A merced de la naturaleza

Después de barrer por enésima vez la monotonía de la tundra con los prismáticos, detuve súbitamente el mecánico movimiento de mis brazos. En el lado opuesto del lago Twin, un diminuto bulto blanco rompía el oscuro gris imperante producido por millones de kilómetros cuadrados de liquen. Estaba seguro de que un minuto antes esa mancha no estaba en el centro de ese prado. «Bárbara, hay un big bull al otro lado del lago». Ella, a mi vera, oteaba en otra dirección y se acercó para intentar divisarlo…


Vacio
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