Dima: dice, exige, reconoce

El pasado día 16 las campas de Dima dictaron sentencia ejerciendo de tribunal legitimado para hacerlo. Una multitud de cazadores, pescadores, y gran cantidad de jóvenes garantizando el relevo generacional.


Conciencia colectiva de lo que es y de lo que se quiere alcanzar. Comunión sincera con los políticos sensibles a una causa que merece esa sensibilidad. Orgullo de pertenecer a una casta secular amparada en razones enraizadas en la Naturaleza. Blindaje en torno a un sentimiento que es también pasión y arte. Todo ello otorga al tribunal los datos y premisas precisas para poder sentenciar en pro de la labor que despliega Adecap. Foro de exigencia y, a la vez, de reconocimiento cuando la labor de nuestros políticos se pivota en la razón y en la lógica. Dima dijo mucho el domingo 16, dijo que va a seguir diciendo mucho y claro, dijo que va a seguir exigiendo lo que corresponde y dijo que sabrá reconocer a quienes entiendan y breguen para unos colectivos necesarios y determinantes para la gestión de la Naturaleza. El barniz de exigencia del evento se fundió con el aire festivo de la jornada y los familiares que se integraron en el espacio multidisciplinar salieron convencidos de que ya tienen otra familia, la gran familia de Adecap. El reto marcado por Adecap en su evento anual tuvo una respuesta natural que, año tras año, sorprende a propios y extraños y hace que Dima sea el espejo y el ejemplo de lo que debe ser una gestión basada en las personas y la Naturaleza, una gestión que merece la pena. En definitiva, fidelidad a raudales a la cita de Dima de unos colectivos que se visten por los pies, ejemplo de andar por el campo y por la vida e imprescindibles para regular el desequilibrio ecológico que el hombre en su alocado afán de progreso ha cansado a la Naturaleza.
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