Mi última conversación con un ilustre e ilustrado cazador vallisoletano

Creo conocer en profundidad a la Real Federación Española de Caza en todos sus niveles (internacional, nacional, regional, provincial, coto social con 700 socios y coto local con 42, etc. etc.).



José Luis Garrido

En una ocasión le hablé a José Luis Garrido de las carboneras, pero él me puntualizó y yo no me bajé del carro e inmediatamente nos indispusimos como consecuencia de que yo al Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) le llamaba carbonero tal y como se le llama en mi pueblo. Es más, en una de nuestras bodegas (las típicas bodegas rurales de campesinos) siempre criaban y en la caseta de viña de un pueblo de La Rioja denominado San Asensio, también.


Colirrojo tizón

Las quería tanto a las carboneras que jamás disparé mi carabina de aire comprimido sobre ellas.

Garrido me dijo que le estaba hablando de un Colirrojo y yo le insistí en que le hablaba de un Carbonero. Tenía razón Garrido y se la di unos meses después. Cuando entre personas susceptibles, como somos ambos, cuando media una discusión, luego nos cuesta enderezar la situación. Sobre todo en mi caso, que como decía don Ramón María del Valle Inclán (Marqués de Bradomín), soy: «viejo, feo, católico y sentimental». Es de comprender después de ejercer de directivo informático durante más de 25 años en un ente oficial lidiando con políticos torticeros se le agrie a uno el carácter y lamentablemente se dé un giro de 180 grados para convertirse en: «un fue y un será, y un es cansado», pues cuando te niegas a llevar a cabo tropelías muy conocidas por todos, enseguida te aplican jarabe de palo a la traición. Soy cazador y pescador y creo conocer tanto la caza como la pesca a la perfección por haberlas visto bajo todos puntos de vista. Hasta desde el informático y organizativo que en su día fui criticado por gastar mucho tiempo en ello y llevarlo personalmente sin delegar en terceros. Nunca he perdido la relación con la caza y la pesca (salvo durante mi estancia en el convento). ¡¡Y no me arrepiento!! En lo que a corrupción se refiere la he visto desde nada más nacer hasta nuestros días, pero no van todos a presidio. Y lo que es peor, he lidiado con padres e hijos de la misma condición.


Carbonero común

En unas conferencias de Portas (Pontevedra), donde se finiquitó el tan traído y llevado «conejo de la RFEC» Garrido y un servidor retomamos una amistad inquebrantable recitando poesía. Ya ven, los cazadores no somos unos borrachones pendencieros. Ni mucho menos. Pues ninguno de los dos libamos demasiado (a diferencia de alguno …) y yo hará más de 30 años que no he ingerido ni una gota de alcohol ni fumado un cigarrillo. Así las cosas, le recité parte de la Venganza de don Mendo cuando dice:

Es que tu inocencia ignora
que, a más de una hora, señora,
las siete y media es un juego.
Magdalena
¿Un juego?…
Don Mendo
…Y un juego vil
que no hay que jugarlo a ciegas,
pues juegas cien veces, mil,
y de las mil, ves febril
Que o te pasas o no llegas.
Y el no llegar da dolor,
pues indica que mal tasas
y eres del otro deudor.
Mas ¡ay de ti si te pasas!
¡Si te pasas es peor!

El señor Garrido siguió y yo no me quedé atrás. Estaba ante un sabio multidisciplinar y a esos, amigos, hay que respetar y escuchar con anhelo.

¿Cómo solucioné lo acaecido con el señor Garrido?

Muy fácil en estas nuestras Españas. En cada una de ellas se le denomina de una manera a la misma cosa. Por eso yo me he buscado una web de mi tierra que me saca de muchos apuros, pues está dirigida y creo que hecha por un biólogo a juzgar por el diseño propio de un biólogo que conozco desde niño y vive ahora en Alicante, me refiero al hijo de los maestros de Villapún (Palencia) que dieron clase en Santervás de la Vega (Palencia) y después les perdí de vista aun cuando voy mucho a Santervás de la Vega a ver la Granja de Perdices Artesanas de nombre Perdices Requejo y muy bien atendida por Amaranto quien me cuenta sus periplos por la Europa rica trabajando a más no poder.

