Aparecen los restos depredados de una becada en el centro de Oviedo
Asturias

Aparecen los restos depredados de una becada en el centro de Oviedo

Encuentran una becada devorada en las calles de la capital asturiana. Si ya es difícil dar con ella en el monte, más que improbable es hacerlo en plena ciudad.


Ayer, la cuenta de Instagram @fansorda publicó la imagen de una becada devorada, aunque no en su totalidad, en pleno centro de Oviedo. Es un hallazgo llamativo teniendo en cuenta de que es una especie que difícilmente se deja ver en núcleos urbanos.

La dama del bosque

La becada, o arcea -como se la denomina en Asturias- (Scolopax rusticola) es huidiza, astuta e inteligente. Su caza se convierte todo un desafío en el que el éxito depende, en gran medida, de la valía del perro. Si bien el instinto natural y la afición intrínseca es determinante, más aún lo es un correcto entrenamiento. El conocimiento, la dedicación y la constancia son aspectos fundamentales en la consecución de muestras firmes,

Se trata de una modalidad exigente tanto por las características del biotopo como por la naturaleza escurridiza del ave, aunque si en algo coinciden los becaderos es en la enorme satisfacción que reporta. El perro de muestra más utilizado, especialmente en el norte de España, es el Setter Inglés, aunque otras razas como el Spaniel Bretón y el Pointer Inglés también poseen grandes cualidades para este tipo de caza. La polivalencia y dureza del Griffon Korthals y el Drahthaar los convierte también en buenos cazadores de becada.

Una rapaz, posible causante de la muerte

Se desconocen las causas de la muerte del ejemplar encontrado en Oviedo, pero todo apunta a que fue víctima de un depredador. La pregunta es de cuál habiendo ocurrido en un casco urbano.

Algunas aves rapaces se han adaptado a la vida urbana y a menudo frecuentan grandes núcleos de población. Es el caso del cernícalo vulgar, un pequeño falcónido que aprovecha las corrientes térmicas urbanas para observar a sus presas y cernirse, de ahí su nombre. Precisamente aprovechan las corrientes para mantenerse suspendidos en el aire y localizar a sus presas lo que se conoce como “caza en suspensión”. Su aguda visión ultravioleta le permite detectar, desde las alturas, pequeños mamíferos por los rastros de la orina que dejan a su paso. Además de mamíferos, también se alimenta de pequeñas aves e insectos.

El halcón peregrino, perteneciente también a la familia Falconidae, es otra de las rapaces que daría el perfil. Aunque su dieta es variada en términos de especies, se alimentan principalmente de aves. El rápido vuelo en picado y sus prominentes garras los convierte en uno de los predadores más efectivos del mundo de las aves rapaces.

El azor común por su parte frecuenta las áreas verdes de las ciudades en búsqueda de alimento. Su dieta se basa principalmente en aves y pequeños mamíferos a los que acecha desde la vegetación más espesa y persigue ágilmente en zonas arbóreas.

Por último, podríamos esperar que hubiera sido obra del milano negro ya que es otra de las rapaces que frecuentan las inmediaciones de las ciudades. Se alimenta tanto de presas vivas como de carroña, razón por la cual es relativamente sencillo encontrarlos sobrevolando vertederos.

Peligro: gatos

Si no se tratase de un ave, podríamos esperar que hubiera sido un felino el que hubiera acabado con la vida de la becada. Es una hipótesis más que probable teniendo en cuenta la cantidad de gatos que pueblan las calles, casos anteriores y la opinión de especialistas.

Las colonias felinas ponen en peligro la fauna silvestre según investigadores de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y la Estación Biológica de Doñana. En un escrito publicado en la revista científica “Conservation Science and Practice” ya advirtieron hace tiempo de que se trataba de uno de los depredadores más perjudiciales para la conservación de la biodiversidad.

Los gatos asilvestrados son la principal causa de mortalidad de pequeños mamíferos y aves por delante de otras causas como el envenenamiento, el atropello o la caza humana según los expertos. Pese a su crítica al anteproyecto de la Ley de Bienestar Animal, hoy esta se ha convertido en una realidad.

 

Los restos de la arcea

Aunque nunca llegaremos a saber cuál ha sido el causante de la muerte de la arcea, por los restos que se aprecian en la imagen, parece que apunta finalmente a un ave de presa que, una vez la haya atrapado al vuelo, tras observarla con su aguda vista, la transporta con sus afiladas garras, y al estar dotada de un pico fuerte y curvo, desgarra su carne con facilidad. La ausencia de sangre en el lugar dónde fue hallada, nos indica que llevó a la presa para consumirla en lugar seguro para alimentarse sin ser molestada por otras aves depredadoras o mamíferos carroñeros. Probablemente el lugar alto desde el cuál observó a su presa. Posteriormente, dejó caer los restos. Es un comportamiento bastante común al ave de rapiña.

 


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