Beretta AL391 Urika 2: con cualquier cartucho

Uno de los problemas que frenó durante mucho tiempo la evolución de las escopetas semiautomáticas, y que todos nuestros lectores tienen presente, fue aquello de utilizar un determinado cartucho para el perfecto funcionamiento del arma.


Actualizado
La válvula complementa al émbolo

En las recámaras de 70 mm no se podían introducir los cartuchos mágnum. Por otra parte, las cargas fuertes de 36 gramos resultaban en un retroceso exagerado que producía el deterioro del arma… y del hombro. Las que operaban deliberadamente con recámaras de 76 milímetros (las mágnum) no eran capaces de accionar con las cargas suaves —muchas veces ni siquiera con las consideradas fuertes para las normales de 65 o 70 mm—. Todos conocemos algún veterano cazador que hubo de llevar al armero su escopeta semiautomática para modificarle el orificio de toma de gases y de ese modo poder utilizar sus cartuchos preferidos. Hasta hubo escopetas que de fábrica traían un tornillo regulable que permitía modificar el caudal de gases sangrados del ánima.

Pero, como se dice, tiempo al tiempo, hasta que Beretta diseñó y consiguió hacer operativa una toma de gases que funciona con cualquier carga o cartucho, como hemos podido comprobar para esta entrega. Repasemos un poco de qué se trata.


La válvula autocompenda es el gran acierto de la casa Beretta. Nótese en estas imágenes que una parte del mecanismo está unido al cañón y otra al arma. El conjunto así obtenido realmente funciona.

La toma de gases

El ciclo de disparo semiautomático activado por toma de gases, como su propio nombre indica, desbloquea el cierre mediante la presión de los gases. Al encontrar éstos un orificio en el cañón, los que por allí pasan se ven obligados a cambiar de dirección introduciéndose por el agujero. Enseguida se tropiezan con un émbolo que los frena. Pero este émbolo está ligado a una varilla que, empujada por él, se desplaza y desbloquea el cierre. Es entonces cuando se abre la acción y extrae el cartucho disparado. Enseguida, al cerrarse, alimenta la recámara con otro nuevo, poniendo así el arma en condiciones de tirar otra vez.

Los excedentes abren la válvula al empujar

Pero no son todas ventajas con el sistema descrito; un inconveniente es que toda la presión (que no el caudal) del disparo se equipara en el alojamiento del émbolo con la del cañón, lo que obliga a disponer mecanismos muy robustos que lo sorteen. Con cartuchos de fuerte retroceso éste se hace, además, muy pronunciado. Buscando la mejora de este sistema, han aparecido algunas soluciones; pero, sin duda, la mejor es la que trae esta escopeta Beretta. Se trata de una válvula que, además de lo dicho, reduce el efecto del retroceso.

La válvula de toma de gases


La culata de esta escopeta, que tiene abundante veteado, está lustrada al aceite con impecable terminación, tacto y textura.

La originalidad de este mecanismo reside en tener una válvula que complementa al émbolo.

Los primeros gases que llegan empujan el émbolo desbloqueando el cierre como en las demás. Pero, en ésta, los excedentes abren la válvula al empujar el cuerpo de la misma, e inmediatamente se descubren unas ranuras en la parte inferior de la chimaza y por allí son evacuados al exterior, eliminando toda presión excedente. Para completar este mecanismo, por sí mismo ya completo e independiente de los demás de la escopeta, las ranuras de evacuación están orientadas en sentido transversal al cañón y hacia adelante; de esta forma los gases vuelven a ser redirigidos con una nueva disminución de su velocidad y en una dirección que los aleja de la mano de sujeción. El resultado es exactamente el anunciado por Beretta: menos retroceso, funcionamiento con cualquier carga, extracción de todos los largos de cartucho sin interrupciones y funcionamiento muy suave.


El guardamonte es ergonómico y el gatillo tira recto hacia atrás y no inclinado hacia arriba como en otras escopetas. El seguro de esta Beretta se quita con el mismo dedo, sin necesidad de mover la empuñadura.

Lo dicho ya es suficiente para hacer de la Urika 2 una escopeta singular, pero tiene, además, otras tantas configuraciones que la distinguen.

El primero podría ser el sistema cut-off, un mando ubicado en la parte delantera y por la derecha de la carcasa. Esta disposición no es baladí, ya que, como sabemos, la mayoría de las personas es diestra; por eso los cartuchos los introducimos en el recibidor con esa mano. Una vez que el cargador está completo, con el pulgar, y sin hacer malabarismos, se puede presionar el botón de retenida del referido mando. Veamos cómo funciona:

La Urika 2 es una escopeta singular

Para montar la escopeta —es decir, para insertar el cañón por dentro de la chimaza y ajustar la tuerca frontal, así como para sacar el mismo para limpieza— es necesario hacerlo con el cerrojo en su posición totalmente retrasada y abierta, porque, en caso de querer hacerlo en posición normal, se encuentra la oposición del muelle de percusión y cierre, complicándose la operación. En las escopetas de corredera manual, basta con empujar el guardamanos hacia atrás y dejarlo abierto para hacer el montaje; pero en las semiautomáticas como ésta, la chimaza es fija y no tenemos acceso a la leva que empuja todo el conjunto para abrirlo; así que este cut-off se encarga de dejarla abierta y bloqueada como se necesita.


