Sabots, ¿realmente funcionan?

Según una de las interpretaciones, la palabra sabotaje —originalmente: sabotage—, proviene del francés ‘sabot’, o zueco de madera, y ésta del antiguo ‘savate’ —zapato— o, más bién, del uso que, en la revolución industrial, hicieron de él los airados trabajadores franceses en huelga, lanzándolo a los engranajes de la maquinaria para inutilizarla.


Vacio
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