Escopetas de caza

La primera arma de fuego utilizada para la caza fue la escopeta de rueda, o mejor dicho, el mosquete de rueda que disparaba un proyectil de bala. Bastante más tarde se utilizaron para las armas de caza los perdigones.


El mosquete, o fusil de bala, inicialmente no se utiliza con fines venatorios, sino exclusivamente militares. Hasta el siglo XVII todos los fusiles eran de modelo de rueda y únicamente a comienzos de aquel siglo se introdujo la llave de piedra o pedernal. El antiguo modelo de rueda siguió todavía en vigor en algunos países hasta 1800, apenas perfeccionado. Solo hacia finales del siglo XVII las armas de fuego sustituyeron completamente al arco y a la ballesta, y fueron consideradas de utilidad para la caza, en tanto que su uso para fines militares estaba ya ampliamente difundido. Dado que el dispositivo de rueda no presentaba una total seguridad para el cazador, por lo que respecta al encendido de la pólvora, el fusil se utilizó exclusivamente para la caza de piezas paradas. Las armas tenían los cañones lisos. Como la utilidad de la rotación del proyectil se conocía ya por el dardo lanzado por la ballesta, hay que presumir que los armeros alemanes fueron los primeros en aplicar el mismo principio al rayado de los cañones, para imprimir al proyectil la indispensable rotación con la cual conseguir mayor alcance. Los perdigones no fueron introducidos en Alemania hasta el siglo XVI, encontrando una inmediata y amplia aplicación en la caza de piezas medianas y pequeñas. En las armas de caza primitivas el encendido de la pólvora se producía gracias a las chispas provocadas al chocar el gatillo con el pedernal, colocado contra la tapa de una cazoleta que, al abrirse, dirigía las chispas a la pólvora allí apostada, llamada cebo; al encenderse esta pequeña porción de pólvora comunicaba el fuego a la recámara donde se encontraba la carga principal, por medio de un pequeño conducto. Este sistema fue utilizado durante largo tiempo, de forma que en los primeros años del siglo XIX todavía se veían armas de esta clase. Hacia 1800 se inventó el fulminato de mercurio, el pistón y la escopeta de pistón. El pistón era colocado en una chimenea que comunicaba con la recámara donde se producía la explosión al contacto con la pólvora. La innovación eliminaba el inconveniente del encendido en dos fases, se caracterizaba a la escopeta de piedra, y alcanzaba el proyectil una mayor velocidad. Este nuevo tipo de arma se llamaba comúnmente de pistón o chimenea indistintamente, por ser estos dos elementos los que lo diferenciaban del de chispa o pedernal. En 1838 Lefaucheux inventó la primera escopeta de retrocarga, dando así realidad a la primera arma capaz de ser cargada por la parte trasera del cañón, y en 1861 los ingleses Daw y Lancaster llevaron a la realidad el sistema de percusión central de recarga.
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