¡Sementera!

Como de costumbre, en muchas comunidades se acaba de desvedar la perdiz, un día importante para los aficionados. Un año más y van… La Administración no ha movido un dedo para arreglar el envenenamiento del campo. Ahora bien, no se inmutan al hacer público ellos mismos que el 60% de las perdices morirán al ingerir semillas de cereal tratadas.


Y se quedan tan felices, como si la solución pasara por dejar correr el tiempo para que desaparezcan todas. ¿Muerto el perro se acabó la rabia? No, la rabia y la mala uva no se van a acabar en tanto en cuanto toda esta cuadrilla de políticos de tres al cuarto y falsa moral que ven en los cazadores un enemigo a batir no arremetan sin miedo contra las grandes multinacionales productoras de fitosanitarios tóxicos.

Parece que con la iglesia han topado, les da pánico. Veinticinco años llevamos desde esta página denunciando estos hechos. Fuimos los primeros y no pararemos hasta que se solucione este gravísimo problema, el mayor de la cinegética peninsular. ¿Dónde están esos salvapatrias de Podemos y el PACMA? Esos que ponen el grito en el cielo ante la muerte de cualquier animal y callan ante un desastre ecológico de esta magnitud.

Este año han criado bien, a secas, nada fácil por cierto, aunque como digo muchas morirán por la receta y no por la escopeta. Pero que nadie espere milagros en su acotado porque el recurso llega hasta donde llega, cupos de dos incluso de una deben respetarse sí o sí. Teniendo especial cuidado en no tirarles cuando arrancan a 40 metros porque dejarlas pinchadas es incluso peor que no respetar el cupo.

Para sentirse cazador no hace falta cobrar muchas, es suficiente trabajarlas con el perro por delante, sudar la camiseta y tener la gallardía de poder decir «hoy habéis podido conmigo». No pasa nada, cada uno llega donde llega. La dignidad de una caza natural y atávica debe primar por encima del morral y los desaforados en cuantificar piezas de la forma que sea y que tanto daño hacen al colectivo.

Mejor que se queden en casa hasta que se tranquilicen un poco.

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