7 mm Remington Magnum
Historia y utilidad del cartucho Remington más popular

7 mm Remington Magnum

1962 fue, sin duda, un buen año para Remington y para todos los cazadores en general, aunque quizás no tanto para Winchester. Gracias a la profesionalidad de un equipo de ingenieros encabezados por Mike Walker, la conocida compañía norteamericana lanzó ese año dos nuevos productos que casi pusieron contra las cuerdas a Winchester y que, con el paso de los años, se convirtieron en los que más fama han dado a Remington: el rifle de cerrojo Remington 700 recamarado, entre otros, para el también nuevo cartucho 7 mm Remington Magnum.


El cartucho 7 mm Remington Magnum se comercializó en 1962 al mismo tiempo que el Remington 700, un magnífico rifle que fue el primero que se recamaró para este calibre, entre otros. El arma se presentó en dos versiones: 700 ADL, con cargador fijo, y 700 BDL con cargador con tapa abatible y en poco tiempo se hizo famoso por su precisión, seguridad y rapidez de recarga, lo que contribuyó también a que el cartucho se popularizara rápidamente, primero en EE.UU. y poco después en el resto del mundo porque lo adoptaron prácticamente todos los fabricantes de municiones y de rifles para poder competir con ambos productos Remington.

Por esta razón, aunque el protagonista del artículo es el cartucho, su historia y utilidad, he considerado importante comenzar el artículo dedicándole estas breves palabras de elogio al primer rifle que lo disparó, sin el que seguramente el cartucho no habría alcanzado la amplia difusión internacional que tiene en la actualidad.

El cartucho 7 mm. Remington Magnum lo disparó por primera vez el rifle Remington 700 que se presentó al mismo tiempo que el cartucho. El de las ilustraciones es un modelo 700 BDL del calibre 7 mm Remington Magnum.

Orígenes

El 7 mm Remington Magnum es un cartucho de alta velocidad (Magnum) diseñado para rifles con acciones de longitud estándar y por esta razón utiliza una vaina, obtenida a partir de la del .375 H&H Mag., que mide 2,5 pulgadas (63,50 mm).

En el momento de su lanzamiento (1962) existían otros tres cartuchos comerciales anteriores de alta velocidad con este tipo de vaina, todos desarrollados para acciones estándar por Winchester: la cartuchería de grueso calibre .458 Win. Mag, introducida en 1956 y el .264 y el .338 Winchester Magnum, lanzados en 1958.

La fotografía no recoge la gran variedad de marcas que han cargado el cartucho ni mucho menos los numerosos tipos de proyectiles con los que se ofrece, pero sí refleja los tres tipos de balas que actualmente se usan: semiblindadas, de expansión retardada y de rápida expansión.

Pues bien, está claro que Remington desarrolló su 7 mm Remington Magnum y su rifle mod 700 para competir con el .264 Winchester y, de paso, con el rifle Winchester mod. 70, que era hasta entonces el de cerrojo más apreciado en EE.UU.

Y también está claro que lo consiguió porque a partir del lanzamiento de ambos productos, el cartucho .264 Win. Mag comenzó a perder poco a poco uso (*) y Winchester se ve obligado a modificar su rifle mod. 70 (**). Igualmente, y como consecuencia directa de la comercialización del 7 mm Rem. Mag, Winchester se ve obligado a lanzar de prisa y corriendo el .300 Win. Magnum en 1963 para evitar que Remington se le adelantara.

Lo que no está tan claro, o al menos yo lo tengo, es la razón por la que ambos fabricantes tardan tanto tiempo en desarrollar los primeros cartuchos magnum comerciales de calibres medios, ni tampoco si el 7 mm Remington Magnum en particular fue un diseño original o se inspiró en otro cartucho existente.

No lo tengo claro porque en EE.UU. se conocían y utilizaban este tipo de municiones (es decir magnum cortos obtenidos a partir de la vaina del .375 H&H) años antes de que Winchester lanzara sus primeros cartuchos de los que, tres eran de 7 mm tan parecidos al 7 mm Rem. Magnum que no es descabellado pensar que alguno se tomara como base para desarrollarlo.

Por ejemplo, en 1926 Winchester comercializa y carga hasta 1939 la cartuchería inglesa .275 Belted Magnum Rimless Nitro Express con el nombre de .275 H&H Mag, que utiliza una vaina de la misma longitud que el 7 mm Remington Magnum y dispara proyectiles del mismo calibre (.284”), aunque a menor velocidad, por lo que cabe preguntarse si no sería este cartucho en el que se inspiraron los ingenieros de Remington.

