El setter inglés

Nos acompaña en esta jornada de caza en media veda un gran conocedor del setter inglés, Juan Cilveti, para hablarnos del setter inglés. Cazador, especialista en setters, articulista de varios medios de comunicación, pero, sobre todo, alguien que pasa muchas horas en el campo con sus perros, ya sea entrenándolos o cazando junto a ellos.


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  Setter inglés
Setter inglés

Kevin del Faenor, con 2 años, hijo de CHIT GB Marc del Faenor.

Las grandes cualidades del setter inglés

Juan Cilveti

El setter inglés es la raza de perros de muestra predilecta en España durante los últimos años, debido principalmente al gran auge de la caza de becada, a su facilidad para adaptarse a cualquier terreno y clima, a sus enormes virtudes cinegéticas y a su belleza característica tanto en sus movimientos como en la elegante muestra. Si lo eliges, seguro que podrás contar con un magnifico aliado para la media veda, muy capaz y con un estilo de verdadero ensueño para las africanas. Codorniz y setter es una constante en tierras norteñas con formidables resultados para los cazadores.

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Es una raza que ha tenido gran evolución, pero siempre conservando y mejorando sus grandes aptitudes y su afición desbordada por la caza. Prueba de ello son los grandes éxitos que han cosechado ejemplares como el formidable Campeón de Europa de Gran busca, Leioandi Ciro, Marc del Faenor, potencia y encontrador como pocos, Dendaberri Obama, un perro sin rival en pruebas de montaña y becada, Hotar de Alto Eume, Bruno del Faenor, Nemo de Piedrallada, Dendaberri Jai, Nela de Mendiañezkar, Rex del Faenor, Xanon de Sosobal y una larga lista de setters que han conseguido llegar y mantenerse en lo más alto de la gran busca, búsqueda de caza, pruebas de becada y montaña, etc.

Se trata de canes portadores de grandes cualidades, muy encontradores de caza y destacados estilistas que ayudan decisivamente a elevar el nivel de los perros de caza.

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Pero tampoco hay que olvidar otras líneas que, aun sin ser de competición, dan también grandísimos resultados en la caza real. Al fin y al cabo, no olvidemos que lo que buscamos son perros cazadores.

Afirmar sin más que una raza es mejor que otra no tiene mucho sentido, más bien es una cuestión de gustos, pero lo que no puede dudarse es que el setter es un especialista en la modalidad de la media veda, la caza de la de la codorniz. Como buen británico, el setter inglés es una raza que bate mucho terreno y utiliza sus más que excelentes vientos para detectar la caza y hacerlo además con unas muestras espectaculares. Son animales muy precoces que, con unos pocos contactos en el campo, empezarán ya a cazar. La raza más parecida al setter inglés es el pointer, muy a tener en cuenta también por quien guste de disfrutar del perro.

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Hulk del Faenor, hijo de CHIT GB Marc del Faenor y Alpinensis Emily.

Su capacidad de adaptación

Como hemos dicho, el setter se adapta con suma facilidad a las diferentes situaciones y escenarios de caza, por lo que nos puede dar magníficos resultados, tanto cazando en un regadío aragonés como en una rastrojera castellana, en una extensa llanura o en un terreno abrupto con grandes desniveles. Su inteligencia le hace cazar a un ritmo que le permite aguantar durante la jornada entera y detectar perfectamente las emanaciones dependiendo de la temperatura, humedad, viento, etc.

Un buen setter es especialista en buscar en aquellos lugares donde su propia experiencia le ha enseñado que son los de mayor querencia para cada especie, por lo que es muy aconsejable dejarle la iniciativa, como si estuviese cazando becadas. Aunque el dueño tendrá también que guiarle y corregirle en su búsqueda, el perro se encargará de mirar los bordes de las parcelas de cereal, perdidos, altos, y sitios donde ha aprendido que es más fácil dar con las codornices.

En los terrenos de secano, donde más habitualmente se practica la media veda, el setter se desenvuelve a la perfección. Es verdad que muchas veces encontrará la caza a gran distancia del cazador, pero su gran potencial y clase le servirán para mostrarla a suficiente distancia y con la prudencia requerida para que el cazador pueda llegar acercándose hasta él y, si fuera necesario, adornará la faena con una felina y espectacular muestra. Téngase en cuenta que el setter es una máquina de lacear mallas de paja y regatas, cazador incansable cuya insaciable afición le llevará a darlo todo en la búsqueda de su preciada presa.

En el regadío también, qué vamos a decir, es todo un genio, pero tenemos que saber que necesitará un periodo de aprendizaje. Trabajará las codornices a la perfección pero el setter no es precisamente un perro que levante la caza, algo a veces necesario en este tipo de escenarios con abundantes plantaciones, por lo que si después de un buen peón la codorniz no quiere levantar el vuelo, deberá el propio cazador ayudar a levantarla ya que rara vez un setter se lanza a por ella.

El setter es un verdadero artista bloqueando becadas, pero a la codorniz, y más en regadío o si se trata de pollos o crías, muchas veces hay que tocarla para que vuele.

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Cuidados

Un buen setter deberá llevar un ritmo alegre y un galope continuo, pero no rápido, para no tropezar con la caza y poder aguantar jornadas enteras de 5 o más horas en pleno verano. Por eso, el entrenamiento en esta raza es de vital importancia para el verano, que se acostumbre a andar durante horas y, sobre todo, a dosificarse.

