Siniestros sufridos por el cazador

En cada siniestro grave hay una cadena de sufrimientos que en muchos casos finaliza en situaciones patéticas. Aunque la tendencia es a la baja, que muera un cazador porque su arma tronó mirándole es un terrible drama para su familia y amigos, pero cuando el que dispara es un compañero, amigo o familiar la tragedia acompaña al autor hasta la muerte.


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La caza no es un deporte de los de mayor riesgo, ni mucho menos, pero sí que es una actividad en la que se usan armas que se convierten en muy peligrosas cuando no se las utiliza con método y mesura o interviene desgraciadamente el azar. En nuestro caso, utilizamos armas durante el recorrido que supone la caza menor, y algunas modalidades de mayor, con la mala costumbre de no llevar el arma asegurada mientras te mueves. En otras modalidades de puesto fijo disparamos hacia un espacio donde el proyectil, si es bala, puede herir y matar a muchos cientos de metros.

Cada vez hay más prudencia y menos víctimas, pero debemos seguir diciendo que todas las cautelas son pocas. El año último analizado, 2017, ha sido muy benigno en cuanto a accidentes mortales, dentro del ámbito de Mutuasport, no obstante han muerto dos personas por disparos, uno de ellos por un disparo del propio cazador. En cuanto al total de muertes por disparos del arma en el ámbito nacional durante la caza en 2017, se habían contabilizado once muertes en España (1).

Causas de los accidentes

Si analizamos los siniestros por los que muere un cazador durante el ejercicio de nuestro deporte hay una amplia causalidad y un variado espectro de accidentes, pues por la caza nos morimos y matamos de muchas maneras. Algunas muertes coinciden en puestos doblados o triplicados en armas y cazadores juntos en el mismo puesto, otras confundiendo a la víctima con un jabalí o cualquier cosa, que son siempre injustificables. Estos tipos de muerte del cazador por disparo propio o de otro cazador, habitualmente su amigo o familiar, son los siniestros más noticiables que abren los telediarios y dan una mala imagen de la actividad.

Hay otros tantos siniestros durante la caza en los que interviene fatalmente el azar y que en las estadísticas se cuentan como otras causas, sin disparos por el medio, como el caso de alguno que ha muerto por un rayo del cielo y otros que se mueren de infarto porque los supera la pasión o algunos también por desfallecimiento. Hay casos por despeñarse tras un paso mal dado y alguno que tiene la mala suerte de ser arrollado por una cosechadora. En las estadísticas se cuentan también otras muertes, como accidentes durante el viaje y sobre todo, varios fallecimientos por salvar al animal colaborador. Hay siniestros con fallecimiento del cazador por solidaridad con el perro o a la rapaz cetrera que durante el fragor de la caza caen a un pozo, balsa ganadera o canal de riego y a ellos se tira el cazador impulsado por el amor a su fiel compañero y a compartir desgraciadamente destino con el animal colaborador. Estas últimas son entregas sublimes de la vida por amor a un animal, que calibran la gran calidad humana de esos cazadores.

Por esto, nos duele tanto que por hechos puntuales que todos condenamos, gente maliciosa diga que los cazadores no queremos a nuestros perros, o se alegren de la muerte de algún cazador demostrando lo miserables que pueden llegar a ser ciertos ciudadanos radicales. No obstante, las heroicidades que cuestan la vida a una persona, no podemos alentarlas nunca y menos teniendo en cuenta que en la mayoría de estos casos, si muere el cazador, también muere el animal colaborador.

Hay cazadores que tuvieron la desgracia de matar a otro de un disparo y necesitan asistencia sicológica continua porque el mal recuerdo convierte su vida en un infierno. Pero peor aún han sido algunos dramas dobles, porque quien provocó la muerte del compañero de caza no pudo contenerse del impacto emocional y acto seguido se suicidó en el lugar del suceso. Toda la prudencia es poca, porque un mal tiro se nos puede escapar a cualquiera.

Siniestros sufridos por el cazador

Víctimas de la caza

En la Tabla 1 hemos reflejado los datos en diecisiete columnas, una por cada año datado (2001 a 2017) y en diez filas donde se reflejan los diferentes siniestros amparados por Mutuasport, la mutua propiedad de los cazadores que recoge el mayor número de seguros deportivos de caza a prima fija de España.

Hemos colocado cada fila analizando los siniestros de los asegurados por orden de gravedad. Las dos primeras filas corresponden a los muertos durante el ejercicio de la caza por disparos de armas, bien de terceros (1ª) o del propio cazador (2ª). La 3ª fila corresponde al total de los fallecidos cada año por armas de fuego, sumando las dos filas anteriores. La 4ª fila recoge los muertos que se producen durante la actividad cinegética, desde que el cazador sale de su casa hasta que regresa, pero que no se han producido por armas de fuego. Son las muertes que acaecen al cazador por esas otras causas que hemos enumerado en el párrafo anterior. Por esos caprichos del azar, en los 17 años de este siglo (2001 a 2017 a. i.) han muerto entre los asegurados por Mutuasport, el mismo número de cazadores por disparos de armas (propios o de terceros), que por otras causas acaecidas durante el ejercicio de la caza, sin que haya habido ningún tiro por el medio.

Así, se han producido 174 muertes por disparos propios y de terceros y otras 174 muertes por esas otras causas citadas, que es una trágica coincidencia casual. La 5ª fila suma todos los muertos durante el ejercicio de la caza, total 348 fallecidos asegurados por Mutuasport.