Los magnum cortos de primera generación ya existían antes de que los mejoraran y popularizan Winchester y Remington, por lo que es posible que ambas compañías y sobre todo Remington se inspiraran en su diseño. De izquierda a derecha .275 H&H Magnum cargado por Winchester a partir de 1926, 7x61 Sharpe & Hart de 1953 y 7 mm Wwatheby Manum, lanzado en 1944. Nótese que la vaina del .275 H&H Mag es muy parecida a la del 7 mm. Remington Magnum.

Igualmente, Roy Weatherby presentó en 1944 la cartuchería 7 mm Weatherby Magnum que, aunque es más potente y utiliza una vaina que es un poco más larga, se puede disparar también en acciones estándar (mide 2,545 pulgadas).

Y para finalizar, también se puede mencionar un cartucho norteamericano de 1953 que, aunque es desconocido en España, tuvo cierto reconocimiento en EE.UU y se parece bastante al 7 mm Remington Magnum: el 7x61 Sharpe & Hart Super, cuya vaina mide 2,4 pulgadas y dispara balas .284” a unos 100 pies por segundo más que las del Remington. Lo cargaba e importaba a EE.UU. Norma para los rifles Schultz & Larsen y, aunque hoy ya se considera obsoleto, hasta hace relativamente pocos años se ha comercializado regularmente.

(*) Curiosamente, hace unos años el .264 Winchester Magnum, que desde hacía décadas se consideraba casi obsoleto, ha vuelto a recuperar actualidad, al parecer para poder competir con el 6,5 Creedmoor. Incluso lo carga Remington con bala PSP de 140 grains.

(**) Para poder competir con el Remington 700, en 1964 Winchester sustituye el cerrojo Mauser original con alimentación controlada (Pre 64) por una acción Post-64, menos costosa de fabricar.

Dimensiones del cartucho 7 mm Remington Magnum.

Éxito sin precedentes

Esté o no inspirado en una munición anterior, lo cierto es que el 7 mm Remington Magnum es el cartucho para rifle de caza que más éxito ha tenido de cuantas municiones ha desarrollado Remington a lo largo de su historia, lo que es decir mucho porque Remington ha diseñado numerosos calibres y cartuchos, algunos muy curiosos y potentes. Tantos, que merecería la pena dedicarles un artículo.

Y es que su famoso 7 mm Magnum no solo se ganó rápidamente la simpatía de los cazadores de la época, sino que ha mantenido su popularidad a lo largo del tiempo compitiendo con numerosos cartuchos más modernos (algunos incluso desarrollados por la misma compañía que lo diseñó, como el 7 mm SAUM o el 7 mm Ultra Mag) y no solamente no ha perdido uso sino que ha llegado a nuestros días como una de las municiones de caza más populares en todo el mundo. Particularmente, en España, junto con el .300 Win. Magnum y el .270 WSM, es uno de los magnum que más se utilizan, tanto para cazar en rececho como en montería, si bien Remington no lo diseñó para cazar especies en movimiento.

De izquierda a derecha, .264 Win. Mag; y .338 Win. Mag comparados con los dos magnun de primera generación más populares de todos los tiempos: 7 mm. Remington Mag. y .300 Winchester Mag.

Diseñado para recechar

El 7 mm Rem Mag fue ideado para hacer tiros limpios a “grandes” distancias (grandes para la época), por ejemplo, en montaña o llanuras y sobre todo tipo animales no peligros de talla media y pesada, exceptuando las piezas africanas y asiáticas más pesadas.

Y para este propósito, que cumplía a la perfección allá donde se probaba (y se probó en muchísimos países), Remington lo presentó cargado inicialmente con dos pesos del mejor proyectil que disponía en la época y que sigue siendo una de las mejores balas semiblindadas jamás fabricadas: la Pointed Soft Point Core-Lokt de 150 grains para las piezas más ligeras y de 175 grains para las más pesadas.

Ambas balas, de calibre .284” (7,22 mm), desarrollan 3.110 y 2. 860 pies/segundo (948 y 872 m/s) y no solo dieron un resultado excepcional, sino que pusieron en jaque al .264 Win. Magnum porque éste disparaba balas de menor calibre (6,5 mm) y peso (140 grains) a 3030 pies/segundo (923 m/s), menos efectivas para cazar animales grandes. Además, por la misma razón supongo (no lo he leído ni escuchado nunca) que también más de un propietario de un rifle .270 Wincheser lo cambiaría por un 7 mm Remington Magnum. Al menos, yo lo hubiera hecho.