-Carbonera: Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), ave de color oscuro, especialmente en el macho, lo que justifica esta denominación. Para esta especie en Villapún se usa más el nombre de «hornera». Más información en la sección de «las aves y sus dichos en Villapún».

El Carbonero común tenía una estima de 15.432.686 en 2018. O sea 2.197.106 más que en 1998.


—Sí, dígame.

—Hola, Miguel Ángel, soy José Luis. ¿Cómo estás?

—Pues a punto de volver a entrar en el hospital con la segunda operación en la que me van a extirpar la vesícula biliar de cuajo.

—Vaya por Dios. Yo te llamaba para comunicarte que te voy a mandar un libro a través del I.R.E.C. (Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos) por las fotografías tuyas que he incluido también en este libro.

—José Luis, te lo agradezco de corazón y mucho más la dedicatoria que creo no merecerme. Tú, me puedes pedir todas las fotos que quieras, que si las tengo, tuyas son. Y si quieres más plumas de avutarda, te remito un montón.

Los dos libros que José Luis Garrido me ha dedicado son los siguientes:

Las especies cinegéticas españolas en el siglo XXI.

Modalidades y métodos de caza.

Ha escrito muchos más libros e intervenido y prologado otros, creo que cientos.

Situación de la aves

Después de los agradecimientos y saludos de rigor pasamos revista a la situación de las aves. Lo resumo en vez de transcribir diálogos que nos ocuparían mucho espacio y correríamos el riesgo de aburrir al lector.

Calandria común

A la calandria común se la llama en mi pueblo gollorona y en Villapún collorona o collarona: Alude al collar claro que presenta la alondra común (Alauda arvensis) por contraste entre las manchas oscuras del pecho y las mejillas. No aparece en los diccionarios consultados, aunque en otras zonas de Palencia la llaman gollorona y gollerona a la calandria común (Melanocorypha calandra), ave esteparia frecuente por el Sur de la provincia, en la que el collar es mucho más prominente y la denominación se habría aplicado en esta zona a la alondra, que es muy parecida. Se puede acceder a la ficha de esta especie en el cuaderno de campo.

Después del verano cuando se barría a fondo la era se formaban unos bandos tremendos tales como los de los tordos cuando nos visitan cada año menos. Pero con un volar distinto.

Esos bandos migraban al sur de España y al norte de África. Eran inmensos, preciosos, ruidosos y miren ustedes por donde se procedía como en la Venganza de don Mendo. Cuando veíamos un bando se le seguía a distancia montados encima del burro u otro semoviente. Cuando oscurecía y no se levantaban íbamos a casa a por una tabla y dos linternas CEGASA (rectangulares) que atábamos la una con la otra y los dos focos daban luz para deslumbrar y coger unas cuantas a tablazo limpio. Otros las cogían con red lanzándola como si fuera un esparavel para coger peces y hacían su agosto, pues las pelaban, las destripaban y las metían en ollas con aceite y ya tenían carne durante todo el año. Como en casa había ovejas, yo les quitaba dos o tres collares con su cencerro y me los ataba a las piernas.

Ha de antiguo la costumbre
de mi padre el Barón de Mies
de descender de su cumbre
y cazar aves con lumbre,
ya sabéis vos como es.
En la noche más cerrada,
se toma un farol de hierro
que tenga la luz tapada,
se coge una vieja espada
y una esquila o un cencerro.
A fin de que al avanzar
el cazador importuno
las aves oigan sonar la esquila
y puedan pensar que es un animal vacuno.
Y en medio de la penumbra,
cuando al cabo se columbra
que está cerca el verderol,
se alumbra, se le deslumbra
con la lumbre del farol.
Queda el ave temblorosa,
cautelosa, recelosa
y entonces, sin embarazo,
se le atiza un estacazo,
se le mata y a otra cosa.

Según un informe de la Seo Bird – Life en el año 2018 había 4.471.944 de golloronas y en el 1998 (en diez años) bajaron a la friolera de 3.991.636. Estamos ante unas estimas. Eso es cierto. Pero yo apenas las veo en mi Tierra de Campos. ¡¡Esto se pone feo!!

