Sierra
Para empezar, nada más abrir las puertas, la cola se hizo interminable, ya que alcanzó unas dimensiones que superaron con creces las del recinto que ya es bastante grande. El tiempo de espera hasta llegar a la ventanilla de venta de entradas era de más de una hora, lo que provocó las protestas de algunos de los visitantes a pesar de ser éste un colectivo que está acostumbrado a casi todo.