El peligro que entrañan los ataques de jabalí, en primera persona

El peligro que entrañan los ataques de jabalí, en primera persona

Vamos a ver cuán peligrosos pueden llegar a ser los jabalíes a través de los testimonios de cazadores que han sufrido sus ataques.


En la caza, como en la propia vida, no todo es color de rosa. A la felicidad de una montería o batidas con amigos y familia, al disfrute de los perros o a la emoción de un lance, hay que sumar, por desgracia, algún desafortunado encuentro con los suidos. Si hablamos de resistencia, fuerza y bravura, muchos cazadores pensarían que nos referimos al jabalí, y acertarían.

Algunos casos recientes

Los ataques de suidos a personas no ocurren en exclusiva durante la práctica de la cinegética. Uno de los últimos ataques lo han sufrido una pareja de excursionistas en las inmediaciones del manantial de Arteta (Navarra). El pasado domingo 1 de octubre, un grupo de personas se encontraba paseando plácidamente por el Valle de Ollo cuando fueron sorprendidos por un jabalí que arremetió contra ellos, dejando heridos de gravedad a un hombre de 66 años y a una mujer de 44. Él fue evacuado en helicóptero y ella en ambulancia.

En su propio huerto

A principios de año un jabalí hirió a un vecino de Proaza (Asturias) mientras labraba el huerto, delante de su casa. Ese mismo animal ya había herido gravemente en la pierna a un excursionista que se encontraba de ruta por la zona y había amagado con embestir a una niña que se encontraba en una senda del concejo paseando con su familia.

Cazadores, los más atacados

Un cazador lodosano fue herido de gravedad mientras participaba en una batida el pasado 28 de abril. A última hora de la tarde un jabalí apareció de entre los matorrales y le embistió en repetidas ocasiones. Por suerte, el hombre logró abatir al suido y evitar así un peor desenlace.

También atacan en la playa

De la montaña al mar. Muchos recordaréis que, a principios de este verano, un jabalí irrumpía en una playa alicantina y sembraba el pánico entre los allí presentes. La peor parte se la llevaron sin duda un miembro de la protectora local de animales y un oficial de policía que fueron heridos al intentar reducir al animal. Finalmente, el jabalí fue abatido.

¿Qué debo hacer para prevenir un ataque de esos colmillos?

Es muy probable, que en algún momento de nuestra vida mientras cazamos, un jabalí nos ponga en un aprieto. Una hembra con rayones, un jabalí herido en un matorral, un ejemplar acorralado por los perros… seguro que cualquiera de estas situaciones, a más de uno le resultan familiares. Nadie sabe lo peligroso que puede ser un remate o la valentía que requiere, en ocasiones, proteger a nuestros compañeros de cuatro patas. Nadie, salvo el cazador.

Como se suele decir, “mejor prevenir que curar” y esto debemos aplicarlo en nuestras jornadas de caza. Es prioritario mantenerse siempre alerta, ya sea en el puesto o yendo con los perros. Puede que un despiste te cueste un susto o en el peor de los casos, un ataque.

Rematar un ejemplar es una de las situaciones más comprometedoras para perros y cazadores y aunque cada situación es diferente aspectos que se han de tener en cuenta siempre.

Siempre que sea posible, tener a un compañero cerca que pueda ayudar o dar la voz de alarma llegado el caso; hacer un reconocimiento del terreno sabiendo cuál puede ser una vía de escape o donde puedes ponerte a salvo si fuera necesario; llevar siempre el arma preparada y hacer la entrada conociendo la dirección del viento para evitar que el animal te localice, en silencio y manteniendo la calma. Está claro, que en la práctica los nervios-y el miedo-son inevitables, pero por nuestro bien debemos contenerlos o como mínimo, disimularlos.

Testimonios de cazadores heridos por jabalíes

Jesús Mangado es el cazador de Lodosa que el pasado mes de abril fue atacado y herido por un corpulento jabalí. Tuve mucha suerte cuando me tropecé con ese jabalí porque era enorme y podría haber sido mucho peor.

Me encontraba en el fondo de un barranco y él subía en mi dirección. Venía “quemado” porque se estaba celebrando un rallye, nos cruzamos en mal momento. Vino a por mí como un loco y consiguió tirarme al suelo, si no llego a acertar con el rifle allí me hubiera matado. Solo logró clavarme uno de los colmillos, ¡y menos mal!, aunque me hizo un buen desgarro interno.

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Antonio José Mori es un Guarda de un coto del oriente de Asturias que hace un par de años, prácticamente, volvió a nacer.

Acompañaba a un cazador durante un rececho de jabalí en el lote de Següenco. Vimos un jabalí de gran tamaño y decidimos hacerle la entrada. El cazador jugó un lance con la mala suerte de que el animal huyó herido. Llamé a un compañero-Pedro el del “Pozu de los Llobos”-para que viniera con su perro. Gracias al agudo olfato del can pronto dimos con él. El cazador volvió a efectuar un disparo certero, pero no mortal, y seguimos rastreándolo.