Al día siguiente de San Antonio de Padua que es el 13 de junio nos íbamos los seminaristas a nuestra casa de vacaciones y mi única preocupación era si se habían empezado a arrancar las lentejas. Lo hacíamos a mano y nos encontrábamos cantidad de nidos de especies terrícolas e incluso de codorniz y de perdiz que se dejaban acercar demasiado porque estaban a punto de sacar.

Pues bien. Los pájaros de los nidos de gollorona me los llevaba a casa y les cebaba con garbanzos bien remojados y pelados para que no pasaran sed o se murieran al hacer la digestión. Los metía en un cajón donde los gatos no me los pudieran alcanzar y así iba llenado un acomodo cuyos machos vendía a un buen precio. Cuando dejaban de comer garbanzos húmedos, les daba avena y migas de pan bien prensadas con mis dedos para que comieran y engordaran y se les viera pronto el collar para determinar su sexo. Eran preciosos, parece que los estoy viendo acurrucados en las cajas apiñados los unos con los otros.

Luego, al pasar a las jaulas teníamos el mismo problema que con las codornices, pues tienen los huesos de la cabeza muy finos y si se trasteaban se podían matar de inmediato. Por eso desde tiempos muy antiguos las jaulas tienen el techo de tela y un balconcito donde sale el macho de la gollorona a cantar unos sonoros trinos que se les oye del uno al otro confín. En el Bar España de Carrión de los Condes (Palencia) siempre tenían una codorniz, una gollorona y a veces una perdiz colgados en la pared de milenarios ladrillos castellanos. De niño siempre lo primero que hacía cuando bajaba del coche de línea que pasaba por mi pueblo y Carrión, era observar tan castellanas aves. Entonces Carrión de los Condes olía a geranio recién regado y emborrachaban los trinos de las golloronas mezclados con los de las perdices, codornices y los fringílidos. Todo ello parecía un coro celestial junto a ese precioso conjunto monumental semiamurallado tantas veces cantado por nuestros mejores poetas.

En Toro, compré hace 20 años mi última jaula de gollorona, calandria.

Toro y las tórtolas comunes

Mendo
No es torpe, no, la invención;
mas un cazador de ley
no debe hacer tal acción,
pues oyendo el esquilón
toman las aves por buey
a vuestro padre el Barón.
Moncada
Es verdad. No había caído…
Vuestra advertencia es muy justa
y os agradezco el cumplido.
¡El Barón, por buey tenido!…
No me gusta; no me gusta.

Durante unos cuantos años fui con unos amigos a cazar patos a unas islas que estaban en el Duero frente de Coreses. Esas islas están cercanas a una cantera a la orilla del Duero. Pasábamos en una Zodiac. Allí hicimos cazatas de acuáticas, de torcaces y hasta de algún jabalí que salía por las noches de la maraña de las orillas para zamparse el maíz que tardaban mucho en cosechar. Pero renovaron el coto y se les olvidó meter a las islas en la solicitud. Me dolió mucho pero allí me hice amigo de Ángel Álvarez que por mote familiar se le conocía como Cencerra, pues era un herrero de pro y había heredado la habilidad de sus antepasados para fundir el hierro con otros materiales y provocar un tintineo muy apropiado para las diferentes cabañas castellanas y de la Mesta. También conocí a Aurelio Bercianos (Dueño de una carpintería) que también fue presidente del coto y a un tal Isidro que –como Cencerra— vivía en las casas molineras del sur de Toro. Isidro era buen cazador de fringílidos, piñas piñoneras y todo lo que el campo daba y se desaprovechaba. Parece que le estoy viendo con su moto todoterreno y su pasamontañas. Buena gente. Con personas tales se aprende, ya lo creo que se aprende. Pero su saber empírico no se adquiere en un día ni dan la parraplada con clases magistrales. Se aprende conversando y dejándoles hablar.

