¿Qué fue del ‘nuevo Reglamento de Armas’?

Tengo que volver hasta finales de febrero de 2011 para recordar la buena noticia que afectó a todo nuestro ambiente, cuando desde fuentes fundamentales en el asunto se supo que el que entonces se barajaba como ‘nuevo Reglamento de Armas’ no iba a seguir adelante.


Y fue un auténtico alivio para mucha gente en España, pues la amenaza que planteaba aquel texto, increíble en muchos apartados, hubiera sido una auténtica catástrofe para un muy amplio colectivo, que como bien saben reúne a muchos más que un millón de ciudadanos en todas sus numerosas facetas, desde los cazadores (fundamentales en este asunto por su gran número), hasta los industriales y profesionales que viven y dan muchos puestos de trabajo por nuestras actividades. Entonces, diferentes colectivos, asociaciones, medios de prensa especializados, etc., hablamos con representantes políticos que confirmaban una situación favorable a clarificar y dar su apoyo de cara a evitar el injusto e indefendible desaguisado que se hubiera producido de llevarse a efecto la reforma, que también los había (como los sigue habiendo), quienes sólo pretenden nuestra desaparición, y puedo asegurarles que las más de las veces porque es la moda imperante, además de por un absoluto desconocimiento del asunto. Pero lo cierto es que desde entonces, y pese a la indiscutible victoria del Partido Popular —que era el que más proclive se mostraba a escucharnos y a colaborar en llevar el tema por cauces más razonables—, la evidente situación de tantos y tantos temas de absoluta importancia ha propiciado prácticamente que aquel interés de escuchar y colaborar en el mejor entendimiento, se haya visto diluido en el tiempo. Además, las normas dictadas desde Europa son a veces interpretadas de forma más que peculiar, siendo de verdad constante la situación de perjuicio, represión e indefensión que nos afecta, lamentablemente. Y el tema del coleccionismo legal, riguroso y documentado es sólo un buen ejemplo al que dedicaremos en estas páginas el espacio que merece. Y quiero destacar también desde aquí la labor llevada a cabo por la Asociación Nacional del Arma de España (ANARMA), defendiendo real y decididamente los derechos de todos nosotros en situaciones que llegan a ser de verdad impresentables desde la Comisión Europea, las mismas que deben ser aplaudidas por ciertas personas o entidades en nuestro país, aunque no es menos cierto que esa comisión anti-armas se lleve un buen número de palos desde el sentido común de muchos eurodiputados, por las inconsistentes y muy poco rigurosas políticas que tratan de imponer. Que la situación política ha cambiado en España es incontestable, lo mismo que hemos de hacer todavía mucho más por estar unidos y poner todo de nuestra parte para defender nuestros derechos como ciudadanos legales en todos los sentidos, que además somos muchos, más que suficientes para conseguirlo. Pero hemos de ser nosotros los principales actores.
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