El setter bien ejercitado no tiene problemas para cazar de 7 de la mañana a 12 del medio día, incluso días calurosos, pero siempre habrá que llevar encima suficiente agua (podrá ser con electrolitos para mejorar la hidratación) o tendrá que acercarse en las horas de más calor a fuentes o balsas donde poder refrescarse y saciar su sed mientras hacen un pequeño descanso que seguro nos viene bien a los cazadores.

Por si a alguien le puede interesar, tengo la costumbre de untarles los píes en con una disolución de ácido pícrico con aloe vera cada 15/20 días para evitar heridas en las almohadillas cuando el terreno está muy seco, aunque la mejor solución para endurecer las patas es andar y andar.

En cualquier caso, si lo que buscamos es un perro que cace desde el amanecer hasta las dos de la tarde con el calor y en pleno agosto, lo más aconsejable es que nos decantemos por alguna raza continental.

El setter es un verdadero especialista en aprovechar el viento, si es que lo hubiese, para detectar con suma facilidad las codornices a una larga distancia, incluso un buen setter es capaz de localizar codornices cambiando de ritmo e incluso de porte de cabeza para ganar así en eficacia.

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Azor, hijo de Flash de Mendiañekcar, 9 años.

Sus virtudes

La muestra del setter es muy característica y de ahí viene precisamente su nombre en inglés. Cuando el setter detecta una emanación, tiende a flexionarse y, tras un movimiento felino, queda en muestra tumbado, flexionado o sentado. Lo idóneo es que, si hubiese guía, el perro se deslizase como si fuera un gato, pero la realidad no es siempre esa y pueden ser muchos los factores que puedan provocar que pierda parte de su tipicidad, como el calor o la poca emanación que en muchas ocasiones dejan las africanas por culpa de las altas temperaturas, obligando al setter a meter la cabeza en el suelo y rastrear a su presa, más aún cuando se tratan de pollos o crías de codorniz. Para quien vive y disfruta la caza, no tiene precio ver un buen ejemplar con un galope a ras del suelo y cómo se aplasta tras oler una africana; es una imagen impactante e inolvidable.

Esta raza cuenta con todas las cualidades necesarias para tener éxito en esta modalidad de caza: buena búsqueda, aunque en ocasiones excesivamente larga para ciertos cazadores dependiendo de la línea de sangre elegida, un olfato inigualable, una muestra y galope incomparables, buena guía, excelente patrón y cobro en la mayoría de los casos innato. El setter es, además, sabedor de su impresionante olfato y en ocasiones hasta demasiado confiado, pero, tras unos cuantos contactos con codornices, nos asegurará que tras cada muestra se encuentra una codorniz.

Cuántas veces tras varias muestras y guías no conseguimos levantar nada y, después de dar una vuelta para que desaparezcan antiguos olores, volvemos al mismo lugar y consigue bloquear la codorniz. Esto sucede, ni más ni menos, por su gran y excelente calidad de nariz que le lleva a detectar la presa con suma facilidad pero que en ocasiones le juega también una mala pasada al no poder concretar el lugar exacto donde está, lo que le resulta muy útil con becada que, como antes hemos comentado, la puede bloquear.

Una manera segura de disfrutar la caza es hacerlo con más de un setter a la vez pues podremos disfrutar de la plasticidad de sus muestras y patrones, no me refiero a eficacia y a resultados pues, como bien sabemos, muchas veces se consiguen mayores perchas con un solo perro. Aunque pueda que se trate de un punto de vista muy personal, en la caza de la codorniz con setter inglés no se trata tanto de conseguir hacer número como de disfrutar de la belleza y buen trabajo de una raza apasionante.

El setter es un especialista en la codorniz y becada, especies con un comportamiento muy parecido sólo que en terrenos y climatologías diferentes donde se necesitan perros con mucha afición, buscadores incansables, con buena muestra, seguros de sí mismos, capaces de seguir los largos peones y siempre cazando para su dueño a pesar de encontrarse en muchas ocasiones a cientos de metros de éste. Cuando mejor rinde y donde tiene su mayor ventaja frente a otras razas es a primera hora de la mañana cuando, con la frescura del amanecer, el setter podrá deleitarnos con su búsqueda zigzagueante y sus contactos felinos con la caza.

Su larga capa de pelo en ocasiones puede serle molesta por el tipo de vegetación donde se desarrolla ésta práctica cinegética, por eso es conveniente cortárselo por la cabeza, orejas y cuello, de esta manera evitaremos en parte los molestos nudos que se le forman y espigas que se le pegan eliminando además parte de su abrigo invernal.

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Juan Cilveti

Una recomendación final importante es revisar entre sus dedos, después de cada salida, por si se le hubiese clavado alguna espiga y, si fuese necesario, cortar el pelo de los pies, teniendo presente que, por tener orejas largas y caídas, es propenso a que se le introduzcan espigas en los oídos. El setter que sale mucho al campo termina perdiendo gran parte de su pelo en verano, por eso hay quien prefiere rapárselo entero para que aguante mejor el calor, pero personalmente creo como mejor solución que se adapte a las altas temperaturas con salidas continuas, diarias y de no menos de una hora de duración.

En conclusión, estamos ante una raza muy aconsejable para la media veda, pudiendo aventurarnos a afirmar que quien tiene un buen setter jamás cambiará de raza.

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