Antaño, para cazar tórtolas había que ser amigo de la Guardia Civil, de los Ferroviarios y de todo aquel con el que pudiéramos comunicarnos por teléfono a fin de que nos indicaran por donde andaban. Nos llamábamos y nos decíamos dónde estaban los pasos, pues no lo hacen en grandes bandadas. Yo iba de víspera y me quedaba en el Hostal San Isidro que estaba cerca de Zamora. Un modesto restaurante con camas que me bridaba la posibilidad de hablar con muchos cazadores e incluso portugueses que venían de Francia y Alemania.

José Luis Garrido fue directivo de Renfe y donde paraba el tren solía ser un pueblo grande y esos pueblos tenían párrocos y cuartel de la guardia civil. Todos o muchos de ellos te podían dar información de primera mano de donde estaban y por donde iban. Lo ideal era ir de víspera buscar una finca de leguminosas que hubiese sido segada mecánicamente (no arrancada) o una de oleaginosas a ser posible sin cosechar. Había que tener tino, pero si se sabía cazar se hacían unas perchas fenomenales. Ah, los manantiales para las esperas o las orillas del rio si las movían otros cazadores eran unos acomodos donde se hinchaba uno a disparar. Pero el paso era lo seguro si se sabía disparar haciéndolo de acuerdo con los vientos, las arboledas y con toda esa intuición que el cazador tiene como consecuencia de conocer la caza y/o el cazadero.

José Luis está anillando codornices y por prudencia no le pregunté, pero a pesar de la sequía en el tercio norte Peninsular me parece que va a haber. No afirmo y si lo hiciera sería un insensato.

Los gorriones

Pasamos revista, cómo no, a los gorriones ya que todos quienes no recordamos cuando empezamos a cazar lo hicimos poniendo cepos a los gorriones en las eras, cuando nevaba, cuando se albergaban en las boquillas de los tejados o en los travesaños del cuartocarro. En los tejados les cogíamos los nidos de los de donde podíamos subir con la escalera de casa empalmándola con la del vecino y atándola con las maromas de los semovientes. Y, como no, con la honda, con el tiragomas y con la escopeta de aire comprimido. Ahora están desapareciendo cuando no hay ni una sola alma que los cace. Más bien al contrario, cada día somos más quienes les llevamos comida y parece que lo agradecen los muy perillanes. ¡Pobres gorriones!

Lo que dice la prensa generalista sobre los gorriones

Hace décadas que los gorriones están desapareciendo y no tenemos clara la causa. Lo que sí sabemos es que, como no lo detengamos, las consecuencias serán muy graves.

La Razón, Ignacio Crespo — 10-03-2020

Durante los últimos cientos de años hemos levantado selvas artificiales, primero de barro y paja, ahora de acero y vidrio. Nuestra sociedad ha evolucionado desde aquellos primeros asentamientos, y en nuestro viaje hemos arrastrado a otras especies. Cuando pensamos en la domesticación nos viene a la mente el perro, tal vez incluso el ganado, pero, en realidad, es una realidad que va mucho más allá. Hemos alterado sobremanera los ecosistemas, creando nuevos hábitats de cemento y cuernos de la abundancia a los que llamamos «contenedores de basura», nuevas oportunidades y peligros a los que la fauna y la flora se han adaptado tanto como les ha sido posible. Los jabalíes bajan cada noche a Barcelona para hozar en los desperdicios y la mayor población de gaviotas del mundo se encuentra en el basurero de Madrid, pero ¿se trata de un regalo envenenado?

El País – Esther Sánchez – marzo 2019

30 millones de gorriones menos en una década en España

La organización ornitológica SEO/BirdLife presentó este martes una campaña para frenar el grave declive.

SEO/BirdLife quiere frenar la caída en picado de la población de pequeñas aves que viven en las ciudades, centrándose en el gorrión, la más emblemática y conocida. Sus datos apuntan a que en España la popular especie ha descendido un 21% desde 2008 hasta 2018, «lo que traducido a individuos implica que en tan solo una década podría haber 30 millones de gorriones menos», indica la organización ornitológica en un comunicado. El declive es alarmante, porque de no cambiar la tendencia «podríamos encontrarnos muy pronto con unas ciudades sin gorriones», asegura Beatriz Sánchez, coordinadora de la campaña Aves de Barrio de SEO/BirdLife que se presentó este martes en Madrid.