También hay en estos 17 años tres tipos de víctimas sin muerte entre los asegurados en Mutuasport (filas 6ª,7ª y 8ª), que contabilizan siniestros gravísimos con lesión de gran invalidez (10 víctimas); graves con alguna invalidez (371 víctimas) o con lesiones más leves (28.771 víctimas). La fila 9ª recoge el sumatorio de los siniestros totales con todas las víctimas que han sufrido alguna lesión cazando y que en estos 17 años han sido 29.500 cazadores, unos 1.375 cada año

Otros siniestros con responsabilidad del cazador

La fila 10ª es para otro tipo de siniestros que producen daños a animales o cosas de terceros y son provocados por el cazador o por sus perros o animales colaboradores, pero que son responsabilidad de aquel, aunque no haya lesiones personales. En ellos se incluyen los accidentes del arma y las ayudas por accidente del perro propio. En Mutuasport tenemos tres años datados y los números nos indican que en ese trienio este tipo de responsabilidades son aproximadamente el doble del total de siniestros con lesiones, pero no hay muestra suficiente para sacar conclusiones, en otro caso podrían acercarse el número de estos daños a los 60.000 en ese periodo. Así que ojo con lo que aseguramos porque cuando no responde el seguro, respondemos con nuestro patrimonio. El seguro da tranquilidad, pero la mayor alegría de cualquier cazador es no tener que utilizarlo nunca; para que esto ocurra, la prudencia es la clave de todo. Los datos de estos años indican que vamos a mejor y disminuyen los siniestros más graves.

La tendencia de los siniestros por disparos del arma, ocurridos a cazadores asegurados en Mutuasport, ha ido claramente a la baja en estos 17 años analizados, han bajado especialmente las víctimas por disparos propios, tal y como se refleja en la gráfica Nº 1 siguiente.

Gráfica Nº 1. Fallecidos por armas durante la caza 2001-2017

Siniestros sufridos por el cazador

Accidentes estimados en toda España

En la Tabla 2 se recoge el número de mutualistas y el de las licencias en cada uno de los cuatro tramos, tres por quinquenios y uno por último bienio. En ambos colectivos el número de cazadores es menor ya que tanto licencias, como seguros, se repiten para algunos cazadores. La muestra base de mutualistas respecto al ámbito nacional es suficiente pues es ampliamente numerosa para considerar que las estimaciones son muy cercanas a la realidad.

Siniestros sufridos por el cazador

Para manejar los datos, pero especialmente las estimaciones de rango nacional comparando el número de mutualistas y el de licencias nacionales para extrapolar, hemos dividido los 17 años en tres quinquenios 2001-2005; 2006-2010 y 2011-2015, en los que hemos sacado la media de siniestros, además de otra media por el bienio 2016 y 2017. Esto es así porque para extrapolar los siniestros al ámbito nacional hay que tener en cuenta el número de licencias medias de cazadores en España en cada quinquenio o bienio y el número de mutualistas medio también en esos cuatro periodos, atendiendo al número de seguros de responsabilidad civil ante terceros (RC) y de daños propios (DP). Hay que tener en cuenta que cada año de este siglo se expidieron en España un número de licencias de caza a la baja entre 2001 y 2017.

En este periodo de 17 años la mutua expidió diferente número de seguros de RC y de DP cada año, por varias causas y entre ellas la significada especialmente en el año 2011 cuando nueve federaciones autonómicas dejaron la mutua por la escisión federativa y también hubo una causa significativa en 2015 cuando variaron las responsabilidades de los cazadores y desde entonces ya solo tenemos que pagar algunos accidentes de carretera dentro del coto (los que coincidan con ciertas cacerías colectivas de caza mayor) y no todos los accidentes acaecidos en el coto, como hasta ese año. Para acercarnos en las estimaciones nacionales hemos obtenido unos coeficientes multiplicadores para cada tramo, que nos permiten estimar los siniestros que se producen en España durante la caza, a tenor de los datos concretos que maneja la mutua.

Y en España, extrapolando los datos concretos de la Mutua, la estimación de las muertes por tiros que estimamos en 656 fallecidos, también ha ido a la baja en esos 17 años, aunque han muerto 1.178 cazadores (media 69’3/año), por diferentes causas, no solo tiros, durante la jornada de caza, desde la salida hasta la entrada en casa. Sin embargo, en ese periodo no coinciden como en Mutuasport las muertes por armas con las producidas por otras causas (sin tiros) que han sido 522 muertos, el 80% de los fallecidos por armas.

En un siniestro es también muy terrible el número de las víctimas de gran invalidez que en estos 17 años han sido de 10 cazadores en el ámbito mutualista y estimamos que 25 entre todos los cazadores españoles. Los siniestros con alguna invalidez son mucho más numerosos con 371 víctimas entre los amparados por la mutua y en el ámbito nacional la estimación es de 1015 víctimas. Las pequeñas lesiones se acercan a las 29.000 en la mutua y en España superaron las 75.000 víctimas.

Son demasiadas lesiones, pero a la vista de algunos vídeos que graban cazadores y suben a los medios y el peligro de las monterías donde se doblan y hasta triplican puestos y armas, tenemos que dar las gracias a San Huberto que hace de mediador.

 

(1) Radio MARCA. ‘A tenazón’. Leo de la Fuente (2018).

(2) Las estimaciones de licencias nacionales se han obtenido por los datos remitidos desde las CCAA y otros.

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