El collar de impulsos eléctricos
En nuestros oídos resuenan los consejos y hazañas de conocidos (y conocidos de conocidos) que cuentan las alabanzas de esos taratantos euros que invirtieron en el susodicho “collar electrónico”, y les solucionó aquel problema de distancia e indisciplina que tenía con su perro... y que con cuatro “latigazos” solucionaron con la misma facilidad que un mago saca un conejo de la chistera.
Víctor Martínez Esandi | 06/11/2005
Pero, ¿cuántos perros se han quedado sin muestra, sin cobro, rechazan la caza, no salen de los pies y/o un sin fin de taras irreversibles?


De estos casos no se habla y os aseguro que son muchísimos los perros que, pudiendo haber sido unos grandes compañeros de caza, han pasado a ser perros mediocres y/o totalmente nulos para este fin... y todo debido al mal uso de este supuesto mago de magos.
¿Qué es?
Herramienta para el adiestramiento canino, compuesta por un transmisor y un receptor, el cual mandará una descarga eléctrica al perro con la intensidad que previamente hemos seleccionado en el transmisor.
¿Cuál elegir?
En el mercado tenemos un gran abanico de marcas y precios. La experiencia me ha demostrado que, a la hora de comprar, debemos decantarnos por marcas que cuenten con servicio técnico en España y, a ser posible, que sepamos de su buen funcionamiento.

Una vez elegida la marca, en el modelo a elegir tenemos que tener en cuenta la distancia y las intensidades de los mismos.
Personalmente, para los perros de caza, no os recomiendo ningún collar en el cual la distancia entre el transmisor y el receptor sea inferior a 500 metros , ya que debéis contar con que, según sea la zona en la que trabajéis (montes, arboledas, barrancos, etc.), su alcance puede quedarse hasta en menos de la mitad.
Con respecto a las intensidades, elegiremos aquel collar en el que la intensidad mínima sea prácticamente imperceptible, ya que no podemos saber cual será la sensibilidad de nuestro perro. La forma de comprobarlo será poniéndonos los dos polos de receptor en la palma de la mano y, al accionar la corriente mínima, no debemos sentir mas que un pequeño cosquilleo.
Uso y manejo
Antes de empezar a utilizar el collar debemos de tener en cuenta una serie de normas básicas, las cuales marcaran la diferencia entre un buen adiestramiento y uno malo.
Al collar electrónico le podemos dar dos usos claramente diferenciados. Uno será el de corregir a nuestro perro en aquellas situaciones que, por las causas que sean (distancia, jerarquía, etc.), el perro se niegue a obedecer, y para estos casos utilizaremos el collar como una herramienta de reforzamiento negativo.
Y el otro caso será para aquellas situaciones en las cuales deseamos que el perro abandone una actitud que consideremos negativa, no tratando de adiestrar, sino de evitar que el perro haga algo, y en estos casos utilizaremos el collar como castigo.
Para las dos circunstancias seguiremos los mismos procesos, tanto de adaptación al collar como de tiempo de colocación.
Refuerzo negativo
Se trata de mandar la mínima intensidad con la que el perro reaccione, con un impulso constante, hasta que el perro encuentre la salida deseada.
Podemos utilizarlo para ejercicios como la llamada, la búsqueda cruzada, el tierra a distancia, el quieto, etc.
Castigo

