Abatir jabalíes viejos con trofeo, difícil mediante cualquier modalidad de caza

Llevo tiempo escuchando a cazadores de los que toman parte en batidas y monterías decir que mediante esas modalidades que ellos practican cada vez es más difícil abatir un jabalí con buen trofeo.


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La causa la encuentran en que los que practican esperas nocturnas abaten a casi todos en ellas. Yo creo que están equivocados o alejados de la realidad, pues los que somos asiduos practicantes de las esperas al jabalí sabemos muy bien que, aunque se abata en ellas una parte de los jabalíes que se cazan anualmente en España, cazar un jabalí con buen trofeo mediante esta modalidad es algo bastante difícil, tanto como puede serlo en batida o montería, así es que, según mi opinión, una cosa es lo que dicen y otra, la realidad.

  Jabalí
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No es tan sencillo

En espera o aguardo, abatir un buen jabalí con trofeo es difícil por muchas razones. La primera, porque no es tan fácil como a muchos les pueda parecer que un jabalí de los que yo llamo generales de sierra entre a un puesto de espera de forma limpia y a las primeras de cambio.

Los viejos jabalíes practican tropecientas estrategias de supervivencia en sus careos nocturnos, por lo que es muy difícil que un cazador —aunque alguna vez le pueda sonar la flauta— los pueda tirar en una espera de forma fácil.

Hay que pasar muchas noches en la sierra bajo la luna sin apretar el gatillo

Pero es que, además, hay algo tan importante o más que lo anterior a la hora de disparar a un buen jabalí en espera que no creo que estemos tantos cazadores dispuestos a cumplirlo, y es que, para hacerlo, al menos en los lugares que yo conozco, hay que pasar muchas noches en la sierra bajo la luna sin apretar el gatillo, aun viendo jabalíes de talla media ante nosotros, si es que realmente queremos que algún día nos entre uno de esos marranos a los que yo llamo generales.

Los generales de sierra

Los viejos jabalíes, lo mismo que en batidas y monterías burlan a los perros entre el monte y a los monteros en los puestos para salvar sus pellejos, durante la noche andan por el campo con gran cautela y sin dar la cara a esos lugares donde los cazadores los esperamos.

Normalmente, pasa mucho tiempo hasta que un buen general se decide a entrar a un comedero u otro tipo de atrayente que le hayamos preparado, incluso a cruzar un paso de los llamados obligados de forma confiada. Estos jabalíes ya viejos y, por tanto, con buen trofeo, antes de pasar o entrar a uno de estos lugares se dedican a observar y ver durante algún tiempo qué les ocurre a los marranchones y piaras que los visitan.

Es común que estos animales no entren tan fácil hasta que hayan visto que otros lo han hecho antes durante un buen tiempo sin que les ocurra nada. Por tanto, un cazador de gatillo flojo, que somos la gran mayoría, según mi opinión, por muchas esperas que haga, raro es que abata un buen jabalí con trofeo, ya que al disparar a otros más pequeños espanta a los grandes generales que, sin dar la cara, están observando lo que ocurre en sus lugares de careo nocturno.

Valorar al jabalí durante la espera

  Jabalí

Por otro lado, en las esperas influyen otros factores que hacen que no resulte sencillo saber qué jabalí de los que nos entran al puesto tiene un buen trofeo o no, como puede ser la falta de luz, que nos dificulta y mucho la apreciación del trofeo del animal que tenemos delante de nosotros, incluso utilizando monoculares nocturnos. De ahí que a veces tengamos grandes equivocaciones a la hora de valorarlo y decidir si le tiramos o no.

En espera, lo mismo que en batidas o monterías, lo que normalmente podemos valorar de un jabalí es su porte o cuerpo, pensando que si es bueno, que si el animal es grande o voluminoso, también lo será su trofeo, algo que en infinidad de ocasiones no concuerda para nada con la realidad. Tanto es así, que en esperas no me cabe duda alguna que se pierden infinidad de buenos trofeos por haber decidido no tirarles, ya que nos entran algunos que despreciamos, sobre todo en la zona sur de nuestra península, y más concretamente en algunas fincas de Sierra Morena, donde se suelen prodigar los llamados arochos por parecernos pequeños y luego resultan ser jabalíes con bocas de impresión, jabalíes de no mucho más de cincuenta o sesenta kilos de peso que ostentan un gran trofeo. Mientras, otras veces, después de haber estado detrás de un jabalí de los de más de cien kilos durante una buena temporada, al abatirlo, nos llevamos una gran desilusión por presentar unos colmillos muy normalitos y hasta casi ridículos para su tamaño, algo que ocurre en ocasiones y que supongo le ha pasado a más de un cazador de los que practican esta modalidad de caza.

