Armas de mujer…

He leído en un periódico que, en Senegal, dos científicos de la Universidad de Iowa llevan algún tiempo investigando a varias familias de chimpancés que viven en la zona y han descubierto un hecho sorprendente.


Ya hemos visto cómo estos ancestros nuestros utilizan una ramita fina y larga, a la que previamente le quitan las hojas, para introducirla en los agujeros de los hormigueros y comerse los insectos que salen enganchados al tallito. También he visto en un video de esos que nos enviamos unos a otros por internet que hay pájaros que ceban a los pececillos para que, al subir éstos a la superficie a comer del cebo, ensartarlos con su largo pico. Pero es que lo que han descubierto estos investigadores va más allá. Resulta que las hembras de alguna de estas familias investigadas fueron vistas en muchas ocasiones mordisqueando la punta de un palo hasta conseguir que tuviera punta. A continuación se dirigían hacia algún árbol que tuviera agujero en el tronco, observaban si había algún animal escondido en él y pinchaban una y otra vez hasta conseguir sacar la presa alanceada… Dicen estos científicos que incluso dan caza, con tal procedimiento, a otros monos más pequeños. Teniendo en cuenta que el chimpancé es el animal más parecido al hombre en cuanto a genética se refiere, ¿quién dice que quizás no estemos ante “el eslabón perdido” entre los monos y los humanos? Tendría gracia que fuera la caza dicho nexo. Tampoco me sorprende que sólo sean las hembras las que utilizan armas. Son más listas que los machos. Si recapacitamos un instante, caeremos en la cuenta que, en la Naturaleza, no hay mejor cazadora que una hembra. Suya es la responsabilidad de dar de comer a los pequeños, de criarlos, defenderlos y enseñarles a buscar comida… Eligen pareja, seleccionan el macho más fuerte… y los machos vagueando y haciendo de las suyas.
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