Una experiencia de caza inolvidable grabada durante una espera

Antonio es un joven cazador que el pasado 31 de mayo, a las once menos cuarto de la noche vivió una experiencia inolvidable en el puesto de espera. Hemos contactado con él para que nos explicase cómo sucedió todo esa noche del pasado viernes.


 Jabalíes
Jabalíes

Nos ha contado que suele ir de espera o aguardo: «ese día me tocé en ese puesto como me podía haber en cualquier otro lado, pero como soy joven y puedo subirme a los árboles, decidí hacerlo al ver que en ese pino tendría un puesto muy bueno».

En este punto estuvo la clave para disfrutar de una de las experiencias más bonitas de su vida como cazador. Tener tan cerca a un animal que ha notado algo raro gracias a su olfato se convirtió en la mejor entrada de la noche. Antonio nos lo explica:

«Terminé de subirme al árbol, coloqué la mochila y las cosas para no hacer ruido y, como me aburría y había conejos por la zona, pues me puse a intentar hacerles fotos con el móvil a través del visor».

La hembra le pasó por detrás

«Cuando lo estaba haciendo, pasó la hembra con las crías justo por detrás de mi posición. En ese momento se paró el mundo. Estuvo dando vueltas unos minutos. Fue cuando hice el primer vídeo y avisé al grupo de WhatsApp en el que estamos los compañeros de caza.

»Ahí es cuando vi que empezaba a acercarse. Comenzó a bajar el barranco, pero los rayones se quedaron parados. La madre emitió un pequeño gruñido para dar permiso a los rayones para que fueran a comer. Cuando llevaban un rato comiendo, la guarra, muy desconfiada, empezó a mirar para donde yo estaba observando todo, y comenzó a acercarse. Yo estaba nervioso y alucinando de lo que me estaba pasando y de lo listos que son los animales».

Se llegó a poner justo debajo del cazador

«La hembra llegó hasta justo debajo de mí, junto al tronco del árbol en el que estaba subido. La veía levantar el hocico y olfatear. Algo no le cuadraba, y de repente se dio la vuelta y gruñó. Entonces los rayones salieron corriendo y a los pocos metros se quedaron parados. Esperaron a su madre y, cuando les alcanzó, se fueron con ella. Por supuesto, nunca me paso por la cabeza disparar. Era momento para disfrutar, y lo hice más que si hubiera entrado un buen macho».

Una experiencia inolvidable

Gracias a su teléfono móvil, Antonio pudo inmortalizar el momento con dos vídeos que ha querido compartir con Club de Caza. Una noche de espera que se prolongó hasta las dos de la madrugada y en la que no tuvo opción de disparar, pero eso es lo que menos le preocupa.

Este joven cazador, describe el comportamiento de esta hembra de jabalí como «valiente y astuto. Fue capaz de jugarse la vida por sus crías ante algo extraño que notaba por allí cerca».

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