Las más de dos toneladas de colmillos de elefante y cuernos de rinoceronte iban camufladas como fruta destinada a ser exportada a Malasia.
«La carga, ilegalmente declarada como aguacate fresco, estaba empaquetada en 12 cajas de madera, que llamaron la atención por el modo de empaquetado, el peso y el destino», afirmó en un comunicado el Servicio de Fauna de Kenia, KWS, que está investigando el origen de los 317 colmillos y cinco cuernos, aunque creen que la mayoría fueron extraídos de animales muertos por causas naturales.
La agencia ha manifestado su preocupación porque está aumentando el tráfico ilegal de productos de animales desde Kenia hacia Oriente Próximo y Asia. Este año, se han interceptado cargamentos parecidos en Tailandia, Vietnam y Hong Kong.
El furtivismo también está aumentando alarmantemente. El pasado año se mataron ilegalmente 204 elefantes y 13 rinocerontes, frente a los 94 y cinco, respectivamente, del año anterior. La población de elefantes en Kenia es de 38.000 y se calcula que al año sólo mueren entre 200 y 300 de forma natural.
Kenia se ha negado a abolir la prohibición de nueve años de vender marfil, acordada por la Convención de Comercio Internacional de Especies en Peligro, CITES, en contra de la petición de algunos países vecinos africanos con poblaciones de elefantes en aumento.
