¿Qué eliminar primero, modalidades o «cazadores»?

Desde hace tiempo vengo observando algo que se está haciendo muy común entre algunos cazadores: las críticas que hacen de otros compañeros de colectivo por el simple hecho de practicar algunas modalidades de caza que, según ellos, por muy tradicionales que sean, actualmente están fuera de lugar y deben ser abolidas.


Y qué quieren que les diga de esto, que no sea que por tratarse de opiniones personales las respete, pues pienso que las opiniones personales de otras personas deben ser respetadas igual que me gusta que respeten las mías. Otra cosa es que todo el mundo esté de acuerdo o no con ellas y, de forma educada y respetuosa, las debata, pues puntos de vista tengo claro que hay muchos sobre todas las cosas.

Un cazador «pegatiros» es bastante más perjudicial para la caza y especies cazables que cualquier modalidad, sea la que sea

Lo que sí quiero aclarar aquí es que no estoy de acuerdo para nada con los que a veces han dicho que por culpa de esas modalidades que ellos critican por pensar que no son éticas, tenemos a esa parte tan abultada de la sociedad en contra de la caza y cazadores. Y digo esto en base a una razón, a que yo creo que esa parte tan abultada de la sociedad que está tan radicalmente en contra de la caza y cazadores está así porque precisamente no tiene idea de lo que es la caza y, aún menos, de las modalidades o formas en que ésta se practica.

Todavía estoy esperando que algún anti-caza, de los muchos con los que he tenido oportunidad de debatir sobre el tema, me dé una explicación coherente de los motivos por los que está tan en contra de la caza y cazadores. Lo más «coherente» que hasta ahora he podido arrancarle a algún anti-caza, posiblemente haya sido que cazar no está justificado porque hoy día no hay necesidad de cazar para poder comer carne, pero nada más. El resto siempre han sido cosas totalmente absurdas y sin el menor fundamento.

Por lo anterior es por lo que opino que ellos están en contra de todas y cada una de las modalidades de caza porque están en contra de la caza en general y de todos los cazadores sin distinción alguna. Es más, me atrevería a decir que por el simple hecho de colgarnos una escopeta, aunque sólo sea para hacernos una foto de recuerdo con ella, ya nos están viendo como unos asesinos de pobres e indefensos animalitos.

Y esto se puede deber —sólo lo creo, no lo aseguro— a una razón: a lo alejados que están del mundo rural y de la realidad de los animales salvajes que tienen su hábitat en nuestras sierras. No debemos olvidar nunca que la gran mayoría de la población actual vive y se educa en las grandes urbes, y que mucha de esa población tiene animalitos en casa como mascotas, que son con los que yo creo que por desconocimiento relacionan a los salvajes que nosotros abatimos en el campo cazando. Pero es que otros, estoy seguro que incluso los relacionan con los animalitos parlantes y llorones que han visto en algunas películas, de ahí que nos vean hasta como asesinos, pues no pueden entender que a su gatito de angora, periquito, canario o al que habla a través de la pantalla de televisión alguien sea capaz de pegarle un tiro y matarlo.

Por lo anterior es por lo que yo creo que la forma de cambiarles la opinión que tienen sobre la caza a todas esas personas que se han declarado y se siguen declarando totalmente contrarios a ella, no es quitando de en medio ciertas modalidades de caza, sino a través de una campaña informativa de lo que realmente significa ésta para esa «parte del mundo que ellos tienen tan alejada», ya que con esa información, a veces, no siempre, he podido apreciar que es como únicamente se puede «vencer» la opinión que tienen de la caza y del colectivo de cazadores muchos anti-caza.

Habría que decirles —según mi modesta opinión— qué es la caza en realidad; para qué es útil; lo que ésta significa para la economía de mucha gente que incluso nada tiene que ver con ella de forma directa; la cantidad de familias que viven de ella; que gracias a la caza no se van a extinguir muchas especies como se han extinguido ya algunas que no las cazaba nadie y, sobre todo, decirles muy claro que gracias a la gestión que se hace en los cotos privados de caza y al dinero que nace de la caza y los cazadores, sus nietos podrán ver algún día animales vivos en el campo que, de no ser por eso, tendrían que ver sólo en fotos. Lo que pasa es que a ver quien es el que hace esa campaña de información, pues por ahora no veo que nadie esté dispuesto a hacerla de forma efectiva, incluso ni aquellos a los que se les llena la boca diciendo que son nuestros verdaderos representantes y casi salvadores.

