La perdiz roja silvestre: el adiós a un ave emblemática

Desde que llevo cazando, hace aproximadamente 43 años, estoy viendo evolucionar esta especie emblemática de nuestros campos y pieza cinegética de referencia de muchísimos cazadores. Allá por los últimos años setenta, en mi tierra, gracias al esfuerzo de muchos, esta ave era abundante y en general las sociedades de cazadores y los cotos privados la gestionaban razonablemente bien.


La transformación del campo supuso para esta ave un cambio radical. Poco a poco fueron desapareciendo las zonas de ribazos y linderos, fundamentales para el refugio, nidificación y alimentación en sus primeros días de vida, para dar paso a la avaricia de la primera PAC, así como a las grandes superficies de regadío introduciendo nuevos cultivos, hasta ahora desconocidos, tratados con productos químicos, que afectarán a multitud de especies animales. El arranque progresivo del viñedo en vaso, verdadero refugio para la especie en época estival, para sustituirlo por los emparrados de regadío con el consiguiente tratamiento a las plantas, también ha supuesto variaciones que a buen seguro afectan a la perdiz y otras muchas aves esteparias.

Todos empezamos a suspirar por un cambio en la política agraria, por una política que permitiera, o mejor dicho, que exigiera mantener ciertas prácticas para poder acceder al cobro de subvenciones, es decir, lo que se llamó eco-condicionalidad. A buen seguro que, en otros países, estas prácticas se vigilan y se cumplen, y mucho me temo que aquí en España esta vigilancia es muy laxa, por llamarla de alguna manera.

En plena época de eclosión de las nidadas, los agricultores deciden labrar todos los barbechos que eran un bosque de hierba, dando así al traste con un buen número de nidos

En este año 2016, después de ver una primavera lluviosa como hacía años, aunque no ha sido igual en todos sitios —hablo de la provincia de Albacete—, cuando todos nos las prometíamos felices augurando una cría de la perdiz perfecta, puesto que se daban todos los condicionantes —las lindes y baldíos que todavía se mantienen, así como los barbechos rebosantes de buena hierba, para dar cobertura y alimento—, resulta que, en plena época de eclosión de las nidadas, los agricultores deciden —seguramente porque así debe ser— labrar todos los barbechos que eran un bosque de hierba, dando así al traste con un buen número de nidos, tanto de perdiz, como de alcaraván, sisón o cualquiera otra ave que anide en el suelo.

Todas las expectativas creadas se han venido abajo. Contra esto no hay nada que hacer.

Para colmo de adversidades, en estas fechas ha comenzado la recogida del cereal con toda su fuerza y aunque este año, merced a la climatología, ha sido un poco más tardía, beneficiando así a las nidadas de perdiz y otras aves, de manera lamentable e impotente volvemos a ver otra vez la misma historia de siempre, máquinas cosechando por la noche, y empacadores haciendo lo propio. ¡Qué se puede esperar, entonces!

Que nadie se preocupe porque, a buen seguro, al final, la culpa será como siempre de los cazadores

Si a todo ello añadimos una presencia cada vez mayor de zorros, roedores de todo tipo, reptiles, aves rapaces, que en algunos casos no tienen ningún peligro poblacional y, por si fuera poco, la presencia del meloncillo, que ya es notoria en zonas de nuestra región, pues ya me dirán ustedes.

Paralelamente nos anuncia la Consejería de Agricultura la puesta en marcha de un plan de recuperación de nuestra perdiz, pero mucho me temo que, si no se abordan las cuestiones arriba denunciadas, tan solo será una quimera que solo servirá para poner en marcha estudios interminables para contentar a personas o justificar instituciones, mientras la perdiz poco a poco se irá apagando en nuestros campos. Pero que nadie se preocupe porque, a buen seguro, al final, la culpa será como siempre de los cazadores.

Desde la Federación de Caza, que todavía presido, se han elevado estas quejas y peticiones al menos a tres Gobiernos regionales distintos, cada uno en su momento. Es decir, desde hace quince años llevamos denunciando lo mismo con igual resultado, es decir, nada de nada.

Comparte este artículo

Publicidad