Cartuchos ecológicos para patos

El cazador, en esa ida y vuelta de la actividad, quita y da vida.


Tal vez porque nací y vivo en medio de un páramo español, Castilla y León, que es tierra de secano de las de mirar siempre hacia el cielo para ver si llueve, las cosas de mar y la fauna lacustre me resultan más admirables. Un pato pequeño nadando en una charca de gravera tras su madre y hermanos es una de las imágenes más bucólicas y entrañables que yo percibo en el campo. Mucho más que cuando veo un Bambi que apenas se sostiene. Por esto lo he pasado tan bien en las Terres de l’Ebre viendo cómo los cazadores de aquella federación salvan a los patos haciendo una labor de verdadera ecología, sin que hayan hecho otra cosa que trabajar, acarrear sacos y poner rampas salvavidas a los patos, para lograr su empeño. Es tan bonito lo que están haciendo que me sienta muy mal que no seamos capaces de difundir estas acciones tan loables de los cazadores, siempre sentenciados por esta sociedad fiscalizadora. Pues no sólo lo vamos a decir, sino que vamos a repetir patrones en otros puntos de España. Y además, vamos a llevar nosotros la antorcha de este trabajo, como llevamos la de la genética de la perdiz, la de semillas perversas, la de celo de perdiz, la de codorniz en España, la de tórtola y tantos otros que estamos impulsando desde FEDENCA y que ha acabado con la exclusividad de algunos grupos que hacen estudios muy buenos y otros que no hay quien los agarre, excepto algún juez indocumentado. Los cazadores del Delta han cambiado el plomo por sorgo y chinarros de cuarzo. Buscan que las acuáticas se coman el envuelto de alimento y GRIT que es un material silíceo de granulometría adecuada que ingieren las acuáticas para que hagan de gastrolitos. Se llaman así a los chinarros que hacen de amoladera y que se ven en las mollejas de las aves herbívoras, porque las necesitan para triturar los alimentos y hacer bien la digestión. El GRIT y el cebo comestible se distribuyen por los márgenes o caballones que separan las parcelas de arroz y hay que llevarlo a hombros. Los patos comen mejor la mezcla de los dos productos que la comida de cereal solamente. Es muy importante lo de echarles mármol triturado pues los patos tienen la fea costumbre de engullir perdigones de plomo creyendo que meten en el estómago material de molienda. No hago chiste si digo que los perdigones de plomo son fatales para los patos; porque me refiero especialmente a los sedimentados en el fondo de las aguas, no a los que les disparamos buscando abatirlos. La peor captura para un cazador es la que provocan los daños colaterales que te frustra, porque el cazador espera capturar a lo que dispara y no a los especímenes pequeños dependientes que suelen morir por ausencia del progenitor abatido, ni tampoco a otra acuática a la que no disparas pero muere por comer perdigones creyendo que son gastrolitos.
Los patos buceadores toman perdigones de los fondos y las demás acuáticas de las parcelas de arroz someras, porque no distinguen bien lo que se tragan y cuando pillan perdigones los llevan a su molleja. El plomo dura alrededor de 20 días en el estómago del ave y con los ácidos produce efectos tóxicos que pueden acabar con la vida del pato. Para paliar este peligro la delegación territorial de las Tierras de l’Ebre, perteneciente a la Federación Catalana de Caza, ha iniciado un proyecto muy interesante que puede salvar de la intoxicación a muchos patos. El proyecto que ha diseñado Rafael Mateos del IREC, se ha potenciado por la junta directiva de esa Federación Territorial que preside Manel Royo y tiene como valedores a los dos vicepresidentes Pedro y Ramón y muy especialmente en Carlos Colomé que participa activamente en el control del plumbismo y en el proyecto que ha medido la densidad de perdigones de estas zonas húmedas donde ya no se permite el uso del plomo. La federación catalana que dirige Paco Piera, con quien estuve viendo las posibilidades del proyecto, ha apoyado económicamente esta fase del proyecto inicial de alimentación, además de la fase de colocación de rampas de salida, que es otra labor muy importante que comento seguidamente. Pero no acaba con el plomo el peligro para los patos. El mayor peligro está en los arroyos de hormigón —con más de un metro desde el nivel del agua hasta el ras de las dos paredes laterales—, que llevan el agua a los arrozales. Se caen los patos jóvenes y se ahogan o mueren de inanición al no poder salir del agua. En el Delta del Ebro hay 500 Km de canales de cemento, que antes eran de barro y laterales inclinados que permitían salir a las acuáticas pequeñas. Hay brigadas de cazadores que con una sacadora-rejoncillo capturan a los patos y los sacan al exterior en los meses de crianza: mayo a julio. El ingenio de los cazadores ha dado la solución. La rampa de salida es un tablón colocado contra una de las paredes verticales que pivota en la parte superior y flota en el agua, por lo que queda inclinado formando una rampa que permite salir a los patos y demás acuáticas sin esfuerzo. Los patos salen solos del canal tablón arriba a veces orientados por los padres. Se han colocado en estos tres años ochocientos tablones. Han sido tres años de ilusión y de trabajos para la fauna que son un orgullo para muchos amantes de la naturaleza y una acción que debemos airear todos los cazadores.
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