Hemos cambiado el «chip»

«MATO, QUE PARA ESO PAGO»


Es lo que piensan muchos cazadores. Ya es bastante triste tener que pagar para poder cazar pero éste es un hecho irrefutable. Lo que ocurre es que mucha gente entiende que paga para llevarse algo a casa. Se olvidan que pagas para cazar. Y cazar no es sólo abatir piezas y meterlas en tu congelador. Ni mucho menos. El verdadero cazador está cazando ya antes de salir al campo. Preparando los trebejos. Imaginando mil lances. Sigue cazando cuando anda destripando terrones por esos barbechos de Castilla, embarrado hasta las orejas detrás del bando aún a sabiendas que, con lo que le pesan hoy las botas, no las va a dar alcance. Caza cuando le toca un puesto en una cuerda, aireando de lo lindo, sabiendo de antemano que no le va a entrar ni una lagartija. Pero hoy la caza está tan mercantilizada que nos están cambiando los esquemas mentales… En los albores de la Humanidad, el hombre debió cazar para subsistir. Inventó mañas, argucias y trucos para hacerse con los animales y llevarse algo a la boca. Cazaba y comía y, cuando se terminaba el condumio, volvía a cazar… no guardaba nada. Cazaba un día tras otro. Estaban, supongo, delgados y en forma… Eran fundamentalmente carnívoros… Con el paso del tiempo, algunos, quizás los más conformistas o los menos dotados, se dieron cuenta que la tierra daba frutos y que, con menos riesgo y esfuerzo, se podía llenar la barriga y aplacar el hambre. Se hicieron agricultores o recolectores. Además los frutos se podían conservar más fácilmente y se especializaron en guardar para más tarde… se convirtieron en omnívoros pero con cierta tendencia a la comodidad y por consecuencia al engorde… Hasta en eso marcharon en paralelo con la Naturaleza. No hace falta más que ver cómo los animales carnívoros no guardan, matan, comen, matan, comen… son nervudos, delgados, astutos… Los herbívoros son, por lo general, más gordos, acumulan grasa, guardan comida como los rumiantes, son tranquilos y pacíficos… El cazador primitivo tomaba de la Naturaleza lo suficiente para comer él y los suyos pero nada más. Ahora hay gente que sale al campo y , si tiene oportunidad, está matando mientras le queda munición. Le importa un pimiento que mañana no queden animales. «Yo pago y por eso cazo hasta reventar… Y me lo llevo a casa para mi congelador…» Y es que… «Éste no es mi Juan, que me lo han cambiao»
Comparte este artículo

Publicidad