Un cazador atropella a un zorro por accidente y cuida de él hasta que se recupera por completo
Historia real

Un cazador atropella a un zorro por accidente y cuida de él hasta que se recupera por completo

Un joven ha tenido un gesto digno de admiración con un zorro y ha sido el más claro ejemplo de que no hay mayor defensor de los animales que un buen cazador.


A continuación os traemos un relato de lo más tierno. Lo que empieza como un desafortunado accidente termina con un desenlace de cuento. Un joven arrolla a un zorro y se lo lleva a casa para cuidar de él mientras se recupera. No os perdáis el final de esta historia.

El joven protagonista

Juan Carlos López Reyes tiene 26 años y se dedica profesionalmente al mundo animal. Estudia auxiliar técnico veterinario, el adiestramiento canino y la fisioterapia animal. Es un apasionado de la actividad cinegética y la naturaleza, en la que pasa la mayor parte del tiempo. Nos contaba que lleva en el mundo de la caza desde que tenía tan sólo 4 años. A tan corta edad ya acompañaba a su padre al campo, a quién le debe, junto a su abuelo “El Kiki”, la pasión que siente por una afición que ha llegado a convertirse en su estilo de vida.

Tiene un accidente con un zorro

El pasado jueves 13 de julio Juan Carlos volvía a casa después del trabajo, cuando ya había anochecido. En el camino se le cruzó un cachorro de zorro al que no pudo esquivar. Tan pronto sintió el golpe, el joven paró el coche y se bajó rápidamente, con el corazón en un puño, para comprobar el estado del animal.

Al ver que el pequeño sólo tenía una herida en la pata, sintió un gran alivio pues podría haber sido mucho peor. Pese a no estar herido de gravedad, el cachorro no conseguía moverse, por lo que, sin pensárselo dos veces, lo cogió en brazos. “Sabía que si lo dejaba ahí tirado seguramente otro coche iba a acabar con su vida y esa no era una opción”, asegura López.

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Juan Carlos con el zorro.

Bienvenido a casa

Cuando el joven llegó a casa, el animal aún estaba algo desorientado, así que decidió soltarlo en una habitación y observarlo detenidamente. Se le veía muy bien, especialmente cuando Juan Carlos le ofreció una carcasa de pollo… una carcasa que no duró mucho en manos del joven: ¡el zorro se la quitó en cuestión de segundos!

Comió, bebió y su aspecto, tras curarle la pata, era bueno. Me fui a la cama tranquilo y muy contento, seguro de que al día siguiente estaría bien”, narra el protagonista.

A la mañana siguiente como un niño a punto de abrir sus regalos en Navidad, Juan Carlos se levantó temprano y corrió a ver cómo estaba su invitado.

Tal y como esperaba, el animal se encontraba muy bien, tanto, que había adoptado el carácter típico de su especie: desconfiado y algo agresivo. Por eso, decidió que era el momento de devolverlo a su hábitat.

 

La puesta en libertad

Con mucho cuidado y precaución, con las manos y brazos tapados con varias toallas, consiguió coger al cachorro que, a diferencia de la noche anterior, se lo puso realmente difícil.

Tan sólo unos metros separaban la casa del campo, unos metros que a nuestro protagonista se le hicieron eternos. Las ganas que el zorro tenía de escapar se las trasladaba a su rescatador en forma de mordiscos. ¡Y qué mordiscos! “Me llevé unos buenos bocados. Para ser tan joven tenía muchísima fuerza en la mandíbula.”-nos cuenta López.

Cuando llegó el momento de la despedida, Juan Carlos recuerda que le invadió un sentimiento de tristeza. A pesar de las magulladuras se llevaba un recuerdo precioso e inolvidable.

No hay mayor amante de los animales que un buen cazador

Me he encontrado, a lo largo de mi vida, mucha gente que me ha criticado e incluso insultado por hacer lo que tanto me gusta. Gente que curiosamente luego dice defender los derechos y libertades de los seres humanos. Esa misma gente, cuando les haces una pregunta como ¿Qué es un gamo?; ¿qué es la berrea? o ¿cuándo es la época de cría x animal?, nunca saben responder. Eso sí, no les falta una frase del estilo “pero es que tú matas animales”.

Y eso es el “animalismo” que tenemos hoy en día. Pienso que no se puede defender a los animales sin saber prácticamente nada de ellos… es como si te consideras amante del fútbol y no sabes qué es un fuera de juego. Puedo admitir que se ame a los animales sin saber nada de fauna, pero, no puedo “comprar” que esa gente me critique y me dé lecciones sobre el campo y los animales sin tener idea alguna y menos cuando mi vida gira en torno a ellos.

Con esas palabras Juan Carlos quiso denunciar el desconocimiento del animalismo sobre los animales que tanto dicen defender y destacar el respeto que tanto faltan a quienes practicamos la cinegética. Además, quiso hacer una breve reflexión sobre por qué la sociedad actual tiene tan mala imagen de los cazadores.

Hace unos 10-15 años no estábamos los cazadores tan mal vistos, y creo que gran culpa la están teniendo las redes sociales. Las redes, nosotros mismos y por supuesto, el animalismo. Hay personas que no son realmente cazadores y que nos hacen mucho daño cometiendo atrocidades y otras que simplemente, no cuidan qué publican y cómo lo hacen. Entre eso, y lo que inventan los animalistas, hoy en día estamos en el punto de mira. Sin embargo, la realidad de la inmensa mayoría es otra distinta: queremos a los animales y he aquí mi caso con el pequeño cachorro de zorro.

Ojalá ayude a que la gente que aún no tiene una idea preconcebida nuestra, se hagan la buena, porque es así como realmente somos. Cazadores sí, pero amantes del campo y de los animales por encima de todo.

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