Sobre la JNHTC

Ardua se nos antoja su tarea: establecer cómo es de excelente cada uno de los trofeos que se someten a su examen y a su sistema de medición, y elaborar el listado de los mejores ejemplares con precisión decimal y cierta profusión de datos que hemos de dar por verificados, tales como el cuándo y sobre todo el dónde, además de el qué, entre otros.


A la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza no le falta trabajo —tengamos en consideración además su proverbial, y a lo que parece endémica, falta de medios humanos y materiales para realizar las funciones que tiene encomendadas— ni andarán sus miembros ayunos de tensiones, porque como bien sabemos esos puntos y esas certificaciones significan mucho en el mundillo de la caza y sus derivaciones. Dinero sobre todo. Además de las críticas que se puedan hacer de las propias fórmulas de homologación, que es la primera de sus funciones según se puede ver en la página oficial del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente («Definir las fórmulas de valoración correspondientes a cada especie, ajustándose en lo posible a las adoptadas por el Consejo Internacional de la Caza y Conservación de la Fauna»), la decisión recientemente adoptada por la JNHMC de cerrar la posibilidad de ostentar el récord nacional de determinadas especies a los animales cazados en espacios cerrados, ha generado polémica. Recordemos: «Los trofeos homologados de macho montés, rebeco macho, rebeco hembra, sarrio macho, sarrio hembra, lobo y arruí —y los de otras especies que puedan ser definidas por la Junta en el futuro— cuando procedan de terrenos cercados, no podrán optar a ser Récord Nacional de su especie, al que solo accederán aquellos procedentes de terrenos abiertos». El párrafo suscita algunos interrogantes: ¿Por qué esas especies y no otras? ¿Por qué no todas? ¿Por qué se excluye —de momento— a una especie como el venado, que tanta cotización alcanza según dónde se cace? ¿Tiene la Junta capacidad para verificar dónde han sido cazados los ejemplares candidatos a figurar entre los mejores o dónde se han criado? Creemos sinceramente que no. En tal caso, como dice el doctor Caballero en su sección del mes de septiembre de la revista HUNTING, «si no pueden dar fe de lo que firman y actúan como notarios, deberían al menos, revisar su función para no ser cómplices de tanta vulgaridad, o en su defecto, certificar que homologan trofeos de fauna, pero no necesariamente cazada». El razonamiento es inapelable. Y no falta quien ha querido ver en esta decisión, unánime por cierto, una maniobra para defender la excelencia de los trofeos de macho montés de Gredos y aledaños del empuje y la competencia de los extraordinarios ejemplares que se están abatiendo en otras zonas, como es el caso de Sierra Nevada, que a más de uno ha sorprendido con el nuevo récord nacional de la especie. A ello se refiere Antonio Díaz de los Reyes también en el número de septiembre de HUNTING. Ya decíamos que su tarea es ardua, lo suficiente como para no complicarla aun más. Y sus listados de trofeos un material de consulta del que hay que esperar asepsia, objetividad, independencia y rigor.
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