Trae cinco boquillas de choke a elección y la llave para cambiarlas es de un material que no raya el arma ni deteriora el pavón.

 Ahora bien, en las otras, al echar el cerrojo una vez cargadas, el primer cartucho se mete en la recámara, pero en la Beretta esto no pasa. En primer lugar, mientras que está abierta no se pueden meter cartuchos en el cargador, porque la tapa de la ventana inferior por donde deben entrar se encuentra bloqueada por el mismo cut-off de marras. Al liberarlo se cierra la recámara, pero como no había cartucho disponible, no se carga: cierra en vacío al mismo tiempo que la tapa de la ventana de carga es liberada. Ahora sí, podremos completar el cargador a tope. Sólo cuando sea nuestra intención, al accionar muy voluntariamente el cerrojo hasta atrás del todo, será cuando se introduce el primer cartucho en la recámara.


Este modelo de escopeta viene con dos cantoneras: una rígida y otra de goma, siendo ambas antideslizantes.

Hemos dicho que el sistema cutoff opera cuando abrimos el mecanismo para montar la escopeta, pero también funciona aunque ya esté montada. Es decir, si la llevamos descargada en su funda y disparada para que el muelle del percutor no quede en tensión, al abrirla pasará exactamente igual que como hemos descrito antes. De esta forma es casi imposible que en la Urika se nos escape un tiro involuntario, simplemente porque para disparar necesita de una serie (que no uno solo) de movimientos muy voluntarios.

La última ventaja de este mecanismo es que cuando está operativo (reteniendo el bloque abierto) se ve, a simple y primera vista, si hay cartucho en el cargador, si lo hay en la teja de carga listo para introducirse en la recámara o si no hay ninguno.

Más cosas

Otra particularidad de la Beretta Urica es que la caída y la ventaja no están en la madera de la culata, sino en las arandelas de junta entre ésta y la carcasa de la escopeta. La ventaja es la inclinación hacia afuera (derecha para los diestros y hacia la izquierda para los zurdos) que tiene la cantonera para que, apoyada en el hombro, el cañón caiga justo por delante del ojo y no fuera de la cara en línea recta con el hombro. La caída es la diferencia de altura entre la parte superior de la culata, donde se apoya la mejilla, y la parte superior de la escopeta por donde discurre la banda superior. Esta última siempre está más alta que la otra para que quede a la altura del ojo y no del hombro, como sería el caso si fuera recta.


Izda.: lleva arandelas y suplementos que regulan la caída y la ventaja; trae cinco posibilidades. Dcha.: la arandela es más estrecha por un extremo.

En la Beretta estas dos dimensiones se modifican y regulan mediante unas arandelas que se insertan entre la madera y la carcasa. Estas arandelas tienen sus cuatro extremos, cada uno diferente en espesor. De esta manera, según que se las invierte verticalmente de arriba abajo, modifican la caída; mientras que invirtiéndolas horizontalmente modifican la ventaja (o  también salida) —la misma que en inglés se llama cast-off y que muchos gustan en denominar así—. La recámara deja ver en la pestaña, que la prolonga y que sirve para afianzar el conjunto cuando se monta la escopeta, que está cromada para evitar la corrosión —en realidad lo que sucede es que todo el material del cañón es de acero al cromo molibdeno pretensado y extrusionado, un proceso que lo hace prácticamente indestructible con el uso normal de una escopeta—.


Tiene sistema cut-off que confiere una seguridad inusual y permite manipular el arma sin posibilidades de disparo accidental.

El choke no es fijo, sino intercambiable —de esos que por extensión de una marca que así se llama se conocen como “polychokes”, aunque no lo sean—. Trae cinco boquillas, con lo cual el cazador puede disponer, al menos en teoría, de una escopeta de cada choke para cada situación que se le pueda presentar. Son del tipo de interior quedando completamente inmersos en el cañón sin posibilidad de que sean golpeados involuntariamente desde el exterior. La llave, de material sintético muy rígido, tiene cuatro enganches que utiliza todas las ranuras de las boquillas —en lugar de sólo dos como hacen otras marcas—. Esto redunda en un enganche más robusto para hacer fuerza, sobre todo al retirarlos, ya que siempre se agarran con los disparos.

