Dañinas sentencias

Una nueva sentencia de la Audiencia Provincial de Álava, que sienta jurisprudencia, vuelve a remover las confusas aguas de los accidentes de tráfico provocados por especies cinegéticas. Los hechos: un corzo procedente de un coto con aprovechamiento cinegético de menor causa un accidente. El seguro del conductor da parte a la Diputación para que se haga cargo del siniestro, pues al ser una especie de caza mayor, el coto, de menor, no es responsable del hecho. La Diputación se niega a abonar los costes. Juicio.


Y surge la polémica sentencia: el Tribunal hace responsable al titular del coto o al dueño del terreno, pues su responsabilidad "abarca los daños causados por los animales de caza que procedan del mismo, sin distinguir entre distintos tipos de animales o de aprovechamiento administrativo, pues al margen del tipo de licencia gubernativa de su titular lo cierto es que, salvo prueba en contra, el dueño del aprovechamiento cinegético (y con más claridad del terreno de donde proceda el animal, a falta de aquel titular) lo es de toda la caza que en él se encuentre (máxime cuando no cabe administrativamente más que optar por uno de los dos tipos de explotación —caza mayor o menor—), sean animales con cierta estabilidad o hábitat en el terreno de procedencia o sean animales de paso. Esta sentencia ha convulsionado a los cazadores alaveses, y a los del resto de la Península, por las consecuencias que puede acarrear. Primero, porque para este Tribunal lo mismo da que el coto tenga un tipo u otro de aprovechamiento, pues será siempre responsable de cualquier percance que cause una especie catalogada como cinegética que atraviese sus terrenos. Y, segundo, porque hace caso omiso de las modificaciones de la Disposición Adicional Novena por la cual los daños sólo serán exigibles cuando el accidente sea consecuencia directa de la acción de cazar o de una falta de diligencia en la conservación del terreno acotado. Las consecuencias de esta sentencia son claras: los cotos pueden verse desprotegidos ante un percance con cualquier especie de caza que se produzca en las carreteras colindantes a sus terrenos, y por lo pronto, este acotado alavés, adjudicatario de un aprovechamiento de caza menor, ya es de forma firme responsable del accidente de tráfico ocurrido con un corzo.
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