Hogueras entre árboles frutales para protegerlos de las heladas de marzo
Cataluña

Hogueras entre árboles frutales para protegerlos de las heladas de marzo

Ante una climatología tan desfavorable en un momento del calendario tan delicado como la formación y la floración de las yemas, los agricultores catalanes han acudido a un método ancestral para proteger su trabajo y modo de vida.


Las Tierras del Poniente aglutinan las comarcas leridanas de Segriá, Noguera, Plana de Urgel, Urgel, Las Garrigas y Segarra. Allí, los campos de árboles frutales recibían una terrible amenaza durante el pasado fin de semana: las temperaturas por debajo de cero grados centígrados.

Así lo avisaban los expertos el pasado 14 de este mes de marzo: “Si las temperaturas bajan de la cota cero, pueden provocar daños importantes en frutales y almendros, que están en plena floración”. Estas heladas nocturnas pueden malograr esa floración, germen de las futuras frutas, echando por tierra todo el trabajo y los resultados futuros de estos agricultores. Alto que ya sucedió durante el mes de marzo de 2022, con unas heladas que prácticamente arrasaron las cosechas de la plana de Lleida y ocasionaron pérdidas millonarias.

 

Heladas que matan la fruta

Esas heladas se producen cuando las temperaturas más bajas del aire se acercan a tierra baja, ocasionando la cristalización en hielo de las superficies como las de los vegetales. Al suceder esto, si el hielo afecta a las células de los tejidos sensibles de estos árboles y plantas, destruyen las paredes celulares y las marchitan, matando ese tejido vegetal. Lo mismo sucede con las yemas de las flores y los frutos en formación.

 

Fuego contra el hielo

La técnica tradicional que llevan siglos empleando los agricultores de todo el mundo ha sido la colocación de pequeñas estufas, quemadores de gas, hogueras o antorchas alimentadas actualmente con parafina. Esto calienta el aire que está en contacto con los árboles, evitando esa congelación.

Afortunadamente, las previsiones meteorológicas se vieron alteradas por una capa discontinua de nubes, el antídoto perfecto contra las heladas invernales, ya que esa formación nubosa evita que el calor acumulado durante el día se pierda hacia arriba y las temperaturas no bajan tanto como para generar las heladas.

 


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