El buen gusto, en la caza y en la vida, exige el comportamiento propio de un caballero, o de una señora, en función de la condición de la persona en cuestión. En este caso, entre el hombre y la mujer no existe, al contrario que en la vestimenta, diferencia alguna. Es una cuestión de buen gusto y educación. Lo que me temo es que estas afinadas apreciaciones tuyas, solamente son apreciadas por quienes disfrutáis de esas virtudes. Desgraciadamente, la caza mayor se ha llenado de pretenciosos, presuntuosos, chabacanos, interesados,ostentosos, egoístas, trepadores del poder, o del supuesto prestigio que da el oficio montero.
Tú conoces la caza social de mi amada tierra gallega, en sus batidas y monterías no hay clases sociales ni varemos económicos, y en cambio aparecen esas mismas enfermedades. No es una cuestión de economía o del rancio concepto de la clase social. El buen gusto y la nobleza yo los he visto más veces en las manos de un carpintero que en las de un "Grande de España". La caza mayor, como cualquier nicho de nuestra sociedad, sufre el mal de la mediocridad. Lo que me temo es que, para curar ese mal no existen suficientes pastillas de humildad en nuestra sociedad decadente.
Conque, maestro... Solo resta tomar analgésicos o quizás adoptar la política de los monos de Gibraltar...(Se tapan los ojos para no mirar)
Totalmente de acuerdo en que ese "ritual" es de muy mal gusto. Hasta la res muerta merece un poco de respeto.
Estoy totalmente de acuerdo con tu reflexión, es mas, ya publiqué hace unos años unas líneas dedicadas a la transformación de un acto que ennoblecía al montero, y cómo debía de realizarse según la tradición y escrituras antiguas en la revista Caza Extremadura, pero de poco ha servido. Tristemente se siguen cometiendo estas atrocidades que contemplamos sin poner remedio una y otra vez en nuestras juntas monteras. Personalmente solo he asistido a un noviazgo como Dios manda, con su juicio, y su sentencia, acordando manchar un poco la cara de sangre al montero y su correspondiente propina al perrero e invitación de algunos combinados a los allí presentes. Juez, Fiscal, Abogado defensor y denunciante fueron además del protagonista los afortunados en participar de aquel acto que me arrepiento de sobremanera no haberlo grabado con una cámara para explicar cómo se debe de realizar un noviazgo.