Los niños de ciudad saben cómo suena un ordenador, pero los de campo distinguen el canto de un estornino del de un arrendajo
Campo y ciudad

Los niños de ciudad saben cómo suena un ordenador, pero los de campo distinguen el canto de un estornino del de un arrendajo

La segunda parte del particular experimento llevado a cabo por el programa de televisión El Hormiguero ha dejado aún más patentes las diferencias de la vida y los conocimientos de un niño de ciudad y los de uno de campo.


Para ello, les han enfrentado a las mismas cuestiones, elegidas cuidadosamente para agudizar al máximo la enorme brecha de costumbres, aprendizaje y gustos entre varios menores criados en un entorno cosmopolita de otros de similares edades que han nacido y crecido en el rural.

¿Qué cosas te hacen feliz?

La primera de las preguntas formulada a los niños era esta: los motivos de la felicidad en sus cortas vidas. Mientras uno afirma que su teléfono móvil, el de campo aseguraba que su dicha la encuentra en el monte y en ayudar a sus padres a subir y bajar las vacas de él.

¿Cuántos selfies te haces al día?

Mientras la niña de ciudad asegura que, dependiendo de si le gusta el resultado y se ve bien en las autofotos, puede sacarse cuatro o cinco selfies, el pequeño del rural contesta que ninguno.

La matanza del cerdo, normalizada y horrorizante

La cara de repulsa de la niña de ciudad mientras el pequeño que se sienta a su lado le explica en qué consiste la matanza del cerdo resulta impresionante. Escucha con horror que se engorde al cerdo para luego matarlo, quemar su piel y hacer embutidos con su carne.

¿Sabrías reconocer un montón de excrementos?

El asco inunda el rostro de la menor que acaba de tocar lo que le han puesto delante y su compañero del pueblo rural le confirma que ha metido las manos entre excrementos.

Reconocer YouTubers famosos es algo imposible para los niños que han crecido en el rural, mientras que los de ciudad no fallan ni un nombre. Ocurre lo opuesto cuando les retan a acertar qué pájaros son los responsables de los cantos que reproducen para ellos. El pequeño acierta los cantos de un cuervo, un arrendajo y un estornino.

Ahora nos gustaría formularte una pregunta: ¿en qué grupo te gustaría que estuviera tu hijo?

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