veinte (20) años sobre el comercio o inclusión de sus poblaciones de elefantes en el Apéndice I.

Información general sobre el elefante en Botsuana

El elefante africano (Loxondonta africana), es el buque insignia de la conservación en Botswana. Las poblaciones de elefantes causan un gran daño a la propiedad y los cultivos. Sin embargo, su uso sostenible puede contribuir significativamente al desarrollo de las comunidades y servir como incentivo para la participación comunitaria en la conservación y la convivencia. El Gobierno de Botswana, en consulta con todas las partes implicadas, sigue conservando y optimizando las poblaciones de elefantes, al tiempo que garantiza el mantenimiento de los hábitats y la biodiversidad, promoviendo la contribución de los elefantes al desarrollo nacional y a la mejora de los medios de subsistencia en las comunidades dentro de su rango de distribución. El uso de productos de elefante y sus derivados es un factor importante para la conservación sostenible, el fortalecimiento de la vigilancia de la fauna y las iniciativas de lucha contra el furtivismo. En consonancia con la decisión 10.2 de CITES, todos los ingresos desde el 1999 al 2008, obtenidos de las subastas, han sido depositados en un fondo fiduciario denominado Fondo Fiduciario para la Conservación (CTF), establecido por una ley del Parlamento de Botswana el 08 de febrero de 1999. El Fondo es administrado por una Junta de Síndicos compuesta por representantes de las organizaciones comunitarias, gubernamentales y agencias de conservación. Los fondos de la CTF se utilizan exclusivamente para la conservación del elefante y de la comunidad, y para los programas de desarrollo dentro o adyacentes al área de distribución del elefante. El setenta por ciento (70%) del total de ingresos se reinvierte en la conservación del elefante, mientras que el restante treinta por ciento (30%) se utiliza en proyectos de desarrollo comunitarios. Algunos de los proyectos cubiertos por esta categoría incluyen el monitoreo del movimiento de las poblaciones de elefante, uso del agua por la fauna, la lucha contra el furtivismo y la formación de las comunidades en operaciones de control de animales problemáticos, así como compensar a los agricultores por la destrucción de los campos de cultivo o proyectos agrícolas. Los proyectos están dirigidos principalmente a las comunidades que pagan el precio o llevan la peor parte al vivir lado a lado con los elefantes. Hasta la fecha un total de ocho (8) proyectos comunitarios y catorce (14) proyectos de conservación de elefantes han sido financiados por una suma de 3 millones de dólares. Esto garantiza un equilibrio entre los objetivos de conservación sostenibles y los objetivos de desarrollo de la comunidad para el beneficio tanto de los elefantes como de las comunidades rurales que incurren en los costos de coexistir con los elefantes. Debido a los eficaces esfuerzos de conservación y protección, hay un aumento al alza en la población de elefantes de Botswana. Este incremento continuo de la población de elefantes influye en la cantidad de marfil acumulado como resultado de la mortalidad natural y las medidas adoptadas para mitigar el conflicto entre humanos y elefantes. La población de elefantes ha ido en aumento, y por lo tanto, se ha expandido a nuevas regiones. No obstante esta dispersión depende de la voluntad de las comunidades rurales para convivir y compartir recursos con los elefantes. Estado de la Población El último censo de elefantes en Botswana se llevó a cabo en septiembre de 2006. Se estima que actualmente hay 154.658 (+/- 14%) elefantes en Botswana. Esta población de elefantes se estima que crece entre el 5 y el 6% anual. Costes de almacenamiento Los costos totales de almacenamiento para el marfil se elevan a 118.545,50 dólares por año, lo que cubre todos los gastos de funcionamiento tales como la seguridad, servicios públicos, transporte, alquiler y los sueldos. Aplicación de la Ley Desde mediados de 1980, Botswana ha comprometido ingentes recursos a la protección de sus recursos de vida silvestre, en especial los elefantes, que es la razón por la cual la población nacional ha alcanzado niveles sin precedentes en la actualidad. Los costos anuales de aplicación de la Ley se sitúan en cerca de 5 millones de dólares. Esto incluye los costos asociados con la aplicación de un programa de Supervisión sobre la Muerte Ilegal de Elefantes (MIKE). Posición de Botswana en relación al Comercio de Marfil • Botswana está comprometida con la conservación de los elefantes. Ningún elefante se mata específicamente con el propósito de entrar en el comercio legal. El comercio de marfil está limitado a la aprobación de CITES y al marfil controlado por el gobierno que se ha acumulado por mortalidad natural o en operaciones de control de animales problemáticos. • Botswana reconoce que es importante que los elefantes se integren en las economías rurales como activos. De este modo, los elefantes pueden contribuir al bienestar y al desarrollo de las personas como ya se ha demostrado mediante la asignación de las cuotas de caza para las comunidades que viven en las áreas de distribución del elefante. Creemos que con los beneficios que se devengan directamente a las comunidades, estas se dan cuenta que tienen una participación en la existencia continuada de elefantes en cantidades razonables y esto es una de las herramientas de conservación más poderosas del país y de África en su conjunto. • La existencia del comercio ilegal no debe perjudicar al comercio legal. Botswana seguirá explorando maneras de obtener valor de los productos de elefante, para de este modo mejorar el valor económico de los elefantes, que se encuentran en abundancia, particularmente en la región norte de Botswana. • Botswana apoya plenamente todas las decisiones asociadas al listado de sus elefantes (en el Apéndice II) incluyendo la decisión 14.77 como se indica en el Comité Permanente de CITES, que aboga por el desarrollo, para su aprobación, de un proceso de mecanismo de toma de decisiones para el comercio de marfil, a más tardar, en la 16 ª reunión de la Conferencia de las Partes de CITES (COP16). • Hasta la fecha no hay pruebas de ninguna conexión entre sacar del Apéndice II a los elefantes, las propuestas comerciales y el comercio ilegal de marfil. Por el contrario existen, de hecho, muchos factores que pueden influir en la incidencia de las actividades ilegales, tales como los regímenes débiles de conservación, la inestabilidad política, la pobreza, la disminución de los recursos para la conservación y aumento de los conflictos entre humanos y la fauna salvaje. La venta de marfil, controlada y supervisada a nivel internacional, que tuvo lugar el 31 de octubre de 2008 en Botswana, no produjo incentivos para los furtivos, ya que todos los ingresos del comercio fueron dedicados a la conservación del elefante y el desarrollo de las comunidades locales. • Botswana se ha comprometido, dentro de sus posibilidades como país en desarrollo, a ayudar y cooperar con los países vecinos y las organizaciones internacionales creíbles para monitorizar las tendencias en la situación de los elefantes y el comercio ilegal de marfil. • Botswana respeta el derecho de los países que se oponen al comercio de marfil, sin embargo, es injustificado para otros países el imponer su política de no utilización (de los productos de marfil) en detrimento de los países con áreas de distribución de elefantes que han logrado manejar y conservar sus poblaciones de elefantes. Esto equivale a castigar a aquellos que tienen éxito en la conservación de sus recursos naturales y por lo tanto, el síndrome de "tirar de ellos hacia abajo". Conclusión En conclusión, Botswana se opone firmemente a la propuesta de Kenia y sus aliados y mantiene que el texto original de la anotación del elefante que se aprobó en la 14ª Conferencia de las Partes se mantiene y todas las decisiones adoptadas relativas a la inclusión en la lista del elefante africano se implementan como se acordó. Lo contrario, serviría para ridiculizar el proceso de toma de decisión de CITES, por lo tanto, no se debe permitir que vea la luz del día. Botswana está presionando a otros países del sur de África en el área de distribución cuyos elefantes se enumeran en el Apéndice II, para apoyar la apertura de una ventana al comercio de marfil para que pueda deshacerse de sus stocks de marfil procedentes de la mortalidad natural después de los nueve (9) años acordados en la COP 14. Por otra parte, los Estados miembros de CITES deberían comprometerse a comprar elefantes de Botswana vivos y asumir todos los costos asociados. Botswana se compromete a continuar cumpliendo con sus obligaciones nacionales e internacionales sobre la conservación del elefante.
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