La organización busca ahora implicar a diferentes actores (ciudadanos, administraciones, empresas, asociaciones) en el proyecto. En la presentación ha participado Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, ciudad con la que SEO firmó a principios de año un convenio de colaboración para el seguimiento de sus pájaros. La ministra para la Transición Ecológica Teresa Ribera también participó en el acto.

Uno de los principales objetivos del estudio, que durará tres años, es conseguir averiguar qué le pasa al gorrión. «Hay estudios que apuntan a la contaminación, ruido, alimentos de mala calidad, falta de refugios …, pero ninguno es concluyente», apunta Sánchez. Además, se estudiarán otras aves urbanas que arrastran problemas similares: carboneros, herrerillos, verdecillos, aviones, golondrinas o petirrojos, entre otros. Dentro de las actuaciones previstas están el mantenimiento de zonas verdes o la mejora en el diseño y rehabilitación de edificios, de los que en la actualidad desaparecen los huecos que utilizan muchas de estas aves para anidar. Medidas que esperan contribuyan a la mejora de la calidad de vida en las ciudades.

«Tenemos un reto pendiente. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de cuidar nuestro patrimonio natural también en los núcleos urbanos», manifestó Asunción Ruiz, directora de la organización. «Ningún ave silvestre pasa tanto tiempo a nuestro lado como el gorrión común», explica SEO/BirdLife. Su adaptación al ser humano es tal que si un pueblo es abandonado por sus habitantes, no tardan en desaparecer.

Pero durante las últimas décadas del siglo XX, la especie ha visto disminuir sus ejemplares año tras año, especialmente en las principales capitales europeas. «Es el caso de Berlín, París y Praga, en las que las poblaciones han disminuido de forma drástica. En otras como Londres, Bruselas, Amberes, Gante o Hamburgo los gorriones han desaparecido prácticamente», indican. En España, la situación no es mejor.

Si se tiene en cuenta además, añade la organización, «que el 20% de las aves que existen en el mundo y el 5% de las plantas vasculares habitan en las ciudades y que algunas de esas especies están amenazadas», es imprescindible adoptar las medidas para devolver la naturaleza y conservar la biodiversidad en las ciudades.

Enlaces

Pinchando esta linea podra visualizar un artículo muy interesante.

Pinche en esta línea para leer un importante artículo del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) sobre la tórtola común.

El IREC es un ente que merece todos mis respetos y que el Estado debería de darle más juego en sustitución de esos aspirantes a presidentes de lobbys que sirven a sus dueños o utilizan la caza para enriquecerse ellos o sus amos, pero que nada tienen que ver con los cazadores de a pie. Presumen de tenernos dominados para lanzar manifestaciones que importan tres cojones. Son unos trileros. Váyanse a la P.M.

Europa se queda sin aves (y España también), (merece la pena que pinche en esta línea.

Bueno, hasta otro día mi querido y dilecto amigo.

P.D.— Se me ha olvidado escribir algo sobre el Somormujo lavanco. Tengo buenas imágenes y haré un monográfico pequeño.

 

José Luis Garrido Martín

Presidente honorífico Federación de Caza Castilla y León.

Director honorífico de la Escuela Española de Caza.

Ex Director general de la fundación FEDENCA-RFEC.

En lo que a: diplomas, reconocimientos científicos, placas de honor, trofeos, medallas, reconocimientos de sus muchas publicaciones, intervenciones destacadas en trabajos a pie de campo, et. et. se refiere, necesitaría un par de folios para hacer una relación muy resumida.

 

Un recuerdo respetuoso para un científico español digno de encomio

No voy a citar a los muchos amigos y personas a quienes respeto venatoriamente hablando, pero sepan que nunca podría olvidarme del Doctor Ingeniero de Montes:

José Miguel Montoya Oliver.

Dr. Ingeniero de Montes.

Profesor Titular de la Universidad Politécnica de Madrid.

Miembro del Comité Científico de la Red de Investigación en Sostenibilidad (Common Ground Research Networks. University of Illinois. Chicago).Su científica colección de libros venatorios y de pesca escritos por él, es conocida y laudada en el mundo entero. Además, su bondad e indulgencia es de todos conocida.

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