Paralela

Mi padre siempre ha sido de paralelas y, entre ellas, no cambia ninguna por la LIG de media pletina con la que lleva más de 30 años tirando.


Hubo un tiempo en que alternó con la repetidora, pero nada. Como mucho, la otra paralela de cuatro y dos estrellas, una Viuda de Sarasqueta que el vecino Manuel le vendió por mil duros el día que se lo encontró camino del cuartel, cuando la llevaba a taladrar y la providencia le salvó la vida. Así que hace unos años decidí regalarle otra paralela más, una Víctor Sarasqueta, pero apenas la ha sacado una vez del armero. Sentía lástima por el arma, que es fina y precisa, pero hasta ayer no me animé a sacarla al campo. Yo he sido siempre fiel a la repetidora, a la vieja Beretta A-301 del tío Antonio que nunca se encasqulla. Digo que ayer cambié, por primera vez, y salí con paralela. Lo de menos es la percha, que no estuvo mal. Dos conejos y las primeras muestras del bretón, a sus ocho meses. La mañana me gustó, disfruté mucho. Y la escopeta me trajo suerte. Me temo que me he hecho un cazador de paralela. Como mi padre.
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