Namibia recibe el Premio a la Conservación del CIC

Con ocasión de la 11ª Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) en Hyderabad, India, el Consejo Internacional para la Conservación de la Caza y la Fauna Silvestre (CIC) ha honrado a Namibia con el prestigioso Premio CIC Markhor.


La ceremonia de entrega tuvo lugar durante la reunión de alto nivel de la Conferencia, en la que el Ministerio namibio de Medio Ambiente y Turismo (MET) y la Asociación Namibia de Organizaciones de Gestión de los Recursos Naturales Basadas en las Comunidades (NACSO) recibieron conjuntamente el premio por su sobresaliente éxito en la conservación de la vida silvestre. El Premio Markhor del CIC reconoce y celebra el excepcional desempeño en la conservación de personalidades, instituciones privadas y gubernamentales, empresas o proyectos de conservación que vinculen la conservación de la biodiversidad y el bienestar humano a través de la aplicación de los principios de uso sostenible, en particular, la caza, como parte de la vida silvestre y la gestión de los ecosistemas. La clave del éxito y por lo tanto la justificación para el Premio CIC Markhor es la Enmienda a la Ley de Conservación de Namibia de 1996, que ha involucrado al sector privado, incluyendo a las comunidades rurales, para facilitar el uso sostenible de la fauna salvaje en tierras comunales. La caza se cobra en Namibia principalmente como trofeos de caza, captura en vivo y venta, o para la distribución de la carne, y esto se rige por un estricto sistema de cuotas y permisos. La asignación de cuotas a las áreas de conservación comunales se basan en censos y monitoreo regulares de la caza que son realizados por las comunidades locales con el apoyo de MET y organizaciones de sociedad civil. En Namibia, las áreas comunales de conservación (conservancies) han pasado de cuatro en 1998 a 76 en 2012, cubriendo casi el 19 por ciento del país. En la región noroeste de Kunene, la población de la cebra de montaña ( Hartmann´s Mountain Zebra) ha aumentado de una población estimada de 1.000 ejemplares en 1982 a unos 27.000 ejemplares en la actualidad, y la población de elefantes adaptados al desierto ha crecido de unos 150 a aproximadamente 750 en el mismo período. Los leones de Kunene han ampliado su área de distribución y su número, y Namibia cuenta con la mayor población mundial de rinoceronte negro. Estos son algunos de los logros que han decidido en la concesión del premio Markhor al país. En palabras de Bernard Loze, Presidente de la CIC: «No todos los días vemos historias de éxito en el campo de la naturaleza y la conservación de la vida silvestre. Como tal, Namibia debe servir como un buen ejemplo en cuanto a sus enfoques innovadores para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, en particular, su fauna. La caza sostenible sirve como un medio para aliviar la pobreza y promover el desarrollo rural». La Fauna Salvaje se ha convertido en un valioso activo de conservación para las comunidades locales y por lo tanto proporciona un fuerte catalizador para la recuperación de la vida silvestre en las Áreas Comunales de Namibia. Esto a su vez ha provocado que la caza furtiva sea considerada cada vez más como algo socialmente inaceptable. Si bien hay una creciente evidencia de que a nivel mundial y en particular en África, la vida silvestre se encuentra en declive, el ejemplo de Namibia demuestra que esto no es una ley de la naturaleza. Una buena gestión de la vida silvestre y la creación de incentivos para la caza sostenible puede prevenir este problema. Desde que Namibia cuenta con una legislación adecuada y políticas favorables, los números de animales silvestres han crecido de manera exponencial, en tierras privadas y comunales en zonas de conservación por igual. Esto es una reminiscencia del Markhor, una cabra de montaña que en su momento estuvo en peligro de extinción; la población se ha multiplicado en los últimos años gracias a la caza de trofeos de la especie. Namibia nos ha demostrado, una vez más, que la implicación de las poblaciones humanas locales para cuidar y atender a sus propios recursos naturales conduce a la recuperación de las poblaciones de fauna y su conservación para las generaciones venideras.
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