Agarres, ladras, carreras…

Noviembre nos ha permitido compartir con la rehala El Maravillas, la rehala Ahojiz y la rehala Caballero, de Raúl Caballero, un apasionante día de caza en una espectacular finca del término de Medina Sidonia, en Cádiz.


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Y esto nos ha llevado a vivir apasionantes lances, uno de ellos de gran peligrosidad para perros y rehalero, pero eficazmente resuelto por este último con la ayuda de sus fieles perros.

Agarres, ladras, carreras…

Rehala Caballero, más de 20 años con su línea de perros grifon azul de Gascuña

El duro trabajo del rehalero

La finca presentaba una topografía muy abrupta y con una maleza muy tupida, a veces impenetrable. Estuvimos casi cinco horas monteando, en las cuales recorrimos más de 14 kilómetros.

Reconozcamos el trabajo del rehalero, siempre en el anonimato, tantas veces criticado y tan pocas veces elogiado, porque para soportar jornadas tan duras como esta hay que tener mucha pasión por la caza y, por supuesto, una gran condición física.

Agarres, ladras, carreras…

En un lugar de gran dificultad fuimos varios compañeros a ayudar al arriero a sacar el venado.

Lances de alto voltaje y no exentos de peligro

En esta montería, los perros realizaron dos agarres. Uno a un venado herido, que cobraron en lo más intrincado de un arroyo de zarzas y que nos obligó a poner a prueba a nuestras piernas en una carrera de más de 500 metros hasta llegar hasta a ellos.

El segundo agarre, a un ciervo de 14 puntas fue de lo más emocionante de la jornada nos puso las pulsaciones a tope. Cuando ya estábamos llegando al coche junto a Salvador y Cristóbal, de la Rehala Ahojiz, escuchamos a los perros de parada.

Tras un sprint por medio del monte de más de un kilómetro, llegamos rápidamente al lugar, ya que no sabíamos si podía tratarse de un gran macareno. Hay que actuar rápido para minimizar los daños producidos en la rehala.

Un espectacular agarre

Nos encontramos con un espectacular agarre en lo alto de un cancho de piedras. El venado estaba entero y los perros de ambas rehalas luchaban con él. David preparó su lanza para acudir al remate. Pero el ciervo cayó por la piedra junto a los perros, hiriendo en la mano a David.

Este, junto a Salvador, lo remataron con presteza. Todos los perros terminaron ilesos el lance, que es lo que realmente importa.

Agarres, ladras, carreras…

Experiencias rehaleras

Nos cuenta Francisco, de Alcalá de los Gazules, varios lances que han puesto en peligro su vida en sus más de 30 años de experiencia en el mundo de la rehala. La soledad del rehalero, con el único auxilio de su fiel rehala de perros, solo la conoce el propio rehalero y el que haya compartido la caza mano a mano con ellos.

Agarres, ladras, carreras…

Una cierva lo arrastra por el monte

Nos cuenta que una vez fue atropellado por una cierva que venía apretada por los perros con la mala suerte que esta enganchó con la cabeza la mochila que llevaba, arrastrándolo más de 200 metros por el monte hasta que el asa de esta se rompió. Aquello lo dejó maltrecho más de una semana en cama.

Otro lance que casi acaba con su vida ocurrió con un gran ciervo, que le propinó una patada en el pecho al pasar por una raya, lo desplazó caso cinco metros, quedando inconsciente. Sus perros en ningún momento se separaron de él.

Un compañero que lo vio acudió presto en su ayuda, la solidaridad prima en el mundo rehalero. Hasta que logró recuperarlo. Los peligros de la soledad del monte solo los conoce el rehalero.

Arrieros, que no se pierdan las tradiciones

Una vez finalizada la montería, acudimos en ayuda del guarda mayor y de los arrieros de los dos ciervos agarrados por la rehala de David. Los animales estaban en unos lugares muy complicados para acceder, pero gracias al duro trabajo de los muleros se pudieron sacar del monte.

En el mundo de la caza se sigue siempre la premisa de que nunca se deja una pieza abatida en el campo.

Cristóbal, rehalero de 75 años

A pesar de su edad, Cristóbal, un auténtico héroe de la rehala estuvo con su yerno cinco horas pateando el monte junto a nosotros. Increíble la condición física y la pasión de este hombre por sus perros. En el agarre del ciervo de 14 puntas corría más que nosotros en el auxilio de sus perros. Es un orgullo para Club de Caza haber compartido esta jornada junto a él.

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