Más parques nacionales

La caza en los Parques Nacionales sigue siendo una cuestión debatida, no sólo en nuestro país, sino en todos aquellos donde existe esta figura de protección.


En una reciente reunión organizada por el Consejo Internacional de la Caza y Conservación de la Fauna Silvestre (CIC), el Presidente de la Comisión de Caza Tropical, Dr. Rolf D. Baldus, afirmaba que «Caza sostenible y Parques Nacionales no son contradictorios, sino todo lo contrario, ya que son perfectamente compatibles. Son dos caras de una misma moneda», a la vez que exponía la terrible situación por la que atraviesan los parques nacionales en África, en donde el número de animales salvajes ha disminuido de forma dramática. En este mismo sentido, la Universidad de Cambridge publicó un informe en el que llamaba la atención sobre la situación de las poblaciones de especies emblemáticas como el león, jirafa, wildebeest, búfalo y cebra en los Parques Nacionales africanos, que han visto disminuir sus poblaciones en más de un 60 por ciento entre los 1975 y 2005. El principal motivo es la caza furtiva practicada por las poblaciones locales para conseguir alimento y los escasos medios que las distintas administraciones dedican a su conservación. El CIC es partidario de la creación de parques nacionales allí donde sea necesario y esté suficientemente justificado, pero considera que su declaración debe ir acompañada siempre de una garantía de financiación y sobre todo que cuente con el apoyo de las poblaciones locales. En aquellos casos en los que el parque no pueda autofinanciarse, o se haga a un coste muy elevado, se recomienda la práctica de una caza sostenible, que precisa de poca infraestructura y que además tendrá un mínimo impacto ambiental. Ello supondría una fuente de ingresos para las poblaciones locales y de esta forma contribuirían a su conservación. En España la situación empieza a parecerse a la de África. Se crean parques nacionales con escasos medios y no se tiene en cuenta el interés de las población local, incluyendo dentro de la población local no sólo los habitantes de los pueblos incluidos en el parque, sino también a los propietarios de fincas. La aprobación del parque nacional implicará la prohibición inmediata de la caza y una importante limitación de otros aprovechamientos como el agrícola o forestal. Todo ello no siempre indemnizado. Un ejemplo muy reciente lo tenemos en el futuro Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, que afecta a distintos municipios de las vertientes madrileña y segoviana, y a un importante número de fincas privadas, que de pronto verán limitada la actividad cinegética en ellas y muy restringidos otra serie de actividades que venían desarrollando hasta la fecha. Eso sí, los responsables del parque le indicarán "el uso público que van a hacer de ella". O un ejemplo aún más grave, el de la Sierra de San Pedro en Extremadura, donde algunos grupos ecologistas pretenden crear un nuevo parque nacional y cuyas fincas son mayoritariamente particulares. Ante esta situación, ¿no sería mejor que sólo se declarasen parques nacionales en terrenos públicos o fincas particulares que cuenten con el expreso consentimiento de sus propietarios? O en su defecto, ¿por qué no se les expropia? Respondo: porque expropiar cuesta dinero, y sale mucho más barato crear el parque y no pagar un euro a los propietarios. En el fondo son pocos, y por mucho que se quejen, la opinión pública siempre estará a favor del parque.
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