Sequía e incendios

Estamos ya inmersos en una nueva temporada general de caza menor y mayor, influenciada claramente por los efectos de la brutal sequía que hemos venido padeciendo en los últimos meses… y eso que algunos todavía seguimos poniendo en duda los efectos reales tan cacareados y muchas veces manipulados del cambio climático.


Pero la realidad última es que en la mayor parte de nuestros territorios las lluvias no llegaron hasta bien avanzado octubre, concretamente, y no muy abundantes, dando una pequeña, aunque insuficiente, alegría a nuestros campos. Así que los que en la apertura fueron tras liebres, conejos y perdices tuvieron que sortear el calor y la falta de fondo físico de los perros, y a poco que fueran consecuentes, cazar unas pocas horas y dejarlo para más adelante.

Mejor se han ido dando batidas y monterías, ya que hay muchas reses, pero las rehalas han sufrido en sus carnes las bajas producidas por un sol de justicia y la falta de agua. Cuando cambie el panorama y sea más propio del otoño se podrán ir confirmando los buenos resultados apuntados y sobre todo las magníficas perspectivas que tenemos por delante, tanto para los monteros como para los recechistas.

Para acabar estas líneas, dos hechos muy preocupantes. Por un lado esa sequía de la que hablábamos antes, junto con la mano terrorista de pirómanos que han provocado los incendios forestales, han hecho que se viviera una verdadera tragedia en tierras asturianas, gallegas y portuguesas, con muchos muertos, heridos y unas pérdidas económicas de primera magnitud, junto con la degradación medioambiental de esos territorios. Debe caer el peso de la ley sobre los que lo han provocado y endurecerse las penas que se les imponga a unos desalmados que no pueden quedar en la impunidad.

Finalmente, reflejar que ya se han producido muertos y heridos en accidentes de caza desde la apertura. No nos cansamos de escribir que toda precaución es poca y que debemos intentar que el luto no llegue de nuevo a nuestro colectivo, al mismo tiempo que hacemos llegar nuestra condolencia a familiares y amigos de los fallecidos. Pero la caza continúa.

¡Buena campaña cinegética para todos!

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