Además, con este tipo hay que tener cuidado de apretarlos bien al montarlos, porque si entra hollín de la combustión en la rosca por quedar sin ajustar a fondo, por lo que resulta muy difícil de limpiar, teniendo a veces que recurrir al armero (al de la tienda, no al armario).

Disparando

El gatillo sorprende por el desenganche y suelta más propios de una escopeta de pletinas, que de una repetidora. Incluso muchos rifles de mediana calidad, tienen un desenganche más prosaico que el de esta escopeta. Además, llama la atención por el poco recorrido muerto que le queda una vez disparado, que elimina esa sensación de inseguridad y trepidación que es habitual en este sistema.


El retroceso de la Urika 2 es increíblemente similar con cualquier carga y la comodidad de uso es algo muy poco corriente.

El seguro está perfectamente ubicado dentro del  guardamontes y su accionamiento con el mismo dedo del gatillo es todo un acierto. Aunque esta disposición no es nueva, las dimensiones de lo uno y lo otro hacen que se maneje con total comodidad. Se trata, efectivamente, de un mando conocido, pero con un nivel de diseño y ergonomía mejorado. El propio hecho de que al quitarlo, y por tanto poner el arma en posición de disparo, se aprecie claramente un aro rojo por el lado interior, fácil de ver desde la posición de encare, es otro aspecto que corrobora lo dicho en cuanto a diseño. El pistolet (es mejor decir: empuñadura) es increíblemente cómodo y bien dimensionado —en estas escopetas de construcción americana es frecuente encontrar empuñaduras casi verticales, que parecen más la de una pistola que la de un arma larga, u otras tan grandes, que parece que las vaya a usar el mismo King Kong—. El segri-  nado es muy fino y agarra sin deslizar con los diamantes al nivel de la superficie de la madera, lo que impide que se vayan gastando por roce como pasa siempre (con las demás..., ¡claro!). A este tipo lo denomina Beretta como “X-TRA GRAIN” y, para seguir con el segrinado, hay que decir que el de la chimaza es totalmente diferente, teniendo, en lugar de diamantes, unos rombos lapeados que dan una sensación de ligereza al asimiento y suavidad en la mano, que se observa pocas veces en estas maderas anchas que este tipo de arma tiene por obligación. Recordemos que deben alojar en su interior un tubo cargador, en este caso, relleno de cartuchos del calibre 12 con su enorme culote.

El segrinado es muy fino y agarra sin deslizar

La cantonera de goma maciza no parece aportar mucho con respecto al retroceso aplicado en el hombro, ya que este último es suave y progresivo por acción de la válvula y no del accesorio de goma —poniendo la cantonera rígida y estrecha que también traía el ejemplar de esta prueba, no notamos diferencia apreciable—. No obstante, hay que decir algo que muchas veces repetimos: estas cantoneras de goma cumplen la importante función de proteger la madera cuando se apoya el arma en el suelo o el armero (esta vez de armario, no de persona).

Al apoyarla en el hombro el encare resultó un poco bajo y del mismo tipo que lo tienen todas estas escopetas de un solo cañón. Tal como viene es un arma que va mejor a las personas corpulentas, lo cual no quiere decir que no pueda ser adecuada por el armero (el primero) para cualquier otra.

El retroceso, suave, progresivo y tolerable, es similar con cualquier carga que se le ponga. Y hay que decir que la probamos con cartuchos desde los 24 gramos de trap, hasta los 36 de perdiz en gruesa, o los mismos de fina para codorniz... sin ningún fallo ni interrupción. ¡Lo digiere todo!


Lo digiere todo. Probamos esta arma con cargas variadas, desde 24 gramos de trap hasta 36 gramos, y siempre funcionó.

Trae anillas portacorreas que se le pueden poner la trasera en la madera y la delantera en la tuerca de cierre, porque en la chimaza no puede ir, pero nos parece que una escopeta de esta categoría no está destinada a ser llevada en bandolera como un plebeyo rifle —pero esto es ya una cuestión muy personal—.

Venía en un estuche rígido de la casa, con las arandelas de regulación de caída y ventaja, las anillas portacorreas, un frasco de aceite para armas también de la casa;, las llaves y herramientas para cambiar los accesorios, otra cantonera rígida y estrecha, las cuatro boquillas de choke auxiliares, la llave para las mismas, otra varilla empujadora del émbolo, folletos, garantías, libro de instrucciones y algo muy poco habitual: una etiqueta que, a doble cara, comunica las características del arma identificando concretamente el ejemplar del cual se trata. Esto es una verdadera gentileza de Beretta, ya que, en general, y a veces de manera irritante, los folletos de otras marcas suelen ser generales —cuando no genéricos—, que incluyen información incluso no aprovechable con el arma que hemos comprado.

En definitiva, como dijo alguien, una repetidora fuera de serie.

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