Resultado: Winchester ve en el cartucho Remington (y en el rifle, que además de muy bueno es más barato de fabricar que su 70 pre-64) una amenaza para su prestigio e intereses, se pone trabajar y lanza al mercado con éxito, pero un año después, el .300 Win. Mag que, junto con el 7 mm Remington Magnum, son los dos magnum cortos de primera generación que más éxito han tenido en todo el mundo.

El 7 mm. Mag es el cartucho de rifle más popular de cuantos ha diseñado la marca, estándar o magnum. En la foto aparece comparado con otros dos Remington estándar de 7 mm: un 7-08 y un .280.

Digo de primera generación, porque en los albores del siglo XXI Winchester desarrolla y presenta los primeros magnum WSM (Winchester Short Magnum) de segunda generación, que, a diferencia de los primeros, utilizan vainas muy diferentes:  poseen culote con ranura ligeramente rebatida y son más cortas y gruesas (para que tengan un volumen capaz de albergar la carga de pólvora necesaria), lo que proporciona a los cartuchos un aspecto rechoncho, nada elegante que seguro también habrá influido en su escasa aceptación. En 2000 lanza el .300 WSM y en 2001 el .270 WSM y el 7 mm WSM que es un poco más rápido que el 7 mm Remington Magnum y con el que trató de evitar que Remington se le adelantara, lo que estuvo a punto de ocurrir porque ese mismo año (2001) Remington lanza dos cartuchos Remington SAUM (Short Action Ultra Magnum) que tienen un diseño similar a los WSM, pero utilizan vainas un poco más cortas: el .300 y el 7 mm SAUM.

Sin embargo, ninguno de estos cartuchos salvo el .270 WSM, ha tenido éxito ni han podido competir con el .300 Win. Mag. ni con 7 mm de primera generación porque no son claramente superiores desde un punto de vista balístico.

El .270 WSW, sin embargo, es una excepción y seguramente le habrá restado popularidad al 7 mm. Remington Magnum porque carga proyectiles de un diámetro similar pero los dispara a 3.100 pies por segundo, lo que lo acerca en prestaciones al .270 Weatherby Magnum.

Cabe añadir que actualmente el 7 mm. Remington Magnum se ofrece cargado con sus balas originales, pero, además, tanto Remigton como la mayoría de los fabricantes lo ofrecen con balas de menor peso (140 grain) y de pesos intermedios (160, 165, 170 grains, etcétera) que salvo excepciones son proyectiles de expansión controlada o de rápida expansión, por lo que deben utilizarse como se indica en el apartado siguiente: teniendo en cuenta su diseño interno.

El cartucho Remington es también el magnum de 7 mm más popular. Ni siquiera han podido competir con él los magnum de 7 mm de segunda generación que lanzaron Winchester y Remington en 2001: 7 mm Remington Saum y 7 mm WSM (vaina niquelada, un poco más larga) que aparecen en las fotos comparados con un 7 mm Remington Magnum con bala AccuTip Boat Tail.

Caza a rececho en España

La utilidad internacional del calibre ya la hemos apuntado: tiros limpios a grandes distancias sobre todo tipo de animales no peligrosos ligeros o pesados (cabras, muflones, ciervos pequeños o grandes, caribús, alces, antílopes variados, etc.). Inicialmente, se usó para este fin balas semiblindadas de punta aguda (como las PSP Core-Lokt) de 175 grains para cazar las piezas más pesadas y de 150 grains para las más ligeras, por lo que en España lo recomendable es utilizar las de 150 grains, ya sea la PSP Core-Lock o cualquier otra bala semiblindada de punta aguda (por ejemplo, Winchester Power Point).

Ahora bien, hay que tener en cuenta que desde hace muchos años se comercializan otros dos tipos de proyectiles de expansión controlada que, a diferencia de las semiblindadas convencionales, no se pueden seleccionar teniendo únicamente en cuenta el peso porque la expansión la determina el diseño interno del proyectil ni es posible utilizarlas sin conocer para qué han sido diseñadas porque pueden tener aspectos muy similares pero, sin embargo, usos antagónicos.   

