Historia de un Guarda de Pesca

Corría allá por el año 1993, recién terminados los estudios de capataz forestal, cuando por suerte de la vida y por mediación de mi padre, compañero de trabajo de Víctor Martínez (D.e.p.), padre del actual presidente de pesca Víctor Martínez, tuve el hono


En una actividad como es la pesca que me apasiona. Empecé a trabajar el 23 de junio de 1993 con 17 años y jurando el cargo ante el Gobernador Civil de Cuenca, teniendo que hacer el servicio con una moto de 75cc, eran momentos que no se olvidarán nunca. No tuve problema alguno de llevar a cabo mi función porque conocía bien lo que es la pesca, dado que yo empecé a practicarla desde muy temprana edad, con apenas 5 años.

Tuve buenos compañeros con los que compartí muchos y grandes momentos y me enseñaron picarescas que cometen los pescadores y furtivos: Honorato, Vicente (D.e.p.) y Demetrio (D.e.p.), eran otros tiempos…

Por entonces se empezó soltando únicamente truchas comunes, con un cupo de permisos de 8 socios y 8 de oferta pública diarios, jueves, sábados y domingos.

Recuerdo la gran demanda de pescadores, algunos de madrugada iban a hacer cola a las puertas de la Delegación de Agricultura para poder sacar algún permiso sobrante de los sorteos y en la oficina de la sociedad donde los viernes a última hora hacíamos un sorteo con nuestros permisos sobrantes para socios. Recuerdo que se realizaba en una copa donde se encontraban las bolas de madera, mucha afición, compañerismo, mayoritariamente eran grupos de amigos que iban a pescar y preparaban buenos almuerzos y comidas, en hermandad y buena lid.

En esos años los 70-80 el coto solo tenía agua y riberas para pescar. No disponía ni de mesas para poder comer, o para la expedición de permisos. Nada.

¡Cuántos almuerzos y comidas a la intemperie, navaja en mano! Lloviendo, nevando, con sol… tiempos maravillosos, que por desgracia, ya no volverán…

Continuará.

Comparte este artículo

Publicidad