Crónicas de caza

Cazan un jabalí de más de 140 kilos tras la desesperada llamada de un agricultor

Andrés, Félix y Paco, junto a otros dos compañeros de caza, acudieron en auxilio del propietario de una finca. Los jabalíes están causando graves daños a sus cultivos. Uno de los responsables pesaba más de 140 kilos.



El agricultor y ganadero encontraba casi cada día sembrados destrozados, portillos y vallas rotos, así como daños en comederos y bebederos de ovejas. A todo esto había que sumar el temor a la posible transmisión de enfermedades por parte de los cochinos.

La caza, actividad esencial, en ayuda de agricultores y ganaderos

Los cazadores no dudaron y acudieron con sus perros especialistas en desencamar conejos a la finca.

Cazaron la zona de la misma manera en la que normalmente realizan la caza del conejo: en mano, batiendo manchas pequeñas de unos 200 metros con las escopetas colocadas en las zonas más claras del monte y en cortados y caminos privados de la finca.

Primeros cochinos

Cuatro o cinco cochinos levantados por los perros lograron eludir ilesos el cerco, ya que abandonaron el monte antes de que los cazadores pudieron ubicarse estratégicamente en los cortaderos.

Pero los perros cortaron el rastro de un enorme jabalí de 140 kilos y con diez centímetros de colmillos asomando sobre su boca.

Tras plantar cara a los podencos, hirió a uno de ellos, que fue atendido en primera instancia por los cazadores y, tras finalizar la jornada, por un veterinario. Su propietario nos confirma que la salud de este valiente no peligra.

Cuestión de experiencia y veteranía

Paco, el veterano de la cuadrilla, abatió al jabalí con una escopeta del calibre 20. Muy experimentado en estas lides y gracias a su pericia como cazador, abatió al cochino de un certero disparo.

Así nos lo cuenta:

«Tras oír que loss podencos habían logrado detener al jabalí y comprobar que este les estaba plantando cara, no dudé en ningún instante. Avisé a los compañeros que iba a adentrarme en el monte para evitar cualquier percance y, tras una veloz carrera que me hacía jadear insistentemente, logré ver al cochino. Cuando lo vi, recuerdo que grité sorprendido por sus enormes dimensiones».

Un certero disparo

El jabalí, al percatarse de su presencia y oír su voz, inició una veloz huida. Pero Paco, con temple y sangre fría, esperó el momento en el que no peligraba la integridad de ninguno de los podencos que lo perseguía. Efectuó un certero disparo que derribó al enorme animal.

Los valientes podencos se abalanzaron todos sobre el cochino entre los gritos de Paco y sus compañeros, que grababan las imágenes presos de la emoción.

El cazador prefirió efectuar un segundo disparo a bocajarro, ya con el cochino prácticamente muerto, sin poner en peligro en ningún momento a los canes.

Un lance que jamás podrán olvidar.

El propietario de la finca les aseguró que no sabía de la existencia de un cochino de semejantes dimensiones en la zona.

Fue una sorpresa para todos.

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