Considerar su comportamiento, no su tamaño

Refiriéndome a lo anterior, recuerdo una historia que conté en el número 483 de la revista Trofeo que le había ocurrido a un amigo mío en espera con dos jabalíes, en la que uno de ellos de más de cien kilos que abatió después de estar un buen tiempo detrás él tenía unos colmillos muy normalitos, mientras que el otro, de algo más de sesenta, que según él llevaba despreciando un buen tiempo y que abatió en la misma espera, tenía un trofeo de impresión.

De esto último es de lo que yo saco en conclusión que al ser los jabalíes viejos los que mejores trofeos presentan, aunque su cuerpo en muchos casos no sea el más grande, debemos fijarnos a la hora de decidir si les tiramos o no en una espera no sólo en su tamaño, sino también en su comportamiento.

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El jabalí viejo: así se distingue

Cuando a un jabalí le cuesta entrar a un atrayente u otro cualquier sitio, ramalea por los alrededores dando vueltas tratando de cargarse de aire y haciendo otras cosas para comprobar si hay o no peligros acechándole donde lo esperamos, normalmente suele ser un animal viejo.

Hay que fijarse, además de en el tamaño, en el comportamiento de los demás jabalíes

Aunque también he pensado siempre que es muy útil a la hora de decidir si le tiramos o no a un jabalí que aparece y se pone a comer con los que llegaron antes que él, fijarnos, además de en el tamaño de su cuerpo y en su comportamiento, en las reacciones de los que allí haya ya comiendo, ya que cuando se aproxima un general de sierra a un comedero, los que allí hay, normalmente, miran hacia donde asoma entre el monte y le van dejando que se mueva sin acercarse demasiado a él, eso si no abandonan el lugar al verlo.

Incluso puede que el bicho entre dando leña a todo el que está comiéndose lo que piensa que debe ser para él sólo. Podemos aventurar con claridad que se trata de un animal viejo y con muchos galones colgados, aunque su tamaño corporal no sea exagerado.

Épocas favorables

De todas formas, aunque ya he dicho antes que abatir en espera un jabalí con buen trofeo no es cosa fácil, hay épocas del año en las que los jabalíes viejos suelen descuidar bastante sus tácticas de supervivencia en sus careos o viajes nocturnos, como es el caso de la época en que están en celo, de noviembre a enero más o menos.

Los jabalíes viejos, a pesar de ser muy cuidadosos en sus careos nocturnos en cuanto a utilizar técnicas de supervivencia que los mantengan vivos, en este tiempo las abandonan bastante y, por tanto, se hacen mucho más vulnerables ante el cazador.

No es raro ver a algunos marranos ir tras las piaras como bobos

En esta época del año no es raro ver cómo marranos que jamás se acercarían a las bullas que normalmente llevan las piaras por el monte, ir tras ellas como bobos, incluso antes de ser totalmente de noche, dando el cante de su presencia a todo cazador que los espera y entrándoles al puesto como no lo haría ni un primal de los que se acaban de emancipar de la piara.

Incluso en algunas ocasiones se han visto por Sierra Morena a pleno día en las cercanías de los cortijos detrás de las cerdas ibéricas y han sido abatidos sin dificultad alguna hasta dentro de los corrales.

Aunque también hay una época del año, concretamente en otoño, cuando la bellota madura en las encinas y empieza a caerse de ellas, en que los jabalíes viejos, además de por el celo, se dejan ver más en los terrenos abiertos o con menos monte, concretamente en las zonas adehesadas de las fincas, que es donde normalmente están las encinas que dan ese preciado fruto para ellos, la bellota. Si en esa época registramos bien el terreno y vemos qué encinas están bien tomadas por estos animales para comerse su bellota y nos ponemos en ellas a esperarlos, es fácil que veamos con la luna algunos marranos buenos trotando de encina en encina, buscando la bellota hasta entrarnos a tiro. Esto difícilmente lo hacen en otras épocas del año, en las que suelen ir en sus careos nocturnos mucho más enmontados y sin asomarse tan siquiera a un claro, sobre todo en noches de luna, que es cuando más de lado les dan a las zonas abiertas o despejadas de monte.

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Con lluvias

También en la época de lluvia, hay otros sitios muy buenos para buscar la suerte de abatir un viejo jabalí con trofeo, y es en las bañas que hay entre el monte en pequeños chortales o manantiales que durante la época estival han permanecido secos. Esto se explica porque con la lluvia cogen otra vez agua y les ofrecen a los jabalíes la posibilidad de bañarse y embarrarse en ellas para quitarse de encima esos parásitos que tanto los martirizan.

No debemos olvidar que los marranos viejos, las mejores bañas que toman son las que hay más enmontadas en umbrías y barrancos, ya que son lugares escondidos y en los que no se tienen que destapar demasiado cuando las visitan. Y, si encima esas bañas son de las que están en terrenos arcillosos, mejor que mejor, ya que su barro es pegajoso y compacto y hace que los parásitos se queden pegados a él y, por tanto, paralizados.

¿Qué estamos haciendo mal?

