Los ecologistas, que casi llevan a la extinción al arruí en España, contra los que han conservado la especie: los cazadores

Los ecologistas, que casi llevan a la extinción al arruí en España, contra los que han conservado la especie: los cazadores

En estos tiempos modernos en los que el postureo, la vacua apariencia y el cinismo campan a sus anchas, los conservacionistas y ecologistas llevan tiempo empeñados en batir alguna marca mundial en tales modalidades y figurar, con todos los honores, en el Libro Guinnes de los Récords. Y a fe que están cerca de conseguirlo.


La última tentativa la acaban de acometer estos señores ecologistas con motivo de los planes del Gobierno regional de recuperar la Reserva Regional de Caza en Sierra Espuña y, con ello, de restituir a los cazadores murcianos los legítimos derechos de los que están injustamente privados desde hace doce largos años. Y ante la posibilidad de que las decenas de miles de aficionados a la cinegética que hay en la Región puedan abatir algún arruí en este entorno natural, han puesto el grito en el cielo y han presentado “unas extensas alegaciones”, informa la prensa murciana, para mostrar su más rotunda oposición y rechazo a esa iniciativa pública.

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El funcionamiento de la reserva natural de caza de Sierra Espuña, se estableció, por Decreto 2612/1974 de 9 de Agosto, por el que se reglamenta el funcionamiento de las Reservas Nacionales de Caza.

Una vez transferida, la reserva natural de caza a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, se creó, la Junta Consultiva de la Reserva Regional de Sierra Espuña, mediante el Decreto 40/1985 de 5 julio de 1985, por el que se regula la Junta Consultiva de la Reserva Regional de Sierra Espuña, con el fin de organizar el funcionamiento de la citada reserva (condición que no se está cumpliendo desde el 2014).

La LEY 7/2003 de 12 de Noviembre de Caza y Pesca Fluvial de la Región de Murcia, cambió la denominación de Reserva Natural de Caza de Sierra Espuña, pasándose a llamar Reserva Nacional de Caza de Sierra Espuña (disposición adicional IV). En la citada Ley de recogen las características y funcionamiento que deben tener una reserva de caza en la Región (artículo 13).

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Tener presente que, la Ley 7/2018 de 20 de julio, modifica la Ley 42/2007 de 13 de Diciembre del Patrimonio Cultural y la Biodiversidad (artículo 64 ter.). Por tanto, en la zona de influencia del arruí, es catalogado como especie cinegética.

La Federación de Caza de la Región de Murcia entiende que, ante el incumplimiento de esta normativa se están vulnerando los derechos legítimamente adquiridos como ciudadanos.

El rechazo de los grupos ecologistas a que se recupere la Reserva Regional de Caza en Sierra Espuña resultaría legítimo, y hasta comprensible, si no viniera de manos de la organización que mayor responsabilidad ha tenido en el exterminio masivo de los arruís que desde hace unos años se ha producido en ese paraje. Sí, señores, dejémonos de una vez por todas de paños calientes y contemos las cosas tal como han ocurrido.

Desde la publicación de la tristemente conocida sentencia del Tribunal Supremo de 16 de marzo de 2016, por la que se incluía al arruí (Ammotragus lervia) entre las especies exóticas invasoras, ANSE ha venido presionando de manera incansable a la Comunidad Autónoma para impulsar el completo exterminio de este bello animal en territorio murciano. Ni un músculo del rostro se les ha movido ante la masacre que ha supuesto el abatimiento indiscriminado e implacable de más de 8.000 arruís en Sierra Espuña (hembras preñadas, chotos, ejemplares jóvenes…), cuyos cadáveres putrefactos han tapizado durante mucho tiempo los resecos parajes de un parque natural, convertido (con el entusiasta apoyo de alguna de esas presuntas organizaciones ecologistas) en un auténtico Auschwitz animal.

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Este mismo ANSE que, en sus alegaciones contra la Reserva Regional de Caza, se muestra escandalizado ante la posibilidad de que los cazadores murcianos puedan abatir un pequeño puñado de arruís cada año, de manera reglada y con criterios de gestión y sostenibilidad ambiental, son los mismos que sin rubor siguen advirtiendo en el mismo escrito de que a este ungulado hay que perseguirlo hasta su completa aniquilación en la Región. Los mismos que se oponen a que un cazador pueda desplazarse hasta Murcia para recechar a uno de estos magníficos animales, generando con ello una evidente riqueza para todo el medio rural (alojamiento, manutención, desplazamiento, visitas turísticas…), defienden sin rubor que al arruí hay que exterminarlo a balazos por medio de los agentes medioambientales, por más que ello implique un elevado coste para la Administración regional.

Un mínimo razonamiento permite alcanzar dos conclusiones irrefutables: que estos pretendidos ecologistas no sienten el menor amor ni respeto por estos animales y que les da exactamente igual su suerte (insisto, ellos son los principales impulsores de la implacable persecución a la que han sido sometidos en la última década) y que en esta materia no tienen otra política medioambiental que la que se deriva de su irracional odio a los cazadores.

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Vista aérea de rebaño de arruís.

Señores ecologistas. Nadie con un mínimo conocimiento de la naturaleza se atreve ya a negar que la caza es un instrumento de gestión medioambiental imprescindible. Si queremos disfrutar en un futuro de un medio ambiente sano, equilibrado y sostenible no queda otra opción que contar con los exhaustivos conocimientos y la preciosa gestión que desarrolla el colectivo de cazadores.

La caza forma parte además de nuestra esencia desde hace cientos de miles de años, desde mucho antes de que el primer homínido se alzara sobre sus patas traseras y empezara a utilizar las más primitivas herramientas. Eso no pueden cambiarlo ni ustedes ni cualquier moda de las que ahora se instalan entre una parte de la sociedad de un día para otro.

Como tampoco pueden cambiar que algunos de los principales referentes históricos de la defensa del medio ambiente en el mundo, de las personas que más han contribuido a concienciar a la población de la necesidad de amar, respetar y cuidar la naturaleza, como nuestros admirados Félix Rodríguez de la Fuente y Jim Corbett, entre otros muchos, fueran cazadores. Unos hombres de talla excepcional.

 

Federación de Caza de la Región de Murcia (FCRM)

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