Cuando llegamos a la zona de helechos donde había encamado el jabalí, el animal se levantó y arremetió contra mí. Me tiró al suelo y me embistió, cortándome varios músculos y dejándome inmóvil. No me podía levantar, estaba perdiendo mucha sangre. Afortunadamente Pedro logró disuadir al animal y no terminó de rematarme…

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Mori tuvo que ser rescatado por el helicóptero medicalizado del Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA) e ingresado de urgencia. Más de 20 puntos y 7 días en el hospital que, asegura el guarda, podría haber sido aún peor de no ser por la rápida intervención de la guardia civil, rescatadores y médicos que me atendieron. Les estaré eternamente agradecido. De no haber sido por ellos, termina Mori, no sé qué habría sido de mí.

 

Ataques que han quedado en un simple susto

Nada mejor para saber el peligro que puede entrañar un encuentro, fuera y dentro del monte, con un jabalí que conociendo la experiencia de personas que lo han vivido en primera persona.

Laura Burcet es una joven catalana que heredó de su abuelo la pasión por la actividad cinegética. Lleva en el mundillo seis años y hace tres, cuando cumplió la mayoría de edad, sacó la licencia para empezar a ir de puesto. La cazadora cuenta a este medio que en su pueblo, Darnius, en límite con Francia, la situación con los jabalíes es insostenible. Cada día los tiene a la puerta de casa e incluso, ha llegado a tener algún que otro susto.

Esta semana pasada cuando salía de mi casa a las 6 de la tarde me encontré con una jabalina con ocho pequeños detrás. Aplaudí e intenté sacarla del medio del paso para poder seguir mi camino, pero ella se plantó y empezó a “gruñir. Me empezó a perseguir y tuve que salir corriendo. Afortunadamente, me dio tiempo a llegar a casa y cerrar la puerta, sino me hubiera mordido seguro.

Y hoy, más de lo mismo: a las 9:50 más o menos, tenía una piara de siete u ocho jabalíes grandes al lado del jardín de casa. Esto es un cachondeo.

 

La andaluza, Paula Pérez, heredó su afición por la cinegética de su padre y es una apasionada de la caza mayor desde que tiene uso de razón. Pérez nos cuenta que en Marbella los cerdos salvajes son una plaga y han tomado la vía pública, lo que supone verdaderos problema higiénico-sanitarios y de seguridad para los ciudadanos.

Hay una auténtica plaga. Hace unos meses íbamos andando por la senda litoral, salió un jabalí y atacó a nuestros perros. Es un sitio por donde pasa muchísima gente y nadie pone solución, pese a que cada vez hay más y la situación es cada vez peor.

También en Marbella, nos cuenta Mer Sánchez de “4 Hunters”, los jabalíes irrumpieron en una playa en la que se encontraba su madre, dándole un susto de muerte.

 

Ylenia García, natural de un pequeño pueblo de Ávila, es una apasionada de la caza mayor, y más concretamente del jabalí. Sin duda, la especie preferida de la cazadora, a pesar de que le ha dado algún que otro susto. Nos cuenta uno de los momentos en los que peor lo pasó.

Estando de montería, el puesto siguiente al mío jugó un lance, pero el jabalí quedó herido. El animal llegó a mi postura y encamó a pocos metros, en un matorral. No dejaba de moverse y yo quería terminar con su sufrimiento, pero no daba la cara.

Antes de que llegasen los perros, para evitar que les atacara, le disparé aprovechando unos segundos en que pude verlo. El jabalí acusó el disparo y salió corriendo a por mí. Gracias a dios me aparté rápido y todo quedó en un susto.

Estuve unos meses pidiéndole a mi pareja que me acompañara al puesto porque me daba miedo que se repitiera la escena.

Algo parecido le pasó a la rehalera Andrea Jiménez cazando en Cáceres.

Íbamos ya de vuelta a los camiones y escuché una ladra en parado. Le dije a mi pareja que siguiera, que yo iba a ver qué pasaba. Cuando llegué a los perros vi un bulto negro y muy grande que se levantó y corrió hacia mí. En cuestión de segundos me vi subida a una encina. Cuando lo vi claro, me bajé y fui a por él. Suerte que tenía perros alrededor y, haciendo equipo, abatimos al jabalí. Por suerte solo hubo un perro herido y recuperó como un campeón.

Un jabalí directo hacia mí

La cazadora zamorana Claudia García, nos cuenta que hace algunos años se llevó un buen susto.

A la hora de retirar, nos faltaban dos perros así que mi pareja se fue en coche para tratar de localizarlos y yo hice lo mismo, pero caminando. Iba por la orilla de un pinar voceando el nombre de los perros cuando, de pronto, vi salir corriendo un jabalí directo hacia mí. Muy nerviosa y al no tener el arma, decidí echar a correr y gritar para que me oyeran los compañeros que estaban cerca. Afortunadamente apareció mi novio con el coche y acto seguido un amigo logró abatir al animal.

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