¿Qué perro elegir?

He aquí una pregunta siempre de palpitante actualidad entre los cazadores, a la que es imposible contestar de un modo breve y categórico.


Hay quien se atreve a afirmar que el mejor perro de caza es un chucho cualquiera que tenga afición y esté picado. Podríamos ir citando respuestas más o menos interesantes, pero prefiero condensar todas en el comentario de cierto amigo mío: «El mejor perro de caza es el que caza mejor». Son muchos los cazadores que hacen de cazador y perro a un tiempo, o dicho en otras palabras, que tiran bastante bien y no poseen otro concepto de lo que es cazar que el de meterse una serie de kilómetros en el cuerpo, dándose lo que nosotros llamaos palizas kilométricas. También el caso contario es muy abundante, o sea, el de aquellos cazadores que se eternizan dando golpes en las matas por doquier con la culata de la escopeta y lanzando piedras al fondo de los barrancos, acompañado de una serie de gritos. A los primeros cualquier perro de caza llega a convencerles, por muy malo que sea, pues no exigirán del mismo más que esté a su lado. Al finalizar la jornada, el cazador llega cansado como un perro y el perro fresco como una rosa. Los segundos, los comodones, son lo que más abominan los perros de pura raza; estos en sus manos no hacen más que correr a diestro y siniestro tras las piedras por su amo arrojadas y luego… tras las piezas de caza, espantándolas todas y dando lugar a que el paciente amo se desgañite vociferando como un energúmeno, regresando ronco y cariacontecido el primero, y más contento que unas pascuas, con aire burlón, si es que las pascuas traen dichos vientos, el segundo. El cazador debe hacer de cazador y al perro hay que dejarle hacer de perro. El término medio entre los dos extremos presentados es el único que encontrará un auxiliar en el perro; los otros dos, nunca, valiendo más que prescindan de sus servicios. Resumiendo un poco, quizás se pueda decir al respecto que si se va a cazar en zona húmeda, siendo el cazador fuerte, le conviene un Setter, y si la zona es seca y abierta, su mejor compañero será un Pointer. Si el aficionado es más reposado y tranquilo, y le gusta que el perro cace más en corto, deberá elegir un Bretón. Si le gusta más grande, deberá hacerse acompañar por un Drahtaar o un Perdiguero de Burgos. Curiosamente un buen cazador hará de su perro —el que fuere— un animal que cubra sus exigencias. No en vano bien dice el tópico: «dime qué perro tienes y te diré qué cazador eres».
Comparte este artículo

Publicidad