La música en la caza

Afirmar así, a bote pronto, que es a la caza a la que la música debe probablemente su origen suena en principio como algo incompatible. Pero no lo es, aunque genere muerte y cueste admitir que haya sido la precursora de algo tan profundo y sensible como es la música. Si bien he de matizar que los cazadores no tienen porqué ser menos delicados y sensibles que los que no practican esta afición. Y de hecho no lo son porque una cosa son los sentimientos y otra bien distinta la sensibilidad.


Pero hablemos de la música que es lo que hoy nos ocupa. La música nació como la caza de una necesidad, necesidad de comunicarse a grandes distancias los primitivos cazadores para defenderse en grupo de los animales que les aportaban carne y pieles con los que poder subsistir. Y nació la música en el interior de una concha y luego de un cuerno que hacía llegar sus notas primitivas mas allá de donde podía hacerlo la voz humana. Del cuerno se pasó a trompa que curiosamente la utilizó Rolando en la batalla de Roncesvalles cuando se encontró solo y herido para pedir ayuda a Carlomagno, acampado en el valle de Valcarlos. En los pueblos montañeses se servían desde muy antiguo del cuerno como de un verdadero telégrafo para transmitir mensajes a grandes distancias, muchos de ellos con un lenguaje musical propio, completamente inteligibles para los extraños. De hecho desde los montes bocineros de Bizkaia se llamaba con un cuerno para asistir a Juntas Generales. Pero la trompa tomó gran importancia en Francia después del reinado de Luis XIII, estableciendo en principio distintos toques durante la práctica de la caza en base a los diversos procesos que durante la misma se desarrollan. Aunque bien es cierto que estos toques no deben confundirse con los fanfares que solo servían para celebrar la captura del animal. Así, existían toques de todo tipo: al despuntar el alba, el desayuno, la salida de los perros, la partida, la busca, el rastro, el levante, el lance, la rebusca, la muerte de los distintos animales, la recogida de los perros, el retorno… A diferencia de la trompa en España los perreros siempre han utilizado la caracola en las grandes monterías, y todavía lo hacen. Con resultados sorprendentes. No en vano por muchos perros de distintas rehalas que haya en una mancha, todos distinguen perfectamente el sonido de la de su dueño. Posiblemente no lo diferenciará el cazador que ocupe un puesto, pero en ese momento, por muy melómano que sea, dudo que se decante más por el de un concierto filarmónico, por mucho que el silencio del monte tenga la mejor voz y hable como nadie.
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