Repoblaciones

Hay un segmento de aficionados no muy exigentes que por motivos varios gustan de visitar los cotos intensivos con caza de repoblación. Otros intercalan en sus salidas alguna que otra cacería de este tipo, bien por comodidad o por no alejarse de su casa.


Lo cierto es que este tipo de cotos cuando están bien estructurados funcionan y cubren también las exigencias de muchos mayores y de aquellos otros que no tienen alternativa alguna. Son varias las modalidades de repoblación o suelta: las realizadas unas horas antes de proceder a su captura o las que el objeto de las mismas no es otro que conseguir unas poblaciones determinadas para intentar cazarlas la temporada próxima.

Lógicamente nos estamos refiriendo al primero de los casos, siempre muchísimo más fácil y en el que las especies a soltar suelen ser faisanes, perdices, codornices, palomas caseras y azulones. Las acuáticas y palomas siempre al ojeo, como también alguna vez faisanes y perdices.

Quizás en este tipo de cacerías el faisán adquiere un protagonismo especial. Clasificado en la antigüedad como la de más categoría de las volátiles, la ha ido perdiendo en el transcurso de los siglos. Oriundo de la China, se extendió por la cadena del Cáucaso hasta propagarse en muchas de las regiones templadas de Europa. Así, a los faisanes salvajes les gustan los lugares pantanosos y las zonas húmedas de los bosques, deleitándose con el murmurar de los ríos. Del tamaño de un gallo, común puede competir con el pavo real por su espléndido plumaje.

Aunque acostumbrado al contacto con los humanos, es selvático por instinto y aspira a la libertad por encima de todas las cosas. Cuando acaban de perderla los silvestres se ponen furiosos y arremeten a picotazos con sus compañeros de cautiverio. Por el contrario es un ave poco sibilina que se cree segura con tal de tener la cabeza escondida bajo el ala. Posiblemente demasiado hermosa para ser inteligente aunque desconfiada, si bien le cuesta diferenciar el peligro real del ficticio. Así, aguanta la muestra mirando incluso a los ojos del perro a muy poca distancia y durante mucho tiempo.

Así las cosas nuestra comunidad tiene un hábitat idóneo para que esta majestuosa ave pueda criar en nuestros montes a nada que en los lugares que ocupe —que son muchos— se regulen las poblaciones de zorros y jabalíes (estos últimos por el tema de los puestas). Bastaría con iniciar por parte de la Administración una política de repoblaciones contando con la ayuda de la Federación y esta con las sociedades de caza interesadas en el proyecto. Sin obviar a las liebres y perdices en determinadas zonas.

Todos sabemos que no es tarea fácil, pero si de verdad hay voluntad de hacerlo y se cuenta con el consenso de las sociedades de caza vía Federación los resultados serían buenos. Siempre y cuando al principio se aporte también comida y paz. Posiblemente más de uno se sorprenda si les digo que, cuando en Euskadi se sembraba cereal en las aldeas, las perdices eran huéspedes en algunas zonas. De hecho todavía en los montes de Urkiola hoy es el día que se ven algunas pocas perdices, incluso alguna liebre. Insisto, el consenso de las sociedades es vital, no en vano sus dirigentes cazadores comprometidos con su responsabilidad verían con ilusión el proyecto.

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