Nueva enfermedad hemorrágica del conejo

En 2011 aparecieron en varias granjas españolas unos casos atípicos de la enfermedad hemorrágica (RHD), provocados por una cepa variante de la enfermedad que producía extrañamente la muerte de gazapos, preferentemente de 11 a 40 días, cuando era conocido que la RHD clásica de 1986 no afectaba a gazapos menores de 50 días. Esa cepa variante de la enfermedad se detectó en granjas de Navarra, Aragón, Cataluña y Comunidad Valenciana, además de Galicia y Portugal.


En el campo, el asunto ha sido similar; estábamos en 2012 en muchas comarcas españolas ante una temerosa explosión de las poblaciones de conejos, con un incremento de daños que estaba provocando incluso el abandono de cotos, cuando en menos de un año y por la incidencia de la nueva enfermedad desaparecieron los conejos de muchas de esas zonas donde unos meses antes se lamentaban de tener plaga conejera. Como todo el mundo conoce, el conejo de monte es la base trófica de la cadena alimenticia en el matorral mediterráneo y, además, para los ámbitos cinegéticos, ha sido la especie más cazada de la historia.

Actualmente, tras dos años con la nueva cepa de la enfermedad hemorrágica atípica, estamos en la incertidumbre de conocer si nos encontramos ante una situación de desguace de la cadena trófica, ya sufrida por los cazadores veteranos, por ausencia del conejo en muchos puntos de España, o ante una situación de plaga, como ocurre actualmente en algunas comarcas donde la nueva variante de la enfermedad hemorrágica aún no ha aparecido.

La primera y gran epizootia del conejo se produjo en gran parte de España durante el quinquenio 1955-1960 con la llegada de la mixomatosis en 1954 y la muerte del 90 % de las poblaciones donde llegaba el virus. En aquellas fechas se cazaban en España unos dieciséis millones de conejos. La segunda peste se produjo a partir de 1986 cuando ya estábamos recuperados de la mixomatosis. Llegó a España como la enfermedad hemorrágica vírica del conejo (RHD) en un momento en el que ya se cazaban de nuevo cerca de once millones de conejos (Garrido 2011). La mixomatosis en esta época ya no eliminaba poblaciones enteras porque, según todos los informes documentados, la mayoría de los conejos adultos portaban anticuerpos contra la mixomatosis y habían comenzado las explosiones de conejos en las comunidades más conejeras, por lo que hubo que implantar cada año la caza de descaste de finales de primavera, para reducir daños.

El periodo de incubación de la enfermedad hemorrágica vírica tradicional (RHD) dura de 2 a 3 días con una mortalidad cercana al 100% de los conejos adultos, pero quedan inmunes los gazapos de menos de dos meses. En Australia y Nueva Zelanda fueron introducidos los dos virus como agentes de control biológico del conejo silvestre, ante la desproporcionada plaga que asola esos países de nuestras antípodas, según cita el Dr. Francisco Parra, catedrático de la Universidad de Oviedo.

Una tragedia que se repite

Ambas enfermedades han representado los dos desastres zoológicos y cinegéticos más grandes padecidos en España en los últimos cien años. El problema mayor en este momento es que el conejo está desapareciendo en territorios del lince –el felino más amenazado de mundo–, y del águila imperial. Vamos camino de quedarnos sin conejos en el asentamiento principal del lince: la Sierra de Andújar-Cardeña; en esta zona se ha hecho un muestreo, en la parte del río Guadalmellato, de una docena de conejos y han dado todos positivo al virus variante. Se ha estimado que la población conejera en esa zona de lince se puede haber reducido un 40%, pero eso saldrá a la luz con datos concretos cuando acabe el control y mapeo que ha puesto la Junta de Andalucía en marcha a finales de 2013.

En Doñana nunca ha habido muchos conejos pues está plagado de otros predadores, ni muchos linces, no llega al 20% de la población española, aunque sea el espacio más emblemático. Los técnicos en el manejo del lince consideran una densidad mínima de 2 conejos/Ha para hacer viable la existencia del felino. La falta de conejos provoca la dispersión y ampliación del área de caza del lince que tiene trágicas consecuencias al tener que cruzar las carreteras. El año pasado, principalmente en el 2º semestre, han aumentado las muertes datadas de linces en Andalucía (24) de las cuales 14 fueron por atropellos, que es el doble de siniestros que en los años anteriores. Las muertes son representativas, pues hay en Andalucía unos 320 linces y esa sangría equivale a casi un 8%(Caza Deportiva 2014).

