¿Está en peligro la vida salvaje en el Okavango?

Un informe en los diarios South African Mail y The Guardian alerta que no todo está bien entre las 50.000 islas, canales y un número incontable de criaturas de una de las áreas de vida salvaje más abundante en la tierra, y que esa fauna del delta del Okavango está seriamente amenazada.


El periódico dice que un reconocimiento aéreo encargado por el Departamento de Vida Salvaje y Parques Nacionales, y realizado por Michael Chase y Kelly Landen de Elefantes Sin Fronteras, ha visto que 11 especies han experimentado una grave disminución en el delta. Comparando los censos desde 1993, el número de ñus se ha reducido en un 90%; las jirafas en un 65%; los tsessebes en un 83%; los lechwes en un 58% y las cebras en un 53%. También se han reducido en alrededor del 80% los facocheros, kudus, roans y avestruces. Desde 1999 hasta la fecha —sólo en 10 años— el promedio de desaparición de especies en total es de aproximadamente el 61%. «Hay una pérdida catastrófica de vida salvaje», dijo Chase, «y no podemos estar seguros acerca del por qué. Pero una cosa se desprende del reconocimiento aéreo: la fauna del delta tiene problemas». Según el informe, la desaparición de especies es el resultado de «una mezcla compleja de causas locales», incluyendo la invasión humana, las vallas de caza y el furtivismo. Otro factor podría ser los incendios. Según el informe, una gran parte de la zona estudiada al final de la temporada seca de 2010 estaba quemada. «El factor más importante, sin embargo, se ha visto que es la sequía. Con las lluvias torrenciales e inundaciones en la región este año, es difícil imaginar que esta sea la causa. Pero usando los datos de precipitación desde la década de 1920, el censo muestra que la disminución de los animales coincidió con el inicio de un ciclo largo y seco que se inició en 1980 —la más severa jamás registrada— que acaba de romperse. Durante ese tiempo los caudales de agua del río Okavango eran los más bajos desde que comenzaron los registros de datos», dice el informe. Pero los elefantes y los hipopótamos no siguen esta tendencia a la baja. Los hipopótamos se han incrementado constantemente un 6% al año, y la población de elefantes se mantiene estable. «Hemos encontrado que el número de elefantes en el norte de Botswana se ha estabilizado en alrededor de 130.000» según Chase. «Una de las razones es que están regresando a Angola». Se calcula que las tropas de Jonas Savimbi sacrificaron cerca de 150.000 elefantes por su carne y para financiar la guerra civil de Angola con la venta de marfil. Todos los rinocerontes sufrieron la misma suerte. Cuando Elefantes Sin Fronteras inspeccionó el Parque Nacional Luiana en 2001, lacerado por los conflictos, había 38 elefantes, en 2005 habían aumentado a 3.000, y en 2008 el número era de 8.000. ¿Cómo supieron que era seguro regresar a Angola? «El país es recordado por una generación de elefantes que hoy siguen vivos», dijo Chase. «Ellos reconocen las sendas para encontrar agua y comida y el calendario de las diferentes temporadas. Recuerdan donde están los cazadores. En cierto sentido, son refugiados angoleños que regresan a casa». «Los machos son los exploradores, abandonando los alrededores de las áreas de conservación de Botswana en los viajes de exploración. Se mueven desde el delta hasta el río Kwando, cruzan rápidamente la franja de Caprivi por la noche y entran en Angola. Encuentran que es virgen, con poca gente. Se piensa que hay millones de minas terrestres en el sureste de Angola. No sé cómo las evitan —probablemente por el olor— pero lo hacen. Luego regresan en busca de los rebaños familiares». La distancia que recorren los elefantes es asombrosa. Chase y Landen han seguido a un elefante con radiotransmisor que cubrió 32 mil kilómetros en dos años, la mayor distancia jamás registrada para la especie. «Ellos buscan comida y agua», dijo Chase. «Pero también buscan santuarios tranquilos lejos de los seres humanos». «Para que los elefantes sobrevivan, tenemos que establecer corredores seguros, conexiones entre áreas, redes, zonas de dispersión, y Parques transfronterizos. Tenemos que dejar que sus movimientos tracen las líneas que definan los ecosistemas de fauna salvaje. No queda mucho tiempo. Su futuro está en nuestras manos. Tenemos que hacerlo bien y hacerlo ahora, mientras aún tenemos la oportunidad». El reconocimiento sugiere que muchas de las amenazas a los animales provienen de las muertes relacionadas con las cercas, la fragmentación del hábitat y la caza furtiva fuera de las reservas. Señala que si los problemas actuales persisten, las poblaciones de grandes antílopes al norte de Botswana es probable que se mantengan bajas, mientras que las poblaciones de ñus y tsessebes podrían incluso derrumbarse por completo. La única manera de controlar la situación, dice, es llevar a cabo reconocimientos aéreos regulares; de esta manera los administradores de vida salvaje serán capaces de seguir la dinámica de las poblaciones, establecer prioridades y centrarse en las especies que tienen mayor necesidad de atención.
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