Mucho ruido y pocas nueces

¿Pudo alguna vez una expresión definir mejor una situación, que la que corresponde al título de estas líneas al hablar de la I Convivencia Nacional de Jóvenes Cazadores de la RFEC?


Echen ustedes mismos un vistazo al cartel anunciando el evento que adorna este texto y al despliegue logístico realizado según su contenido, comprobando luego por las fotografías el «exitoso» resultado según estos vendeburras demagogos y… saquen conclusiones.

Siete asociaciones juveniles, 18 federaciones autonómicas, una federación nacional, 13 patrocinadores, 11 colaboradores y 20 instructores, sin contar con las personalidades, locales e institucionales, otros invitados, sus adjuntos y fotógrafos varios que suelen sumarse a estas romerías, amén del personal de hostelería y otros servicios necesarios, total para… ¿atender a algo más de lo que parecen cuatro docenas de jóvenes en las fotografías? Pues vale.

Señores, que he visto celebraciones de cumpleaños en McDonalds, fiestas y barbacoas en los jardines de las comunidades de mi barrio, grupos de chavales practicando parkour en el Puente de Vallecas, o amigos y familiares poniéndose ciegos en la casa de campo a base de ropa vieja, yuca con mojo, fufú de plátano o esos frijoles negros que componen el popular plato cubano de moros y cristianos, que sin tanto bombo y platillo reunían a más público del que en el mentado evento pudo verse. Sin tanta organización y por qué no decirlo, sin tanto coste, humano y económico. Si hasta en la calle Preciados cualquier intérprete improvisado es capaz de juntar a más gente acompañado únicamente de su guitarra acústica, su hang, su sucedáneo de Stradivarius o vaya usted a saber con qué otras artes.

Pero dejemos de lado la operación de propaganda a mayor gloria de este equipo y centrémonos en el fondo del problema reflejado en un fallido intento serio de involucrar a todas las partes a la hora de solucionar una situación preocupante en el sector. Situación preocupante que algunas mentes más difusas que la pisada de un mosquito no parecen saber resolver, y que no es otra que el alejamiento de los jóvenes de la caza, seguramente provocado principalmente por los cambios sociales de las últimas décadas.

Empiezan a sobrar cansinos papagayos y teatreros con su retórica electoral, y hace falta quien de verdad cuente con la capacidad y la mente suficientemente lúcida para plantear seriamente qué está pasando o qué ha pasado, o ambas cosas, qué ha pasado y qué está pasando, para que el vuelco cultural aleje a la sociedad de la actividad cinegética, impidiendo que nuevos miembros se sumen a ella y viendo cómo los mayores van abandonándola sin dejar apuntalado su futuro. Hace falta quien actúe como única forma de evitar ese qué va a pasar que cada vez más nos tememos.

No es el problema la desfachatez de calificar como gran éxito bochornosas situaciones como la de este evento, sino otear en el horizonte la continuidad de una cansina y ridícula prepotencia, de un endiosamiento de pobres con ínfulas de estrellas, que se deben pensar que son el último botijo del desierto y que se sirven de la mentira y la demagogia para asegurarse acomodados lo único que les interesa, su futuro, en lugar de trabajar para comprender lo que de verdad puede haber pasado o está pasando, y poder actuar en consecuencia.

Esperemos que estos lumbreras intelectuales logren entender alguna vez que la caza está vinculada a una sociedad y unas nuevas culturas, que hay que entenderla y desarrollarla en ese entorno, que hay que comunicar con ese entorno, que hay que mejorar muchas cosas para trabajar y entenderse con ese entorno, y que solo cuando la caza sea parte de la sociedad y esta la acepte, la sociedad y, por tanto, los jóvenes, participarán en ella. A ver cuándo entienden que la aceptación social respecto a una actividad no se le otorga porque esta sea legal o una tradición, se le otorga cuando se desarrolla de forma correcta y reconocida, y eso es algo que se tiene que explicar. El problema de los jóvenes no está en los jóvenes, está en la sociedad actual. Inviten y lleven a eventos a esa sociedad, convénzanla, y ella llevará a los jóvenes a la caza. Salgan ya de una vez del coto, de su coto, o márchense.

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