Un grupo serían todos los proyectiles de expansión controlada diseñados para  retardarla, es decir para que la deformación de la bala se frene o incluso se detenga y no deje de penetrar aunque impacte a corta distancia a mucha velocidad, por lo que en general no se deben utilizar para recechar en España con el calibre 7 mm. Remington Magnum ni con ningún otro porque a grandes distancias no expandirán correctamente en nuestras piezas, ya que se deformarán muy poco porque han perdigo velocidad.

Los cuatro cartuchos (no sus proyectiles) magnum más populares que se utilizan en nuestro país y en buena parte del mundo. De izquierda a derecha, .270 WSM; .300 Win. Mag; 7 mm Rem Mag y .338 Win. Mag.

Su uso, por tanto, debe reservarse para cazar cerca o bien para cobrar especies muy pesadas a rececho en las que pueden dar mejor resultado a grandes distancias, sobre todo si son muy aerodinámicas. A este grupo pertenecen proyectiles que aunque externamente se parecen a los semiblindados son mucho más duros, como el Geco Plus, el Norma Orix o el Remington Core-Lokt Ultra, entre otros, porque tienen la camisa firmemente unida o incluso soldada al núcleo de plomo. Y también pertenecen a este grupo algunas balas que parecen de expansión rápida, porque llevan inserciones de polímero en la punta, pero no lo son. Por ejemplo, Norma TipStrike y BondStrike, Swift Scirocco Bonded, etc.

Y el otro tipo son, precisamente, las denominadas balas de expansión rápida que acabo de mencionar. Están diseñadas para conseguir el efecto contrario: para que se deformen cuando la bala impacta a baja velocidad y, por tanto, sí son adecuadas para cazar lejos todas las especies española con calibres magnum, como el 7 mm. Rem Mag.

Todos los proyectiles de este grupo se caracterizan porque son del tipo “tip” y, por tanto, llevan una punta de polímero muy aguda que tiene la doble misión de mejorar el coeficiente aerodinámico para que la bala pierda poca velocidad y de favorecer la expansión a bajas velocidades porque, cuando impacta, la punta se introduce a modo de cuña en el núcleo y provoca su expansión. Es el caso de los proyectiles Nosler Ballistic Tip, Sako Gamehead, Geco Express o del nuevo Remington Core-Lokt Tpped, entre otros.

Corolario: antes de usar una bala, con este y con todos los calibres, hay que conocer cómo es su diseño interno porque su aspecto puede engañarnos y en vez de ser una bala semiblindada o de rápida expansión, tratarse de un proyectil de expansión retardada diseñado para cazar piezas más pesadas que las nuestras a grandes distancias.

Aunque conozcamos su peso, a simple vista es imposible saber si un proyectil es adecuado para cazar en España con un calibre determinado o no porque muchas balas que parecen semiblindas no lo son y porque no todas las que terminan en inserciones de polímero son de rápida expansión. Por ejemplo, la última (color negro) es una Scirocco Bonded ideada para retardar su expansión con el fin de que se deforme correctamente en animales muy pesados.

Montería y esperas

Concluyo con unas palabras que seguro no gustarán o con las que no estarán de acuerdo más de un montero: como ya se ha indicado ni el 7 mm Remington Magnum ni ningún cartucho de alta velocidad, salvo que tenga un calibre muy superior, es adecuado para montear por lo que no lo voy a recomendar a sabiendas de que se utiliza mucho en España y de que una bala rápida facilita siempre el adelanto.  

No lo recomiendo porque yo también lo utilicé cuando era joven y comprobé que si el puesto era despejado iba bien. Sin embargo, en terrenos sucios descubrí que es muy crítico porque si la bala toca en cualquier ramita se desvía con seguridad como se puede comprobar fácilmente introduciendo un blanco dentro de un arbusto no muy frondoso y disparándole con varios tipos de cartuchos entre 20 y 40 metros. Algunas balas lo alcanzan, pero muchas otras o entran desviadas o directamente no tocan el blanco. Y esto pasa en menor medida cuando se emplean calibres más lentos y gruesos, como el 8x57 JS, el 9,3x62, etc, que son los que desde entones uso y recomiendo para cazar en esta modalidad. Son lentos, pero más seguros.

Y en esperas pienso igual: da buenos resultados si el tiro es limpio, no se usa un proyectil convencional semiblindado más ligero de 150 grains (porque los hay de 140) ni un proyectil de rápida expansión, pero no considero que sea el calibre más apropiado.

 

Texto y fotos: Juan Francisco París

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