En el campo español la enfermedad también está repartida por doquier y ha llegado a la vez que en las granjas a casi toda España. Esto lo conocemos cada uno en nuestro coto, aunque los gazapos mueran en la hura y no los veamos. Nos confirmó con múltiples datos que la enfermedad ya estaba repartida por toda España, Miguel Delibes Mateos, biólogo del IREC, en una jornada muy ilustrada sobre Diálogos por la Caza Menor que organizó www.cienciaycaza.org en la Escuela de Caza de Castilla y León.

Como ejemplo más representativo de lo que ha ocurrido en el campo español tenemos el caso de Andalucía, que ante el incremento de conejos y daños determinó en julio de 2012 las Zonas de Emergencia Cinegética Temporal que abarcaban cinco provincias: Cádiz, Córdoba, Jaén, Málaga y Sevilla, en las cuales se ampliaba el periodo de caza de manera espectacular desde julio de ese año hasta finales de abril del año siguiente, con todos los días hábiles en esos diez meses.

En julio de 2013 se prorrogó la emergencia para esas provincias y se amplió a Granada con el mismo periodo que el año anterior. Por esas fechas ya había presencia del virus RHDV-N11 en el campo andaluz y la Junta de Andalucía, que había propiciado la emergencia cinegética, ha puesto en marcha a finales de 2013 el Protocolo de Emergencia Sanitaria en las 23 áreas cinegéticas, con la colaboración de la Federación Andaluza (FAC), para que los cazadores informen de la aparición de conejos muertos en el coto, para su recogida y posterior análisis. Para evaluar el nivel de la epizootia se han clasificado los cotos como de mortandad leve (hasta 3 conejos muertos en 24 horas) y grave, más de 3 conejos detectados en un día. En estos momentos se está haciendo el mapa de la enfermedad hemorrágica variante y están conviviendo algunas zonas andaluzas donde se va a seguir con la caza intensiva, con otras en las que no se va a permitir la caza.

Vacunas

Hay una vacuna francesa específica para la RHDV-N11, que resulta bastante cara y hay muchas esperanzas de que, si no se complican las cosas, en julio haya en el mercado otra vacuna de Laboratorios Ovejero, propia para ese virus variante, ya que este prestigioso laboratorio, buen colaborador de los cazadores, presentó a primeros de marzo una solicitud de registro en la Agencia del Medicamento. También he oído que otro laboratorio de infausto recuerdo para los cazadores, está ahora en las fases previas para registrar también otra vacuna de la nueva variante hemorrágica.

A lo mejor llegan sus datos a tiempo en esta ocasión. El MAGRAMA ha abierto un procedimiento de urgencia para la aprobación de las vacunas que se presenten, puesto que la prevalencia del virus variante es muy elevada respecto del clásico de la RHD. Según el artículo citado del Dr. Parra, de 547 muestras analizadas 338 corresponden al nuevo virus variante y sólo 16 al histórico. Situación que me confirma Tomás Rodríguez, gerente de INTERCUN —la organización interprofesional para impulsar al sector cunícola— que me recomienda algo habitual que hacemos los cazadores responsables y están haciendo ahora los andaluces ante esta situación de emergencia sanitaria: aportar muestras para analizar. Animo a todos los cazadores a colaborar y si encuentran un gazapillo muerto recientemente en el campo, que lo envíen a analizar al laboratorio de referencia de su Comunidad Autónoma a través de la guardería o el Servicio de Sanidad Animal de la consejería de agricultura.

Siempre he creído que estas son las medidas adecuadas, aunque los cazadores de Castilla y León no tengamos las mejores experiencias sobre la respuesta a muestras o datos sensibles entregados por nosotros en la Consejería de Agricultura de esta comunidad. Cuanto más sepamos de la enfermedad, más fácil será combatirla. Con el conejo ha habido muchas fluctuaciones pendulares; hemos pasado de la abundancia de conejos y temor por lo que parecía una plaga bíblica, al desánimo por la entrada de estas nuevas variables que nos hacen pensar que el conejo se extingue en muchos territorios. Esta última presunción contrasta con la noticia aparecida a primeros de abril en “La Tribuna de Toledo”, en la que denunciaban hace unos días los agricultores y ganaderos toledanos la plaga de conejos, dando un ultimátum de 15 días a la Junta de Comunidades para que tome iniciativas que solucionen la plaga que está devastando los campos, con diezmas de hasta el 80 % en las siembras.

No sé cuál es la razón, bueno sí, pero el caso es que el conejo cuando empieza a abundar tiene siempre algo que le impide levantar la cabeza; y lo peor es que reparte su mala situación con la perdiz, que queda sola ante la caza y los predadores, y con el águila imperial y el lince que no tienen qué llevarse a la boca.

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