Nos crecen los enanos

Qué razón tienen aquellos que mantienen que a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Algo que si bien es científicamente comprensible —ya que un animal flaco suele serlo por debilidad y, ante la debilidad, las enfermedades y los problemas físicos siempre encuentran cobijo—, resulta más difícil de explicar cuando ese perro flaco, ese sector cinegético lleno de problemas, debería tener la fuerza, unión y por tanto salud, que el número de cazadores, empresas, puestos de trabajo y montante económico que mueve harían en principio presuponer.


Pero una única enfermedad, la de nuestro egoísmo, nuestro egocentrismo y nuestra falta de unión, nos convierte tradicionalmente en un perro flaco vulnerable ante cualquier ataque proveniente de fuera del sector. Los egoísmos, al no importarnos los problemas que no nos afectan directamente, los egocentrismos, permitidos e incluso fomentados entre los rectores cinegéticos, y la falta de unión para afrontar los problemas y, dando un golpe en la mesa, plantear soluciones, que para solucionar los problemas ya están los otros, decimos, nos lleva una y otra vez a —como diría un castizo— permitir que nos den las del pulpo: golpes por todos lados. Y las que nos van a dar cuando transcienda que ahora, sumándose a la moda de políticos, caraduras, vividores y sinvergüenzas varios, nos encontramos, según publica la revista Jara y Sedal y se hacen eco en diversos medios de comunicación como radio Marca, con el presidente de la federación que dicen nos representa, la de caza, imputado por presuntos delitos de administración desleal, falsedad documental, apropiación indebida y estafa, al haber admitido a trámite el Juez titular del Juzgado de Instrucción Nº 50 de Madrid, Esteban Vega, una denuncia presentada contra él por Mutuasport. Éramos pocos y parió la abuela, pensarán muchos leyendo esta noticia después de la retahíla de escándalos del último año y medio y del desolador recuerdo de vacunas recombinantes o municiones alternativas. ¿Podrá un sector tan criticado históricamente soportar que su hipotético máximo responsable sea juzgado por presuntos delitos de corrupción? ¿No tienen responsabilidad suficiente en el Consejo Superior de Deportes para tomar decisiones en situaciones que pueden perjudicar seriamente la imagen de una entidad amparada por ellos? ¿Dónde están el resto de responsables del mundo de la caza que no hacen algo para salvaguardar la imagen de una actividad ancestral que les da de comer? ¿Cómo se ha podido llegar a situaciones de este tipo y quiénes son los responsables, los que las han apoyado, los que las mantienen y los que las permiten? ¿Continuaremos los cazadores impasibles, aborregados y sumisos ante estos escándalos que una y otra vez tanto nos perjudican, sin que ninguno alcemos nuestra voz ni demos ese puñetazo en la mesa?
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