La perdiz con reclamo, un arte que cumple los requisitos para ser bien de interés cultural

La perdiz con reclamo, un arte que cumple los requisitos para ser bien de interés cultural

Ahondamos en una modalidad de larga trayectoria que la Federación Andaluza de Caza ha propuesto como Bien de Interés Cultural.


La caza de la perdiz con reclamo reúne los requisitos necesarios para ser considerado Bien de Interés Cultural. Así lo prueba un estudio realizado por el Departamento de Antropología de la Universidad de Sevilla. El vocabulario propio y único de los reclamistas; el profundo conocimiento del entorno; la artesanía; los oficios y la gastronomía cinegética vinculada a esta modalidad son algunos de los aspectos que avalan la investigación y que aparecen recogidos en el informe científico.

De larga trayectoria y gran arraigo

Hablamos con Rocío Brocal una cazadora almeriense que lleva años cazando la perdiz con reclamo. Con 23 años, compagina el trabajo con la caza y su reciente maternidad. Hace aproximadamente seis que se inició en la modalidad del reclamo con la ayuda de su pareja, que lleva practicándola desde niño. “Lo principal en la caza con reclamo es tener paciencia y querer aprender” -afirma Brocal.

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Rocío y su pareja.

Esta modalidad ya se practicaba en la península ibérica en el siglo VI a.C. Por aquel entonces los íberos atraían a las perdices con un reclamo amarrado a una estaca y empleaban una especie de lazo al que se denominaba “zalagarda”.

La técnica se fue depurando hasta convertirse en lo que conocemos hoy en día, una técnica muy elaborada que los reclamistas han heredado de padres y abuelos.

Una modalidad compleja

Es una modalidad más complicada de lo que puede aparentar a priori. Practicarla correctamente implica conocer profundamente la técnica, la especie y el medio. El comportamiento de las perdices durante la época de celo, sus preferencias y manías, los puntos débiles que contribuyen a su captura, la ubicación geográfica y temporal del puesto… son sólo algunas de tantos factores que condicionan esta forma de caza.

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En el puesto.

El pájaro es clave

El reclamo es el ejemplar utilizado para atraer a las perdices objetivo y la forma en la que este actúe determinará en gran medida el éxito. “Para que un pájaro valga debe tener buen reclamo, tiene que dar de pie. Si titea y hace mojigangas, aún mejor”. Con estas palabras Brocal destaca la importancia de los cantos. Cada sonido que emiten las aves tiene un sentido y un fin concreto. Por eso, entender y saber asociar cada uno de ellos a una acción, es clave.

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Percha de perdices.

El puesto

El aspecto y ubicación del puesto son aspectos fundamentales. Los hay de diferentes tipos: unos se construyen con piedra y otros con palés y matas. Sea cual sea el material empleado, deberá pasar inadvertido, camuflarse con el entorno, ya que, si algo no le falta a la perdiz, es vista. “Hay que tener cuidado hasta encarando. Un simple reflejo del cañón puede hacer que den la vuelta” —cuenta Rocío.

El puesto debe estar siempre ubicado en un lugar alto, “con oída”, como cerros o visos. De esta forma se escuchan los cantos a más distancia y se facilita la comunicación entre las perdices.

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Puestos.

Existen tres tipos de puestos: el del alba, el de sol y el de tarde. El primero se coloca cuando empieza a clarear con el canto de la alondra totovía. Después de este pájaro, cantan las patirrojas como señal de que empiezan su actividad. Es entonces cuando más posibilidades tendremos de que se acerquen al reclamo.

La caza, generadora de riqueza en el mundo rural

La actividad cinegética está siendo cuestionada y atacada como nunca. La perdiz con reclamo fue una de las modalidades que trató de prohibirse en las últimas décadas, aunque por suerte no sólo no se ha prohibido, sino que, además, está propuesta como Bien de Interés Cultural.

La caza se convierte más y más cada año en uno de los motores de la economía rural, la única fuente de ingresos en algunos casos. Bares, hoteles y casas rurales, gasolineras… son negocios que en pequeños pueblos y aldeas se mantienen en pie gracias a la actividad de los cazadores.

 


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