La población actual que vive y se educa en las grandes urbes no puede entender que a su gatito de angora, periquito, canario o al que habla a través de la pantalla de televisión alguien sea capaz de pegarle un tiro y matarlo

Otra cosa que siempre he pensado, y que a veces les he dicho a algunos cazadores que critican y están en contra de ciertas modalidades de caza que ellos no ven éticas, es que con esas críticas, de cara a los anti-caza no vamos a conseguir nada, y que además esas críticas sólo las debemos hacer y debatir ante y entre gente capaz de entendernos, pues de lo contrario pueden perjudicar mucho la caza en general, ya que toda la información que le podamos dar de todas y cada una de las modalidades de caza —porque en todas hay que esconder algo— a quien jamás deberíamos dársela, como puede ser a los que algunos llaman «ecolotontos» y a los que tenemos en contra de forma radical por el simple hecho de ser cazadores, las pueden utilizar en cualquier momento para que las autoridades, que a ellos sí los escuchan y a nosotros no, nos hagan tropecientos recortes en todo lo que huela a caza. Pero no sólo en esas modalidades que algunos critican, sino en todas, debido a que ellos no distinguen entre unas y otras, ellos sólo ven y verán siempre caza y cazadores asesinos mientras alguien no los convenza a través de información de algo diferente.

Yo creo, aunque posiblemente esté equivocado, que por el bien de la caza y las especies que normalmente cazamos, lo primero que deberíamos hacer no es precisamente eliminar determinadas modalidades de caza, sino tratar de eliminar de nuestro colectivo a todos aquellos que, practiquen la modalidad que practiquen, son capaces de cargarse cualquier especie por desconocimiento de la misma y de su densidad allá donde la cacen, pues pienso que un cazador no perjudica una especie cazable por el simple hecho de practicar una determinada modalidad para cazarla, sino por la forma que practique cualquiera de ellas y, sobre todo, por lo «ansioso» que sea a la hora de cazar.

Para mí, un cazador que practica la caza de la perdiz al salto, una modalidad muy ética para la gran mayoría, puede ser muy perjudicial para la especie si en vez de dedicarse a gestionarla y censar la población de la misma en su coto para saber hasta donde puede cazarla, se dedica a soltarle tiros a cada bando que levanta hasta acabar con él y con todos los que haya en el coto. Lo mismo que el que caza jabalí en batida o montería, modalidades también bastante éticas para la mayoría de cazadores, y le suelta un tiro a la primera marrana que le pasa por delante seguida de crías, o al final de la temporada con la tripa casi arrastrando por el suelo por su avanzado estado de gestación.

Esa es la primera asignatura que pienso tenemos pendiente los cazadores, la de erradicar del colectivo a estos «cazadores» que, practiquen la modalidad que practiquen, son unos «pegatiros» sin ética y sin nada que los identifique como verdaderos cazadores, y después de eso, ya tendremos tiempo para hablar de modalidades de caza y otras cuestiones, pues para mí un cazador de ese tipo es bastante más perjudicial para la caza y especies cazables que cualquier modalidad, sea la que sea.

Incluso me atrevo a decir que el sentido común, la educación cacera y el conocimiento de las especies cazables que tenga un cazador a la hora de cazar, para mí es mucho más importante que el conocimiento que tenga de las leyes de caza y de los diferentes papelotes que tenga que portar cuando la practica. Digo esto por una razón, porque hay cazadores que con tener claro que tienen derecho a cazar en un coto porque pagan para ello o por la razón que sea, y saber que están cazando en periodo hábil de caza y que tienen todos los papeles en regla, piensan que ya le pueden pegar un tiro a cualquier pieza sin ningún problema y sin hacer daño a ninguna especie, mientras que los que utilizan el conocimiento, la educación cacera y el sentido común a la hora de cazar, saben que esto no es así, que por muy autorizados que estén por la ley a pegarle un tiro a un animal cazable, a veces hay que bajar el cañón del arma y no tirar, aunque la ley nos lo permita, pues saben que a una marrana seguida de crías no se le debe tirar por muy abierta que esté la temporada; que tampoco al final de temporada se debe cazar en muchos lugares el tan escaso conejo por el avanzado estado de gestación en que se encuentran las hembras, eso si ya no han parido muchas y están criando.

Lo mismo que al final de la temporada de caza saben muy bien que deben evitar el tirar —a no ser que haya que hacerlo por motivos que nada tengan que ver con la caza— a una jabalina, pues puede ser que al destriparla nos encontremos con que de un tiro hemos abatido en vez de una, siete piezas, o que los rayones salgan casi corriendo de su tripa por el avanzado estado de gestación en que se puede encontrar, algo muy normal a finales de temporada, cuando además la proporción de hembras de esta especie que se abaten en batidas y monterías, según estadísticas, es la mayor de la temporada por los motivos que no creo que haga falta explicarles.

Y de la tan cacareada ética, pues les digo lo mismo, que cada uno la vemos de diferente forma, motivo por el que jamás voy a discutir sobre ella, pero lo que sí les digo, como ya lo he hecho anteriormente más arriba, es que para mí es bastante peor cazador, y más dañino, el que en un coto, sabiendo que hay 200 perdices, mata a lo largo de la temporada las 200, aunque sea al salto y volando, que el que mata 100 —aunque algunas las haya tirado paradas— y deja las otras 100 vivas para que sigan criando de cara a la conservación de la especie en el coto y en años siguientes se pueda seguir cazando, pues pienso que lo más importante que debe saber un cazador es conservar además de cazar, algo que muchos cazadores de los que practican modalidades muy éticas y muy poco éticas, no tienen ni idea, por desconocer incluso lo que significa la palabra conservación.

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