Se trata de enviar una descarga severa en el momento justo y en modo “Flas”, de forma que el perro rechace automáticamente esa actitud.
Podemos utilizarlo, entre otras cosas, para que el perro no coma heces, que el perro no beba de los charcos, que no coma nada que no le demos nosotros, que no persiga a los corzos, que no ataque a las ovejas, etc.
Ejemplo: Si nuestro perro se come las heces y queremos evitarlo, deberemos (una vez pasados los 10-15 días de adaptación al collar), justo en el momento en el que valla a coger las heces, mandarle una descarga severa en modo “Flas”.
Lo que buscamos es que el perro piense que el comer heces da un fuerte calambrazo.
Manejo del reforzamiento negativo
El collar electrónico no enseña nada, su utilidad se basa en reforzar aquellos ejercicios de los cuales tenemos la total seguridad de que el perro ya sabe hacer y por la causa que sea se niega a realizar.
Debemos colocar el collar durante 10-15 días cada vez que saquemos al perro, sin darle ningún uso (dejaremos el mando en casa), ya que, de no hacerlo así, es muy fácil que el perro relacione el castigo con el collar y, por lo tanto, estaremos abocados a llevar siempre a nuestro perro con el collar si queremos que nos obedezca.
Una vez que empecemos a trabajar con el collar deberemos sacar a nuestro perro durante los cuatro meses siguientes, con el collar puesto y conectado, aunque el perro realice ya perfectamente el ejercicio mucho tiempo antes.
Si se diera el caso de que durante el cuarto mes el perro nos desobedeciera y tuviéramos que corregirlo con el collar, alargaríamos esta situación un mes más, y así sucesivamente.
En el caso de que nos olvidásemos el collar o, por las circunstancias que fueran (mal funcionamiento, falta de pilas, etc.), no pudiéramos hacer uso de él, evitaremos darle al perro las órdenes de las que no tengamos la total seguridad de que va a obedecer.
Empezaremos a trabajar en espacios que estén libres de distracciones (perros, caza, etc.), metiendo progresivamente éstas según vaya avanzando el adiestramiento.
Es muy posible que cuando pasemos a trabajar en terrenos en los cuales haya caza, la intensidad que hasta ese momento nos ha servido tengamos que subirla si queremos tener la misma respuesta en el perro; esto es algo que deberéis observar in situ.
Jamás utilizaremos el collar si no tenemos el perro a la vista y no sabemos lo que está haciendo. El porqué es muy sencillo: al no tener el perro a la vista no podemos saber si está de muestra, con algún rastro o en alguna actitud que no deseamos corregir y, si en ese momento le mandamos una descarga, es muy posible que el perro pase a rehusar esa situación.
No debemos trabajar con perros extremadamente sensibles o enfermos.

Si al accionar las primeras veces el collar, en su mínima intensidad, observamos reacciones anómalas (chillidos excesivos, que se niegue a andar, se nos ponga detrás, se vaya al coche, etc.), deberemos quitar el collar y trabajar al perro con otros métodos, ya que de no hacerlo así es muy posible que estropeemos al perro.
A ésto, y aunque no tengo ninguna base científica, le añadiría el no trabajar con perras preñadas o durante la lactancia, ya que no sé si puede afectar a los cachorros en algo.
Sólo debemos utilizar el collar como último recurso y después de haberlo intentado todo, y aun así, si tenemos dudas de que si lo que estamos haciendo está bien o mal, automáticamente dejaremos de usarlo para, acto seguido, consultar a un profesional que nos guíe y asesore.
Si por la causa que sea debiéramos volver a utilizar el collar electrónico en un perro en el cual ya lo hemos utilizado, los pasos a seguir serían exactamente los mismos que si no hubiéramos puesto nunca el collar al perro. Pero que sepáis que, si ésto pasara, sería única y exclusivamente culpa vuestra por no haber trabajado con el perro lo suficiente durante o fuera de temporada.
El perro nunca tiene que identificar el castigo ni con el collar ni con la persona que lo esté manejando, para lo cual, después de cada descarga y tras la respuesta positiva del perro, le premiaremos con la voz y con caricias, y durante la descarga y/o antes de ésta no recriminaremos al perro.
Debemos conseguir que el perro piense que es la propia acción de desobedecer la que le castiga.
Por último recordaros que con los perros hay ejercicios fáciles y difíciles, pero ninguno de hoy para mañana, que el conocimiento de lo que estéis haciendo, la constancia y la paciencia, siempre marcará la diferencia entre un buen adiestramiento y uno malo.
Y, con respecto al collar electrónico, me gustaría resumirlo en una frase que en su momento me dijeron dos grandes compañeros, a los que desde aquí aprovecho para mandarles un afectuoso saludo –Gracias Richi, gracias Amando–, y que resume de forma muy clara esta herramienta:
El collar electrónico es como un bisturí, que en manos de un cirujano salva vidas, pero en manos de un albañil mata a cualquiera.
Un saludo y suerte.
Adiestrador de perros de caza
espero al igual que tu, que este artículo sirba para salvar a muchos perros de un gran sufrimiento.
Un abrazo, Charly
Te felicito. Un saludo.
Un abrazo.
Trinxi
Saludos.
Muchísimas gracias por su segura respuesta
Un cordial saludo
Francisco Gil
gracias
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