Un agricultor intenta tocar a una liebre que apenas puede correr: está preñada
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Un agricultor intenta tocar a una liebre que apenas puede correr: está preñada

Entre los varios motivos que impiden a una liebre huir a toda velocidad, el más probable es que esté preñada. Por eso, este agricultor que baja del tractor a molestar al animal está actuando de la peor manera.


Las hembras de liebre, cuando están a punto de parir, reducen su movilidad al máximo. Su objetivo es pasar completamente desapercibidas a los sentidos de los depredadores. En caso de ser descubiertas y verse obligadas a correr, lo harán torpemente, más lentas que de costumbre y poniendo en peligro el éxito del inminente parto.

Un comportamiento muy perjudicial para la liebre

Por ello, el verdadero amante de la naturaleza y de los animales es muy crítico con las imágenes que estamos a punto de ver. En ellas, un agricultor desciende del tractor en el que trabaja la tierra para aproximarse a una rabona que permanece inmóvil entre los terrones de tierra en un barbecho.

Lo más sorprendente para el que no sepa lo que le sucede a esa liebre es que el animal apenas se aleja cuando este agricultor intenta tocarla. Apenas realiza unos saltos para distanciarse un metro de su acosador. Pero si nos fijamos bien en el comportamiento y en el cuerpo de la liebre, entenderemos su reticencia a correr velozmente, como tantas otras veces hemos visto en ejemplares de la especie.

 

Tres o cuatro partos al año

Estamos ante una de las especies animales que más partos protagoniza al año. Una liebre adulta será capaz de sacar adelante tres o cuatro camadas en una temporada de cría. Pero si tenemos que destacar una época del año en el que más hembras quedan preñadas, esa será entre inicios de primavera y verano. Aunque hablar de reproducción en la liebre es abrir un capítulo biológico muy rico y complicado. Vamos a explicar uno de los fenómenos reproductivos más impresionantes de la naturaleza.

Superfetación: la super cría de animales como la liebre

Aristóteles fue el primer autor que dejó registro de la capacidad de ejemplares hembras de ciertas especies animales de recibir al macho estando ya preñadas. Esto se definió como superfetación y que se ha estudiado científicamente, por ejemplo, por investigadores alemanes en Se puede detectar la superconcepción en el embarazo de mamíferos y aumentar el rendimiento reproductivo por temporada de reproducción. En este trabajo experimental, se demuestra que las hembras de liebre parda europea (Lepus europaeus) frecuentemente desarrollan una segunda preñez cuando ya están preñadas y, por lo tanto, aumentan su éxito reproductivo.

Más crías de liebre gracias a la superfetación

La investigación, liderada por Kahtleen Roeling, confirmó que, después de una nueva cópula exitosa, se produjeron ovulaciones adicionales antes del parto en hembras vivas con embarazo tardío. La metodología se basó en la detección de un segundo conjunto de cuerpos lúteos (tejidos cuya función es la producción de progesterona para el establecimiento y mantenimiento de la preñez) frescos mediante ecografía de alta resolución.

Para ello, se examinaron 159 embarazos en 45 hembras distintas durante cuatro temporadas reproductivas consecutivas. El resultado fue un aumento de la producción reproductiva de una media de 14,4 crías por temporada reproductiva hasta 19,5, lo que supone un aumento del 35,4%.

Dos camadas desarrolladas de manera discordante

Se seleccionaron seis parejas reproductoras temporales adicionales para estudiar en detalle el tracto reproductivo de la hembra preñada después de la cópula con el macho, entre los días 36 y 41 de gestación. De esta manera, los científicos documentaron la presencia de semen en un frotis vaginal, demostraron un nuevo conjunto de cuerpos lúteos cerca los cuerpos lúteos activos del embarazo actual mediante ecografía y lavaron el oviducto antes o inmediatamente después del parto de la camada anterior

También se constató en hembras en libertad

Los datos fueron muy esclarecedores: en el 54,4% (37 de 68) de los embarazos en los que fue posible la fecundación antes del parto, se produjo un nuevo embarazo y, por tanto, una superfetación, incluido el 52,0% (13 de 25) de las hembras. Pero, para apoyar estos resultados, también se analizó un conjunto de datos ultrasonográficos obtenidos durante una investigación previa de 143 hembras vivas y en libertad estudiadas en diferentes etapas del embarazo. En tres de cada siete liebres embarazadas tardías, en las que se esperaba que ocurriera superfetación, se detectaron pequeñas estructuras anecoicas que indicaban nuevos cuerpos lúteos.

Por lo tanto, las cópulas preparto y la posible superfetación se produjeron en el 42,9% de los embarazos en hembras en libertad. Este valor es similar a la incidencia de superfetación en la colonia cautiva y el éxito en inducir la superfetación artificial.

Esta superfetación, categorizada como superconcepción, aumentó significativamente el tamaño de la camada de las liebres protagonistas y permitió a las hembras producir hasta un 35,4% más de descendencia por temporada de reproducción. Estamos, por tanto, ante una adaptación evolutiva destinada a la perpetuación de la especie en condiciones menos favorables para ello.

Cazadores que respetan a las hembras de liebre

Como apunte personal, quiero compartir una experiencia que aprendí hace ya veinte años de primera mano en la que descubrí cómo cuidan a la liebre en países europeos. La instrucción que nos dieron para seguir de manera estricta fue muy clara: no disparar a liebres hembras. Tuve que preguntar cómo las distinguiríamos de los machos, y la explicación es algo que no se olvida nunca: “Las hembras, cuando están preñadas, son más reticentes a alejarse. Cuando las sorprendes en el encame, no correrán fácilmente, y si lo hacen, lo harán describiendo una trayectoria circular, no queriendo alejarse del encame ya preparado para el parto.

En nuestro país, los aficionados a la caza de la especie también han demostrado en varias ocasiones que su objetivo primordial es la supervivencia de la liebre. A continuación, te dejamos un enlace a un artículo en el que un galguero comprueba el estado de gestación de una liebre que, como la que hemos visto aquí, no se movía de su encame. No te lo pierdas

 


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