Efectos de la pandemia

Fray Luis de León escribió una frase histórica: «Decíamos ayer», cuando volvió a la cátedra.


El comentario de actualidad se basa en cómo ha cambiado la naturaleza en estos meses de confinamiento. No quiero pasar por alto a todos los fallecidos, que siempre nos quedará su recuerdo. Volvemos a los ríos, en la Fase-2 nos reencontramos con los amigos para compartir alegres jornadas de pesca y disfrutar de la naturaleza.

Nos llama la atención el estado en que nos hemos encontrado las riberas de los ríos con frondosa vegetación y el abandono del cuidado de sus caudales y márgenes.

Las aguas cubiertas de ovas y otras plagas de plantas de nueva aparición, al igual que nuevas especies que están colonizando nuestras aguas, entre las que destacamos los cormoranes, que se ven por cientos, sin que nadie tome medida alguna para su control, a sabiendas de la predación que hacen sobre las especies acuáticas de aguas continentales y marinas, principalmente salmónidos autóctonos y arco iris de sueltas.

Todos sabemos que estos pájaros se alimentan de peces, y no distinguen una trucha de un hucho, bogas o cualquier tipo de pez, y como anécdota, recuerdo cuando me desplazaba en el tren con los asientos de madera y vagones tirados por máquina de vapor, a la maya o Alba de Tormes en busca de la pesca de la trucha. Llevábamos la bicicleta, porque si perdíamos el tren de regreso a casa había que volver en bici, sin cambios, vamos a piñón fijo.

Despues de un día de pesca, volver en bici casi 40 kilómetros, con las cañas, la costera con los peces, las botas de agua, todos los enredos que llevamos los pescadores y la merienda —por cierto, no llevábamos agua, porque si teníamos sed la bebíamos directamente del río—, no era plato de buen gusto. Por eso existían las salas de espera en las estaciones de ferrocarril. Recuerdo que el cupo eran muchas truchas, que a fecha de hoy es impensable.

Esto es el comienzo de una nueva andadura, salud y buena pesca.

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