Están mordiendo la mano que les da de comer

«Estamos manteniendo a la sociedad y seguimos siendo los malos»


El popular SARS-CoV-2, más comúnmente conocido como COVID-19, ni qué decir tiene que ha traído a nuestra sociedad un varapalo en temas de economía y sociales muy serios.

No voy a entrar en el tema de que el Gobierno central haya autorizado la transferencia exactamente de 547.512 euros al sector eco-animalista en plena crisis sanitaria y mundial para investigar métodos alternativos al de la caza para reducir o neutralizar los daños de los animales salvajes, mientras no dan ningún tipo de subvención a los cazadores y ponen todas las trabas posibles, sea o no estado de alarma, cuando son estos los que regulan las proliferaciones de los animales con un coste medio total de 1100 euros por pieza abatida que costean a su cargo frente a una parte de la sociedad tristemente engañada que se aprovecha de la pasión, la cultura y estilo de vida de los cazadores.

Lo que vengo a querer transmitir, si quiero transmitir algo al lector de este artículo, es un pensamiento objetivo con perspectiva amplia el cual la inmensa mayoría de gente residente en España no percibe.

Como me dijo un buen mentor de mi infancia, Isaías Sánchez: «Las cosas llevadas al extremo se ven más claras».

Hace tiempo, el mejor naturalista-cazador de todos los tiempos, Félix Rodríguez de la Fuente, dejó tácito el concepto de que «En la caza la muerte del animal es estrictamente necesaria». Este hecho no engloba solo al ámbito sociocultural de ciertas personas que practican el arte de la caza, sino que también engloba al ámbito económico. Es decir, el único modo de garantizar que un animal no prolifere excesivamente o vuelva a causar daños en el sector de la agricultura, o la ganadería como sucede en las zonas altas del norte de España con el lobo, es cazándolo.

En la pirámide alimenticia de la sociedad mundial, desde que las personas éramos nómadas e íbamos en paños menores, ya que no existían recursos suficientes, la caza siempre ha sido el pilar fundamental e inamovible. Este hecho es muy sencillo de entender: Si los cazadores españoles dejaran de cazar, los agricultores perderían todos los campos productivos, con lo cual la recolección de fruta, verdura, vino, trigo, arroz y tantos y tantos alimentos procedentes de la madre tierra dejarían de estar en las tiendas locales, nacionales e internacionales con marca española.

Conjuntamente con la ganadería, que al no haber cosechas, las ovejas, vacas, gallinas, pavos, cerdos y tantos y tantos animales dejarían de alimentar a la población.

Estas dos secciones abastecen en ámbitos necesarios para la nutrición humana como son la leche, los huevos, los cereales, los vegetales, el pan, las frutas y cada uno de los productos que disponen los supermercados.

Con lo cual, los supermercados españoles dejarían de disponer productos de origen cercano, la palabra clave es CERCANO, comúnmente conocido como comercio de proximidad, el cual desaparecería y supondría que el Estado español dejaría de exportar productos alimenticios del mismo, como son en el ámbito catalán la calidad excelente por el clima y temperatura, la fruta y verdura. Por lo consiguiente supondría la necesidad estatal de importar al país productos extranjeros de lugares donde sí tengan la caza como medio de regulación de especies invasoras. Consecuentemente los precios de los productos se verían tremendamente incrementados, entre otros, por el transporte y aranceles, haciendo una diferencia considerable en la población ya que no toda podría adquirirlos, con lo cual la economía española se vería fatídicamente mermada a niveles tan serios como la pandemia del COVID-19, o incluso más graves, ya que la población no podría alimentarse.

Para concluir: Actualmente cazadores, agricultores, ganaderos, pescadores y apicultores ya estamos empezando a trabajar codo con codo para mostrar a la sociedad el sustento que les brindamos, pero personalmente, y bajo mi humilde opinión, creo que deberíamos incrementar nuestra unión hasta llevarlo a los ámbitos estatales, como son el Congreso y el Senado, puesto que España supone de un sistema bicameral, ya que no tenemos ni voz ni voto en nuestra representación, cuando somos los que mantenemos la economía del país y damos sustento a la población española.

¿Por qué no hacer de este artículo un principio de visión intelectual para que las cosas empiecen a cambiar?

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