Y, volviendo a lo que comentaba al principio, decirles desde aquí a los que dicen que no abaten jabalíes con buenos trofeos en batidas y monterías porque los abatimos los que hacemos esperas, que como ya he tratado de dejar claro a lo largo de lo que hasta aquí he escrito, los jabalíes viejos y con buen trofeo no se abaten fácilmente ni en batidas o monterías ni tampoco en esperas.

Los jabalíes viejos y con buen trofeo no se abaten fácilmente ni en batidas o monterías ni tampoco en esperas

De ahí que todavía, después un montón de años, desde 1983, nadie haya descolgado del primer puesto del Ranking Nacional el jabalí que abatió con 136,95 puntos Tomás Higuero de Juan en la provincia de Cáceres.

Un jabalí que, al parecer, va a seguir muchos años ahí en todo lo alto, ya que, por ahora, ninguno, después de tanto tiempo, ha llegado a su puntuación, algo que creo se puede deber a que no dejamos que los machos de esta especie cumplan los años necesarios para llegar a tener un buen trofeo. Los abatimos, a través de todas y cada una de las modalidades, mucho antes de que lleguen a la edad oportuna para que su trofeo sea el mejor que pueden alcanzar.

Además, hay muchas manchas de caza en las que no paran de meter perros cada dos por, abatir lo que pueden y espantar aún más de lo que pueden. Y, cuando no meten los perros en esas zonas, pues esperas y más esperas a diario, algo que consigue que, si hay algún jabalí viejo en ellas, al oler una y otra vez los efluvios que dejan los perros en el monte y soportar excesivas molestias en sus careos nocturnos, rápidamente pongan tierra de por medio del lugar.

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¿Qué necesita el jabalí viejo?

No debemos olvidar, que el jabalí viejo quiere tener tres cosas básicas, agua, comida y, sobre todo y como más importante, tranquilidad en la zona en la que suele moverse durante la noche y encamarse durante el día.

Pero es que hay otros lugares donde tienen comida, agua y tranquilidad y tampoco por otras razones se abaten buenos trofeos. Fincas de mayor donde estos animales tan sólo son molestados y cazados una vez al año durante tres o cuatro horas a lo sumo, como es el caso de muchas de las fincas de mayor más emblemáticas de Sierra Morena, donde sí que hay muchos jabalíes viejos de los que ya hasta tendrán caries en sus colmillos.

Estoy seguro de que en algunas umbrías de las que dan al Jándula, tiene que haber jabalíes con trofeos enormes, de los que incluso algunos morirán de viejos en ellas.

Pero, ¿qué ocurre en esas fincas el día de su anual montería? Pues algo muy sencillo, que hay tanto ganado cervuno en ellas que los perros sólo se preocupan de seguir a esas especies con cuernos, ya que no paran de correr delante de ellos de un sitio para otro y dejar rastros por todos sitios, por lo que esos jabalíes viejos se quedan encamados entre el monte o ramaleando por él hasta que pasa el vendaval sin que ningún cazador los llegue a disparar.

Puestos que nadie quiere

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Aunque en esas monterías siempre digo lo mismo: si se pusieran algunos puestos en los lugares donde siempre sale algún que otro buen jabalí, posiblemente se abatiría algún buen trofeo. Pero esos puestos, aunque al preguntar a los monteros cual es para ellos la pieza preferida de mayor en montería digan que el jabalí, no los eligen, quieren puestos con amplios tiraderos en lo limpio, por donde corren muchos venados, gamos y muflones, pero en muy pocos casos los viejos jabalíes, que prefieren para hacerlo zonas sucias por donde pasar inadvertidos.

Si en esas fincas se organizasen puestos en los viajes de escape naturales de estos animales, seguro que más de uno viejo con buen trofeo se abatiría, pero claro, son puestos feos con pequeños claros para tirar y en los que hay que estar toda la montería alerta y pendiente de esos pequeños tiraderos enmarañados o sucios, por los que podemos ver pasar algún buen jabalí.

Pequeños ganchos

Por otro lado, siempre he pensado, que si en esas fincas se cazara el jabalí en pequeños ganchos batiendo zonas no muy extensas y metiendo los perros en ellas unas horas después de haber zapeado los ciervos, gamos y muflones para que los perros se centren más en el jabalí, y colocando los puestos en los lugares de escape naturales de los jabalíes, seguro que sí que se cazarían muchos y buenos jabalíes. Porque haberlos, los hay, lo que pasa es que, según mi opinión, esas fincas se montean siempre pensando en los animales con cuernos más que en otros, por ser lo que realmente buscan y demandan los monteros en ellas.

De ahí es de donde saco en conclusión lo que he dicho más arriba, que los monteros que acuden a esas monterías, aunque digan que su pieza preferida es el jabalí, difícilmente aceptarían ponerse en uno de esos puestos feos y sucios con tiraderos complicados y pequeños para poder tirarlos.

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